El Gobierno defiende el aumento récord en el presupuesto del hospital pediátrico, pero apunta directamente al “curro burocrático” y la mala gestión interna. La cifra es contundente: más administrativos que médicos.
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El Garrahan se convirtió en el emblema de una salud pública que, pese a recibir más recursos que nunca, no logra mejorar la atención ni las condiciones de su personal médico. Así lo dejó en claro el Gobierno nacional, que incrementó el presupuesto del hospital en un 244% en 2024, llevándolo de $50.000 millones a casi $170.000 millones. Una cifra que, en dólares, equivale a más de 50 millones anuales.
“Esto demuestra claramente una decisión política de invertir en salud”, señalaron desde el Ejecutivo. Pero también dejaron en claro que no se financiará la ineficiencia, ni los “curros” internos que deforman el sistema.
Administrativos por encima de los médicos
El dato que expone el colapso estructural del hospital es tan simple como alarmante: hay 953 empleados administrativos y de operaciones, contra apenas 478 médicos de planta. El doble. Una desproporción que no se explica por necesidades operativas, sino por una acumulación de puestos innecesarios, apañados por años de corporativismo y falta de control.
Desde el Gobierno, reconocen que este desbalance evidencia una mala administración interna que termina por asfixiar al corazón del hospital: los médicos, enfermeros y residentes.
Salarios bajos, jornadas extenuantes y éxodo profesional
En medio de este esquema sobredimensionado, los médicos residentes cobran $797.000 mensuales, por guardias que superan las 60 horas semanales. Esta combinación de bajo salario y exigencia laboral ha generado un creciente éxodo hacia el sector privado, poniendo en riesgo la continuidad del servicio pediátrico más importante del país.
Conciliación obligatoria y diálogo, pero sin soluciones concretas
El Gobierno dictó la conciliación obligatoria para frenar medidas de fuerza, y aseguró que se abrió una instancia de diálogo con los residentes. En la primera reunión, celebrada esta semana, no hubo definiciones sobre mejoras salariales ni condiciones laborales.
En paralelo, desde el 1° de junio comenzará a implementarse un sistema biométrico para controlar el presentismo y se evalúa aplicar un plus por productividad, aunque aún no hay detalles concretos sobre su alcance o financiamiento.
Más plata, pero menos salud
El Garrahan es hoy el símbolo de una paradoja nacional: se multiplica el presupuesto, pero no mejora la atención ni el trato al personal médico. La explicación ya no pasa por la falta de fondos, sino por un esquema viciado de ineficiencia, cargos políticos, intermediarios y estructuras obsoletas que consumen millones sin devolver resultados.
Invertir en salud sí. Pero sin bancar curros ni tapar con plata una mala gestión. Porque la salud pública no se salva con cifras, sino con decisiones valientes.
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