Alrededor de las 21:00 horas, niños que caminaban por la zona de avenida Costanera entre calles Florida y Santa Fe encontraron en la vía pública restos óseos.
Se conoció que observaron, primeramente, una mandíbula, aparentemente humana, por lo que de inmediato comunicaron del hecho a una policía que estaba de consigna en una vivienda cercana. La mujer policía concurrió al lugar del hallazgo y constató que dentro de una bolsa , además de la mandíbula, había una costilla y un brazo. Seguidamente, alertó de la situación del SAE 911.
Posteriormente, arribaron efectivos de la Comisaría Décima, División Homicidios y de Trata de Personas como así también la fiscal Antonella Kranevitter.
Trascendió que junto a la bolsa con restos óseos había otra con prendas de vestir.
Como medida se ordenó el traslado de los restos a la morgue judicial y el resguardo del lugar.
Un equipo de cirujanos de la Universidad de Alabama, Estados Unidos, anunció este jueves el trasplante con éxito de riñones de cerdo a un paciente.
La posibilidad de trasplantar órganos de animales a personas se investiga desde hace varios años y ahora es el momento donde se empiezan a conocer los primeros éxitos: un equipo científico estadounidense ha llevado a cabo el segundo trasplante de riñón conocido de un cerdo a un humano, el primero dentro del cuerpo de un receptor con muerte cerebral.
El procedimiento, descrito en un artículo científico publicado este jueves en la revista American Journal of Transplantation, se produce tras la implantación con éxito de un corazón porcino en una persona a principios de este mes. Se espera que los avances en el campo de los llamados xenotrasplantes, o donación de órganos entre especies, puedan resolver algún día la escasez crónica de donaciones de órganos.
Los encargados de este xenotrasplante en fase de ensayo clínico son investigadores de la Facultad de Medicina Heersink, de la Universidad de Alabama en Birmingham (Estados Unidos).
Cuerpo acepta los riñones trasplantados
«Los riñones trasplantados filtraron sangre, produjeron orina y, lo que es más importante, no fueron rechazados inmediatamente», aseguran los investigadores, quienes explican que los órganos siguieron siendo viables hasta el final del experimento, 74 horas después del trasplante.
«Los resultados de hoy son un logro notable para la humanidad y hacen avanzar el xenotrasplante hacia el ámbito clínico», afirma en un comunicado el decano de la Facultad de Medicina Heersink, Selwyn Vickers, para quien también se ha demostrado que la muerte cerebral es un modelo humano preclínico viable para este tipo de experimentos.
Expertos australianos explicaron que se trata de un medicamento antiparasitario, denominado Ivermectin.
Un equipo de investigadores australianos comprobó en cultivos celulares que un medicamento antiparasitario, denominado Ivermectin y disponible en todo el mundo, es capaz de matar al coronavirus en 48 horas.
“Hemos descubierto que incluso una sola dosis podría eliminar todo el virus a las 48 horas y que, además, a las 24 horas se produce una reducción realmente significativa”, revelaron los investigadores de la Universidad de Monash (Melbourne), cuyo trabajo ha sido publicado en la revista Antiviral Research.
Este fármaco, aprobado por la Agencia Americana del Medicamento, también ha demostrado ser eficaz ‘in vitro’ contra una amplia gama de virus, incluidos el VIH, el dengue, la gripe y el Zika. No obstante, los expertos avisaron que los ensayos se tienen que realizar todavía en humanos.
“La ivermectina se usa ampliamente y se considera un medicamento seguro. Necesitamos determinar ahora si la dosis a la que se puede usar en humanos será efectiva, ese es el siguiente paso. En tiempos en los que estamos teniendo una pandemia global y no hay un tratamiento aprobado, si tuviéramos un compuesto que ya estuviera disponible en todo el mundo, eso podría ayudar a la gente antes. Siendo realistas, pasará un tiempo antes de que una vacuna esté ampliamente disponible”, afirmó Kylie Wagstaff, autora principal del estudio.
Aunque se desconoce el mecanismo por el cual ivermectin actúa en el virus, es probable, en función de su acción en otros virus, que funcione para evitar que el virus “atenúe” la capacidad de las células huésped para eliminarlo.
