Secretarios generales que conforman la principal central obrera, Carlos Acuña (CGT y SOESGyPE), Gerardo Martínez -(UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Jorge Salinas (UOM), se reunieron con la misión del Fondo Monetario Internacional, encabezada por el economista italiano Roberto Caldarelli.
Según los voceros de la CGT, los sindicalistas pusieron sobre la mesa el panorama social en el país siendo “totalmente negativo y dramático”, y que el futuro «tampoco es muy prometedor». En la misma línea, pidieron «aliviar la situación de los jubilados, uno de los sectores más castigados» de la población, y se mostraron firmes en cuanto a evitar avances sobre la actual legislación laboral.
De acuerdo a lo trascendido, los representantes del Fondo se limitaron a adoptar una posición de escucha, asegurando que la recuperación «recién podría llegar en el segundo trimestre del año próximo», pero todo «dependerá del contexto económico mundial y de la situación política interna del país, que podría afectar el desarrollo de la actividad».
Los directivos del organismo auditarán la política económica del Gobierno durante esta semana. En diciembre habilitarían otros U$S 7700 millones.
La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) continuó este lunes con su agenda de evaluación de la política económica del Gobierno con encuentros con los equipos técnicos del Banco Central.
Los representantes del organismo se reunieron con funcionarios de la autoridad monetaria para monitorear los resultados de la aplicación de la nueva banda cambiaria, la evolución del dólar y la evolución de la base monetaria, cuya meta fue sobrecumplida en octubre por la entidad.
La misión que encabeza el economista italiano Roberto Cardarelli tiene previsto reunirse con el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, aunque voceros del Banco Central señalaron que aún no tienen fecha. El encuentro se realizaría antes del viernes próximo cuando los integrantes de la segunda misión abandonen el país. La visita es el paso previo para autorizar el desembolso de unos u$s7700 millones el mes que viene.
El Ministerio de Hacienda señaló que la misión del FMI ya completó sus reuniones con funcionarios de Hacienda, y que por el momento no está en agenda una reunión con el ministro Nicolás Dujovne, aunque no se descarta que se vean.
En marzo, luego de la tercera revisión del programa con la llegada de una nueva misión, se efectuará el cuarto desembolso, por alrededor de u$s11 000 millones, de acuerdo al nuevo cronograma de envíos acordado con el Fondo.
Antes de su partida los técnicos podrían reunirse con organizaciones sociales y legisladores, pero estaría descartado un encuentro con la CGT, según trascendió en fuentes de la misión.
Cardarelli continúa con los trabajos de monitoreo de las cuentas públicas luego de que el fin de semana diera un respaldo a la política oficial al afirmar que las medidas económicas lograron «bajar las expectativas inflacionarias», y pronosticó que en el tercer trimestre del año próximo comenzará a reactivarse la actividad.
No obstante, el economista italiano advirtió que «el cuarto trimestre será el peor», al advertir sobre las consecuencias recesivas del acuerdo que el país firmó con el organismo.
Entidades que entren fondos del exterior y permanezcan menos de un año en el país deberán inmovilizar una parte del dinero. Según analistas, la medida hace menos atractivo el carry trade que otorgaba ganancias rápidas en divisa por las altas tasas en pesos.
Con el dólar al filo del piso de la banda de flotación, el Banco Central tomó una medida para desalentar el ingreso de capitales «golondrina» al país: subió los encajes para aquellas entidades que ingresen fondos del exterior y permanezcan menos de un año en activos financieros argentinos.
Así surge de la comunicación «A» 6595 del Banco Central, que entró en vigencia este viernes, mientras el dólar mayorista bajaba a $35,40 y se acomodaba a escasos 7 centavos de la banda inferior de flotación, el piso que habilita a la autoridad monetaria a comprar divisas para sumar reservas y desalentar una mayor apreciación cambiaria.
La comunicación en cuestión impone encajes del 23 por ciento a los fondos que traigan dólares a menos de 30 días de plazo, del 17% a los que ingresen divisas y las retiren entre los 30 y 59 días siguientes; del 11% a quienes permanezcan entre 60 y 89 días, del 5% a quienes lo hagan entre 90 y 179 días; y del 2% a los que permanezcan menos de 365 días. Los capitales que se queden más de un año seguirán con encaje 0, como en la actualidad.
