Marcas de primera línea avanzan con fuertes rebajas de precios por la caída en ventas.
En un contexto en el que las ventas en supermercados no se recuperan, gigantes del rubro alimentos y bebidas aplican descuentos y promociones.
Una de las marcas más icónicas del capitalismo tuvo que adaptarse a la nueva realidad del mercado argentino y, pese a resistirse durante más de dos meses, finalmente tuvo que rebajar sus precios para evitar que el producto llegue a la fecha de vencimiento estancado en las góndolas.
Cada día más empresas de primera línea se convencieron que la única forma de recuperar volumen de venta es bajar los precios, dado que además se ven presionadas por las ofertas de empresas pymes más ágiles para acomodarse al nuevo escenario.
Según confirmaron distintos comerciantes, la emblemática Coca Cola lanzó en los últimos días una nueva política de ventas que incluye rebajas entre 15% y 25%, que ya comienza a verse reflejado en los estantes. La propuesta también incluye a sus otras marcas Fanta y Sprite.
«Se les estaban pudriendo en las góndolas», señaló el presidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires, Fernando Savore.
El empresario señaló que «era algo que tenía que pasar», y advirtió: «No podía seguir conviviendo una Coca Cola de $ 3.000 con una Manaos de $700».
En esta línea, Savore también reveló que finalmente Arcor se sumó a la tónica de baja de precios con promociones que fuerzan descuentos promedio de 20%, según los productos.
Se destaca la competencia que, por ejemplo, en el rubro galletitas imprimen marcas como Leiva o Trío, que en algunos casos ofertan productos con precios hasta 40% por debajo de las marcas top, comentó Oscar Cardales dueño de un establecimiento de cercanía en la ciudad de Buenos Aires.
Savore indicó además que se produjeron fuertes bajas en lo que respecta al azúcar: «En diciembre, un kilo de azúcar Ledesma tenía un costo de entre $1.300 y $1.400 y hoy ya se consigue a $ 900». Esto da un precio al consumidor del orden de $1.100 o $1.200.
Esta retracción de la primera marca también obligó a las pymes a seguir el mismo camino y un kilo de azúcar de una marca alternativa pasó de tener un costo de $900 a $600 y por lo tanto se puede conseguir por menos de $1.000 en los comercios de proximidad.
Savore hizo hincapié en las posibilidades que se les están presentando a las pequeñas empresas de ganar mercado colocando sus productos. Tal es el caso del yogurt, donde una propuesta con cereales de La Serenísima tiene un precio de venta de $2.000, mientras que unidades de similar calidad como Yatasto o La Suipachense valen entre $800 o $900.
De acuerdo al relevamiento, en el segmento lácteo es donde las primeras marcas no muestran ninguna flexibilidad en los precios y mantienen aumentos constantes. Incluso en abril añadieron un 5% a los precios de marzo, principalmente en lo que hace a las diferentes clases de quesos.
Entre los productos que mantienen su precio pese a la caída de la demanda, también se encuentra el arroz, donde también se denuncia un faltante.
En este caso los valores de venta para un arroz grano fino se mantiene en el orden de los $2.000 y no se prevén cambios. A diferencia de otros rubros, la falta de alternativas hace que el precio se sostenga.
Otro rubro que se mantiene firme pese a la caída de las ventas es el de productos de limpieza y aseo personal.
«Las dos o tres empresas oligopólicas siguen con los mismos precios, No tocaron nada», explicó Savore.
El representante de los almaceneros calificó a las subas de los dos primeros meses del año como «indiscriminadas» y señaló que fueron las causantes del derrumbe de las ventas. «En marzo nos fue bien», reconoció el empresario y ese mejor resultado vino de la mano de la posibilidad de llevar a sus góndolas las rebajas de las empresas y ofertas de pymes.
Los números oficiales del INDEC dan cuenta de la catástrofe de ventas que se produjo en el arranque del año, al informar que en febrero el despacho por unidades se desplomó 11,4% en forma interanual. Esta caída, se suma a la retracción de 13,9%, que se produjo en enero. De esta forma, el acumulado del primer bimestre marca una baja de 12,7%.
Cabe apuntar que los supermercados cuentan con otro tipo de herramientas para negociar con las grandes empresas y en consecuencia existen diferencias en las promociones o rebajas respecto de los almacenes y autoservicios de proximidad.
El dato llamativo que ofreció el INDEC es que cerca de la mitad de los grandes supermercados consultados para la encuesta sectorial señaló que la situación del negocio «es mala» y un 46,8% la calificó apenas de normal.
En ese mismo informe, dos de cada tres entrevistados admitió que la falta de demanda impide aumentar los precios.
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