El uso de esta medicina para combatir la COVID-19dependería, según la científica, de los resultados de más pruebas preclínicas y, en última instancia, de ensayos clínicos, conuna financiación que se necesita urgentemente para seguir avanzando en el trabajo.
La ivermectina se ha utilizado ampliamente desde la década de los ’80 para tratar los piojos, sarna y varias otras infecciones causadas por parásitos.
Con este nuevo hallazgo, ya son más de 70 las sustancias que se encuentran en análisis por su potencialidad contra el SARS-CoV-2, pero las que mayores expectativas despertaron, a raíz de algunos estudios preliminares, fue la combinación de la hidroxicloroquina junto al zinc, dos sustancias conocidas y relativamente económicas. Sin embargo, aún no hay confirmaciones científicas cien por ciento fehacientes.
Por años el título de “mejor amigo del humano” ha sido entregado al perro, desplazando totalmente a los gatos de este reconocimiento. Lo anterior, sumándose a la personalidad de los felinos que suele estar relacionada con la independencia.
No obstante, un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Oregón realizó un estudio con objeto de demostrar lo contrario. “Sigue siendo una creencia común que los gatos no son especialmente sociables”, escribieron en un estudio publicado por la revista científica Behavioural Processes, en el que aseguraron que esta creencia nace por la “falta de conocimiento de los estímulos que prefieren los gatos”.
En efecto, el grupo que unió a los investigadores del Departamento de Animales y Psicología de la institución, Kristyn Vitale, Lindsay Mehrkam y Monique Udell, se embarcó en una investigación para demostrar que los gatos sí son amistosos con los humanos.
Para ello, reunieron a 50 gatos domésticos y de refugio, y se les privó momentáneamente a cada uno de comida, contacto con humanos, juguetes y olores agradables. Luego, se les aplicó cada estímulo para saber cuál de ellos preferían por sobre los demás.
Es así como los investigadores descubrieron que gran parte de los mininos preferían interactuar con humanos (50%), antes que jugar, comer o disfrutar de aromas llamativos. En segundo lugar, los autores señalaron que el 37% de los felinos no se resistieron a la comida.
“Cada vez más, la investigación en cuanto a la cognición del gato está proporcionando pruebas de sus complejas habilidades sociocognitivas y de resolución de problemas”, señalaron los autores.
Finalmente, los investigadores llamaron a los dueños de felinos a potenciar sus habilidades sociales de forma correcta y a descubrir cuáles son sus estímulos sociales preferidos.
-Un nuevo estudio que examina los efectos de estrés provocados por los humanos sobre el medio marino muestra que solo el 13% de los océanos puede aún ser considerado silvestre.
-De las restantes zonas vírgenes, gran parte de las cuales se encuentran en alta mar y en los polos, menos del 5 % están protegidas y el cambio climático y los avances tecnológicos podrían amenazarlas.
Un nuevo estudio ha encontrado que los humanos han acabado con la mayoría de las zonas vírgenes de los océanos del mundo.
En el primer mapa mundial de los impactos de los humanos sobre los medios marinos, un equipo de científicos de Australia, Canadá y los Estados Unidos demostró que quedan muy pocos rincones del mundo que no se hayan visto afectados por el transporte marítimo, la minería y la pesca comercial.
Sólo un 13% de los océanos del mundo retiene ecosistemas intactos y están libres de estos impactos —la definición de entorno silvestre marino según el equipo—. Y del restante entorno silvestre bajo el agua, menos del 5% está protegido.
“Sabemos lo valiosos y únicos (que son) los lugares en el océano que no tienen altos niveles de actividad humana”, dijo Kendall Jones, un científico conservacionista con la Wildlife Conservation Society (Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre), en una entrevista. Son el hogar de una amplia variedad de seres vivos, entre ellos muchos de los mayores depredadores del océano, añadió.
Pero a diferencia de nuestro conocimiento de cómo ha desparecido la naturaleza silvestre en la tierra, “no teníamos un mapa mundial real de dónde están esas zonas” en el océano, dijo Jones, que es también un candidato doctoral de la Universidad de Queensland en Australia.
Para desarrollar ese mapa, Jones y sus colegas trazaron las zonas de 19 “factores de estrés” humanos en los océanos del mundo, que van desde la pesca intensiva y el transporte marítimo hasta los factores terrestres como la escorrentía de fertilizantes.