Los encajes son requisitos de inmovilizar efectivo. De cada 100 dólares que ingresen para invertir en activos financieros, los fondos deberán dejar 23 por ciento sin invertir, si permanecen menos de un mes. Eso restringe el carry trade; la posibilidad de traer dólares de corto plazo, pasarlos a pesos, invertir en activos con altas tasas de interés en moneda nacional y luego irse del país.
«Esto pone una barrera a la entrada de fondos para desalentar el carry trade», dijo Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit.
En el Banco Central, en tanto, aclararon que la regulación no limita el movimiento de capitales. «Esta medida no afecta la posibilidad de que cualquier individuo residente o no residente realice plazos fijos o adquiera Lecaps», indicaron.
Con el desarme del cepo cambiario, a comienzos de 2016, el Banco Central, bajo la conducción de Federico Sturzenegger, también eliminó prácticamente toda restricción al ingreso de capitales. Así, fondos del exterior volvieron al país y se posicionaron en activos financieros en pesos, como Lebac.
El desarme de Lebac, allá por fines de abril de este año, fue el inicio de la corrida cambiaria que la autoridad monetaria recién pudo controlar en septiembre, con dos presidentes de por medio y un acuerdo con el FMI renegociado, que implicó una dura política monetaria y el esquema de bandas de flotación.
Al inmovilizar una parte del dinero de fondos de inversión, el Banco Central le pone algo de «ruido» a la apreciación cambiaria, según Carugati. «No sé si habrá un cambio notorio, pero por ahí se muestra la preocupación para evitar una fuerte apreciación» del peso, consideró el economista.
«Esto sale justo cuando el Banco Central debería empezar a intervenir» mediante la compra de moneda extranjera, añadió.
En el Banco Central, en tanto, indicaron que la medida significa «una homogeneización de los requisitos de liquidez que exigimos para distintas formas de fondeo internacional de los bancos», ya que «había una distorsión», y que «no busca desalentar» la llegada de fondos del extranjero.
«Si un banco se fondeaba en el exterior con una Obligación Negociable (ON) en dólares a menos de 30 días, tenía que poner 23% de encaje. Pero si, en vez de hacerlo con una ON, lo hacía recibiendo un préstamo, no tenía que poner nada», indicaron.
El vocero del organismo, Gerry Rice, destacó la implementación de las primeras medidas del acuerdo. Qué dijo sobre una eventual reelección de Mauricio Macri.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que «confía» en la implementación del plan económico acordado con el Gobierno de Mauricio Macri para la Argentina, destacó «progresos» como la media sanción del Presupuesto en Diputados y confirmó que un equipo técnico volverá a desembarcar en Buenos Aires en las próximas semanas.
Gerry Rice, vocero del organismo multilateral, aseguró que las medidas acordadas con la Casa Rosada lograrán estabilizar la economía de la Argentina, después de cinco meses de tensión por la crisis cambiaria.
«Ahora es tiempo de la implementación, hubo buenos progresos y esperamos que continúen», dijo el vocero del FMI en una conferencia de prensa de media hora en la sede central del organismo en Washington.
Rice explicó que los integrantes del Directorio Ejecutivo del FMI que aprobaron la semana pasada el nuevo acuerdo «confían en la implementación sostenida de las políticas que apuntalen el programa».
Al ser consultado sobre la continuidad de Mauricio Macri en la Presidencia tras las elecciones del año próximo, el vocero del FMI dijo: «Nosotros no nos metemos en política, nos concentramos en la economía, pero ahora claramente lo que importa es la implementación. Ya tenemos el programa financiero, un acuerdo sobre medidas», comenzó.
«Yo diría que tenemos confianza de que una implementación constante de las políticas, más un apoyo internacional va a ayudar al país a retornar a la estabilidad macroeconómica y explotar su potencial económico para el beneficio de todos los argentinos, que es claramente el objetivo», concluyó.
