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    Elbis Gilardi presenta a «Salomón, sangre azul» en Brinkmann y Córdoba

    El libro “Salomón, sangre azul” de Elbis Gilardi será presentado el sábado 15 de junio a las 20, en el teatrillo municipal de Brinkmann y el martes 18 de junio a las 18, en la Sala Regino Maders del Palacio Legislativo de Córdoba.


    “Nunca olvides que tu sangre es azul. Sos diferente Salomón, llevas la magia de la palabra en tu alma”, manifiesta la autora Elbis Gilardi nacida en San Guillermo, actualmente radicada en Brinkmann, donde comenzó su prolifera producción literaria recibiendo premios y menciones tanto a nivel nacional como internacional. Alma mater del encuentro nacional de poetas y escritores que se realiza cada mes de agosto en Brinkmann desde hace casi tres décadas. Además coordina los talleres literarios de Brinkmann, Colonia Bossi, Suardi y San Guillermo, integra Sade. A.M.A.

    La obra

    Es la historia de Salomón, un niño de cuatro años que vivía en Grengiol, en el Alto Cantón del Wallis, en Suiza, allá por 1885. Es el principal protagonista; en ese lugar residía con sus padres, su hermano y sus abuelos, también con la tía Crescencia, una joven hermosa y dulce que siembra en el corazón de Salomón el gusto por los cuentos inventados para cada ocasión. Ella, antes de morir le confiesa a Salomón que porta sangre azul, pero no en las venas sino en lo más profundo de su corazón, ese concesión le permitirá ser diferente, sensible y gozar de una descendencia privilegiada. Padecen hambre, frío, y una pobreza que es producto de las inundaciones, la falta de trabajo y el dolor de no avizorar un futuro promisorio. Arribó a la Argentina con sus padres y su hermano mayor. Llegaron a Colonia Esperanza, allí quedaron casi diez años. En esa Colonia nacieron los otros dos hermanos argentinos.


    Luego de ese tiempo se trasladan a vivir a Colonia San Guillermo (Sta Fe). Allí descubre a Lucía, una curandera que se convierte en su abuela postiza, la que lo consiente en todo, incluso cuando viabiliza los medios para que se encuentre con Ana en la “esquina de los espinillos”, un lugar donde confluyen pájaros, flores silvestres y el nacimiento de un amor que durará para toda la vida.


    Salomón es un niño-joven que se interesa por las historias ocultas que se cuentan en ruedas nocturnas de gringos y criollos, de esas instancias orales se entera que existe una leyenda o creencia popular que habla de fantasmas y hechos sobrenaturales, producto de un conjuro maléfico, ya que no se aceptaban casamientos entre gringos y criollos. Aquí se pone en juego el sincretismo cultural, la identidad fragmentada y los prejuicios. El se obsesiona hasta que finalmente descubre el misterio.


    En la novela, recomendada para jóvenes, pero que también puede ser leída por adultos, hay un poco de historia, pero mucha magia, producto de la ficción que se avizora en el libro. Hay un juego de tiempos verbales, no hay linealidad en el discurso, sino más bien el tiempo va y viene para atenuar el sufrimiento que padecieron quienes vinieron a “hacer la América”, pero también para soñar con un abuelo que construyó una hamaca para columpiar las olas y encontrar la luna en cada agujero de la parra cuando el otoño arrasaba las hojas con el arrullo del viento.


    Su madre-María-, tuvo el privilegio de “escucharlo pensar”, cada noche, cuando desde su habitación soñaba con los ojos oscuros de Ana, el gran amor de su vida. Cuando imaginaba un tiempo diferente, una historia nueva, una descendencia como había previsto la tía Crescencia.


    En un párrafo del epílogo, del libro expresa: “Yo te escucho pensar en las noches, cuando el universo va acopiando las constelaciones, te recupero en cada sueño cuando juntos vamos a recoger las flores del campo, cuando las verbenas custodian nuestros tobillos, aprecio tu silencio en medio del recuerdo y venero tu risa, sólo tu risa, porque no recuerdo haberte visto reír a carcajadas, la gente de sangre azul no lo hace, lo imagina, lo piensa, lo tritura; la gente de sangre azul, no lee, lo imprime en el corazón y desde allí le dictan la palabra justa, con olor a cielo, con los auténticos colores de la flor del edelweiss”.