Luego examinaron a fondo una resolución de 1 kilómetro cuadrado y escogieron los lugares en el medio marino que exhibían el menor impacto combinado. Esos lugares equivalían a 54 millones de kilómetros cuadrados, o 13,2% del medio marino.
El equipo también se centró en 16 áreas diferentes en los océanos y descubrió inmensas disparidades en la distribución del entorno silvestre marino. Por ejemplo, partes de los océanos Índico y Pacífico ocupan más de 16 millones de kilómetros cuadrados de zonas silvestres.
Pero el área alrededor del sur de África tiene menos de 2.000 kilómetros cuadrados de zonas silvestres. Jones señaló que los investigadores querían que esta parte del análisis ayudara a identificar “la mejor de las mejores” de las zonas silvestres que quedan en estas áreas como objetivos potenciales para la conservación.
Una plataforma petrolífera en la costa de Brasil.
El estudio, publicado el 23 de julio en la revista Current Biology, destaca la singularidad —pero no la ausencia total— del entorno silvestre marino cerca de poblaciones con alta densidad humana y las zonas costeras. También en estos lugares es donde se encuentran muchas áreas marinas protegidas. Aún podrían albergar especies en peligro de extinción o ecosistemas amenazados, como los arrecifes de coral, afirma Jones, pero muy pocos pueden ser aún consideradas zonas silvestres.
“No estamos diciendo que haya lugares que no merecen protección o medidas de conservación”, dijo. “Sino que argumentamos que también es importante salvar aquellos lugares silvestres que todavía funcionan como si lo fueran”.
Las mayores concentraciones de entorno silvestre aparecen en los polos y en alta mar. De hecho, el desafío de atravesar el hielo marino alrededor de la Antártica y el Ártico y las inmensas distancias que se deben viajar para llegar a puntos distantes en el mar abierto han protegido estas zonas.
Pero Jones sostuvo que los avances tecnológicos estaban permitiendo a los humanos adentrarse más a fondo en los océanos en busca de pescado.
Y el cambio climático está derritiendo los hielos marinos, lo que abre nuevas partes del Ártico, en su día inaccesible, a la pesca y la minería en busca de recursos naturales. Esas amenazas inminentes al entorno silvestre marino sugieren que puede que necesitemos cambiar el rumbo en la protección de estos lugares, dijo Jones.
Una vista aérea de la Gran Barrera de Coral.
Lo comparó a los diferentes enfoques en la asistencia sanitaria. “En este momento, estamos gastando todo nuestro dinero en cirugía cardíaca de urgencia sin ninguna medida preventiva de salud”, manifestó, “por lo que solo estamos trabajando en la sala de emergencia”.
“Estamos diciendo que también deberíamos ir al otro extremo del espectro y salvar estos lugares antes de que alcancen esa fase”.
Eso requerirá cooperación internacional, ya que implica que diferentes países trabajen juntos para proteger partes del océano que están fuera de una única jurisdicción, asegura Jones. Las organizaciones que administran las pesquerías para las regiones del planeta, en vez de países individuales, podrían trabajar juntas para limitar la pesca comercial en las zonas silvestres.
Jones dijo que otro problema es que más de la mitad de toda la pesca en alta mar está subvencionada.
“El gobierno financia estos barcos para que vayan y pesquen en lugares muy remotos, algo que de otra manera no sería posible”, aseguró Jones.
Los autores apuntan que las Naciones Unidas están refinando los detalles para el “Acuerdo de París para los Océanos” mundial. El pacto jurídicamente vinculante está orientado a proteger la biodiversidad en mar abierto, y Jones indica que esperaban que estuviese listo para ser firmado en el 2020.
Acuerdos de esta magnitud podrían ayudar a hacer frente a presiones sobre las que los humanos tienen menos control, como el cambio climático y mantener estas zonas silvestres como refugios esenciales en el futuro.
“Los estudios han mostrado que los lugares intactos con bajos niveles de impacto humano pueden ser más resistentes al cambio climático o la escorrentía terrestre”, sostiene Jones.
“Salvar estos lugares intactos podría ser una buena opción para permitir a las especies y a la biodiversidad adaptarse y recuperarse de esos impactos del cambio climático que no podemos gestionar tan fácilmente”. finaliza.
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