El vocero del Fondo indicó también que en dos semanas llegará una nueva misión a Buenos Aires para continuar con la evaluación de la marcha de la economía, el programa monetario y el tipo de cambio.
El pasado 26 de octubre el directorio ejecutivo del FMI aprobó la ampliación del acuerdo stand by con la Argentina hasta los u$s56 300 millones que ya liberó u$s5631 millones. Le seguirá otro desembolso de u$s7600 millones en diciembre y otro de casi u$s11 000 millones en marzo.
Así, el Gobierno nacional recibirá poco más de u$s24 000 millones en el momento más duro de la recesión económica. Luego habrá dos pagos adicionales de u$s5400 millones cada uno en junio y septiembre de 2019.
El Board del Fondo Monetario Internacional (FMI) trató este viernes en Washington la extensión del crédito para la Argentina para llevarlo a un total USD 56.300 millones, anunciados un mes atrás, a desembolsar por tramos durante un plazo de 36 meses.
En un breve comunicado, la entidad indicó que el directorio «concluyó el día de hoy la primera revisión del desempeño económico de la Argentina en virtud del Acuerdo Stand-By de 36 meses que fue aprobado el 20 de junio de 2018″.
«La conclusión de la revisión permite a las autoridades obtener aproximadamente USD 5.700 millones, lo que eleva los desembolsos totales desde junio hasta aproximadamente a USD 20.400 millones», refirió.
«El Directorio Ejecutivo también aprobó una ampliación del Acuerdo Stand-By que incrementa el acceso hasta aproximadamente USD 56.300 millones», añadió, a la vez que aclaró que «las autoridades (argentinas) han solicitado usar este financiamiento del FMI como apoyo presupuestario».
En medio de las negociaciones con el FMI y a la espera de la sanción del Presupuesto 2019, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció este mediodía que el déficit fiscal de septiembre cayó un 27,1 por ciento en comparación con el mismo mes del año pasado, a la espera de las nuevas metas para el déficit público que espera el organismo internacional. La renegociación del acuerdo con el FMI para ampliar el auxilio a la Argentina obliga al gobierno de Cambiemos a cumplir con la meta del “déficit cero».
En septiembre los recursos crecieron a un ritmo del 36,6 por ciento anual mientras que los gastos del Estado se expandieron 26,5 por ciento, «muy por debajo de la tasa anual de inflación del mes, cercana al 40 por ciento», puntualizó Dujovne, quien calificó como “inédita” la baja en gastos que está realizando el país “en estos años del presidente Macri”.
«El resultado primario es 27 por ciento inferior en términos nominales», agregó respecto al ajuste fiscal desde el microcine del Palacio de Hacienda, acompañado por el secretario de Política Económica, Miguel Braun, y el secretario de Hacienda, Rodrigo Pena. Mientras los despidos se replicaban en el Estado, las cuentas públicas habían registrado en agosto pasado un déficit primario, aquél que no incluye el pago de deuda, de 10.356 millones de pesos, que resultó un 58 por ciento menor respecto de igual mes del año anterior.
Al ser consultado sobre la injerencia del FMI en las nuevas metas de ajuste fiscal planteadas, el ministro de Economía señaló que el diálogo con la entidad «es permanente pero somos nosotros los que decidimos de qué manera alcanzamos nuestro objetivo de equilibrio primario presupuestario el año próximo «, a pesar de que el flamante delegado permanente del FMI en el país, Trevor Allayne, tendrá una oficina en el Banco Central que controlará de cerca que el gobierno de Mauricio Macri cumpla el ajuste acordado.
«Los desembolsos van a empezar a llegar al otro día de votado el acuerdo por el directorio», anunció el ministro, confiado en que el FMI apruebe el nuevo acuerdo al que tuvo que recurrir de emergencia el Gobierno en medio de la corrida cambiaria.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, participó del Nº54 encuentro empresarial en Mar del Plata «Coloquio de Idea», donde habló sobre cuestiones económicas como la inflación y lo que se viene para el año entrante.
«La inflación está desacelerándose. Lo vemos en los datos diarios, la política monetaria está haciendo efecto. Al comercio exterior, que va bien, le sigue la recuperación del salario real», aseguró.
El ministro se refirió al pronóstico menos optimista del FMI sobre la Argentina y señaló: «Espero que las proyecciones del Fondo no tengan razón». Además, agregó que el próximo viernes se aprobará el acuerdo y que luego «habrá desembolsos trimestrales de dólares para el Tesoro que tendrían que descomprimir el mercado cambiario. Esos desembolsos totales suman casi USD 30.000 millones, USD 23.000 millones del Fondo. Y los pagos en dólares de Argentina son muy inferiores a esas cifras. Nosotros estamos muy activos en el mercado, la semana pasada colocamos $75 millones en Lecabs».
«Hemos cerrado el problema financiero de este año y con lo que pondremos los próximos meses, estaremos avanzando sobre el 2020. Vamos a contar con un capital de trabajo para brindarnos de eventuales shocks externos que la Argentina no tuvo nunca. Esta es una situación inédita», dijo y reiteró que «este es el programa del gobierno argentino, no del Fondo».
Nicolás Dujovne en el Coloquio de Idea.
Dujovne destacó que las inflaciones de septiembre y octubre van a marcar el pico del año y que «el atraso de precios originó esa situación».
«Proyectar con estos números es mirar el futuro con el espejo retrovisor. La política monetaria es muy dura, pero fácil de entender: mantener la base estable para reanclar las expectativas», detalló.
En tanto, subrayó que «los resultados del corto plazo de este año no eran los esperados», pero instó a mirar el «cambio de ritmo» y «la corrección macroeconómica que hizo la Argentina».
«Vamos a ver una recuperación del año próximo. Vamos a ir mejorando. En promedio los números no serán demasiado buenos, aunque secuencialmente veamos un sendero de recuperación», puntualizó Dujovne al exponer en el hotel Sheraton de Mar del Plata.
El Gobierno sintió el impacto de las declaraciones que realizó el día de ayer el líder del Frente Renovador Sergio Massa, quien indicó que «el próximo Gobierno deberá renegociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional».
El que apuntó fuerte contra Massa fue el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne: «El acuerdo que está teniendo la Argentina con el Fondo Monetario Internacional es de un país, no es un acuerdo de Cambiemos. Por lo tanto, en nada ayuda que un dirigente de la oposición haga estas declaraciones», indicó.
Sergio Massa en el Wilson Center-Washington.
A su modo, el ministro lo trató de irresponsable. Dijo Dujovne: «Considero que estas declaraciones no guardan la responsabilidad que tendría que tener un dirigente político que pretende tener cierta envergadura como el ex diputado Massa».
Este fin de semana, durante su gira por EE.UU., donde disertó en la Universidad de Georgetown, Massa pidió «leer la letra chica» del acuerdo y pronosticó que «el gobierno que viene deberá renegociar la deuda, sin duda». «Hay que rediscutir con el FMI la situación. Cuando mirás la cartera de deuda, la hipoteca más grande la dejaron con el usurero», cuestionó, en diálogo con corresponsales argentinos.
Con todo, Dujovne sostuvo que, aunque «no ayuda» lo que dijo Massa, «no va a ser un obstáculo para que la Argentina tenga su acuerdo con el Fondo».
La respuesta del massismo, llegó unas horas después, en boca del «equipo económico», que integran, entre otros, Marco Lavagna, Aldo Pignanelli, Matías Tombolini y José de Mendiguren.
Massa junto a su equipo económico.
“Lo que no ayuda es haber desilusionado a millones de argentinos con promesas que no se cumplieron”, comienza el comunicado del Frente Renovador, que se repite en su enunciación. “Lo que no ayuda es el tarifazo que destruye hogares comercios y pymes en beneficio de 10 amigos empresarios. Lo que no ayuda es destruir sueldos y jubilaciones con una inflación galopante. Lo que no ayuda es dejar sin crédito a pymes y comercios por apostar a la timba financiera y no a la producción. Lo que no ayuda fue abrir importaciones indiscriminadas destruyendo trabajo argentino”, añaden.
Y concluyen: “Lo que no ayuda es pensar el presupuesto y las medidas mirando al Fondo y al mercado, y no al changuito del supermercado; es endeudar a 4 generaciones de argentinos sin decir para qué es la deuda; es anunciar acuerdos con el FMI sin contarle a los argentinos de que tratan escondiendo el acuerdo”.
Trevor Alleyne es el economista que fue designado por el FMI como «representante residente» en la Argentina. Su desembarco está previsto para fin de noviembre. Sin embargo, aún queda un detalle no menor sin resolver: dónde tendrá su oficina. El tema, aunque resulte extraño, está generando un cortocircuito entre el Gobierno y el Fondo, justo antes de que el directorio del organismo apruebe en Washington un nuevo acuerdo por USD 57.000 millones.
El foco de este conflicto surge a partir de un pedido realizado por el organismo: que la oficina del FMI en Buenos Aires funcione en forma «temporal» dentro del Banco Central. Se trata de algo habitual en las últimas décadas. Siempre las representaciones del Fondo en Buenos Aires funcionaron desde fines de la década de 1950 en el BCRA, desde la época del primer acuerdo alcanzado durante la presidencia de Arturo Frondizi.
La excepción fue después del default declarado en 2001, cuando abrió una oficina en Paraguay y Libertad, a pocas cuadras del microcentro. Luego fue cerrada, cuando el gobierno de Néstor Kirchner decidió cancelar la deuda de casi USD 10.000 millones que mantenía con el Fondo.
Históricamente la oficina del FMI funcionó dentro del Banco Central. Eso cambió después de la crisis del 2001, cuando abrió una sede propia en Libertad y Paraguay, a pocas cuadras del microcentro.
Sin embargo, a pesar de estos antecedentes, por ahora el Gobierno no confirmó al FMI que efectivamente está dispuesto a prestar una oficina dentro del Central para que funcione la nueva representación permanente del Fondo en el país. «Recibimos el pedido, pero todavía no le dimos ninguna respuesta», reconocen fuentes del Central.
Desde Washington, por otra parte, aclaran que la oficina dentro del Central para el FMI sería «temporal» hasta que más adelante consigan una nueva locación en el centro porteño. Por otra parte no tendría sentido apurarse tanto. Alleyne, de origen jamaiquino y más de 25 años de trayectoria en el Fondo, llegaría a fin de noviembre. Pero a las pocas semanas se volvería a Washington para pasar las fiestas, con lo cual recién estaría volviendo a Buenos Aires a fines de enero.
El Fondo solicitó que “temporariamente” la oficina del nuevo representante funcione en el BCRA. Sin embargo, el Gobierno duda por la imagen política de tener al organismo “adentro”
El Gobierno no aclara por qué aún no han respondido al pedido del Fondo. Pero todo indica que en realidad lo que está pesando a la hora de dar el visto bueno tiene que ver con la lectura política que podría ocurrir si los técnicos del organismo desembarcan directamente en el Central. No lo dicen, pero la sugerencia del equipo económico es que el representante del FMI y sus colaboradores tengan en realidad un espacio propio, tal como sucedió después del 2001.
Se espera, por otra parte, que el desembarco del FMI en Buenos Aires se prolongue por mucho tiempo. Los desembolsos del organismo previstos en el acuerdo se prolongarán hasta el 2020, pero luego el Gobierno debe devolver esos préstamos, por lo que la relación prácticamente se prolongará por una década.
El representante del Frente Renovador, desde el Centro Internacional Wilson Center (Washington – Estados Unidos), realizó fuertes declaraciones acerca de la situación política en Argentina y del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (al que calificó de «horrible»).
La entrevista se dio en el marco de un ciclo de encuentros con los posibles candidatos presidenciales para 2019.
Sergió Massa brindando la entrevista en Washington.
«En el diagnóstico de la Argentina no podemos dejar de mirar cómo vamos a resolver este permanente recorrido de importar deuda y exportar ahorro. Es un punto central y tiene que ver con el que quizá sea el más grande de los errores cometidos en el último año por el Gobierno, que es el haber recurrido al endeudamiento en el Fondo Monetario Internacional en lugar de recurrir a la capacidad y la confianza de los argentinos» señaló Massa. Y enfatizó: «El próximo gobierno va a tener que poner sobre la mesa la política monetaria y la política de crédito como factores centrales en cualquier acuerdo», y remarcó, «porque el acuerdo tal como está lo único que hace es delegar esas políticas en el directorio del Fondo Monetario».
Massa habló durante unos 45 minutos en el Wilson Center. Delineó allí los próximos desafíos del país, que ordenó en siete ejes sobre los que cree necesario alcanzar acuerdos básicos: educación, estabilidad tributaria, federalismo, seguridad, medio ambiente, trabajo e igualdad de derechos para la mujer. En algunas de esas áreas, dijo, el Gobierno dejó deudas importantes porque «se encerró en su soberbia y en creer que podía resolver los problemas solo, sin buscar consensos, con fórmulas y recetas viejas, que ya habían fracasado en la Argentina».
Su agenda en la capital norteamericana incluyó también un encuentro con inversores, a los que instó a apostar por proyectos productivos en el país, que contribuyan a «exportar trabajo argentino» como valor agregado. Luego brindó una charla abierta con estudiantes de la Universidad de Georgetown.
Trevor Alleyne, un jamaiquino con más de 25 años de trayectoria en el FMI, será el representante encargado de dirigir la oficina que se abrirá en Buenos Aires, en Noviembre. De esta forma se transforma en el punto de contacto entre el Gobierno local y el Fondo, principal responsable de monitorear día a día si se cumple con las metas del «doble cero»: es decir equilibrio fiscal y nula expansión monetaria. La misión del FMI que estuvo en Buenos Aires en agosto hizo base en oficinas prestadas por el Central ya allí se instalará Alleyne en su desembarco oficial. Luego, el nuevo representante en Buenos Aires tendrá un despacho propio. Todavía no se sabe dónde estará, aunque se descuenta que será a pocas cuadras del Central y de Hacienda.
Trevor Alleyne (izquierda de la foto).
Además está la misión que sigue el caso argentino, que es encabezada por RobertoCardarelli, y que realizará visitas trimestrales para ir monitoreando que se cumpla con los compromisos. La próxima estaría prevista en noviembre.
El Fondo –según destacan en Washington– tiene oficinas propias en alrededor de 70 países, algunos que cuentan con un programa financiero y otros que no, por ejemplo Brasil y China.
Se supone que antes antes de fin de mes el directorio del organismo dará su visto bueno del nuevo paquete de ayuda financiera, que suma USD 57.000 millones. De ese total, USD 15.000 ya fueron desembolsados, USD 13.400 millones llegarán antes de fin de año, USD 22.000 millones serán «gatillados» en 2019 y el resto en 2020. Pero todo dependerá de la «buena letra» que haga el Gobierno a la hora de cumplir con los compromisos asumidos desde el punto de vista fiscal y monetario.
Final de una semana intensa que anudó un nuevo cambio en la conducción del Banco Central, el acuerdo con el FMI y otra escalada del dólar. ¿Cómo queda plantado Nicolás Dujovne? Parece claro que logró consolidarse en medio de la crisis y que insinúa rasgos de un ministro de Economía a la vieja usanza, pero nada de superministro, condición que la tradición asocia de manera directa al éxito. La ecuación entonces podría ser la siguiente: Dujovne está más sólido en su puesto, aunque frente a su prueba mayor y definitoria.
El resultado se verá con los días, al margen de internas y del eco de experiencias que desaconsejan el encumbramiento desmedido de funcionarios. Dujovne está mejor plantado en un área que sin dudas –por efecto de la crisis económica y social pero además por convicciones presidenciales que entraron en crisis- acumula el mayor registro de cambios y caídas. Con todo, el último rearmado de gabinete, en la práctica, no alteró sustancialmente los equilibrios políticos internos.
Macri terminó inclinándose por la reducción de la cifra de ministerios, pero privilegiando el objetivo de achicar el número y generando algunas subordinaciones formales de áreas, que bajaron al escalón de secretarías, a todas luces apresuradas y discutibles. De todos modos, el dato saliente y con formato de pregunta después de aquel reacomodamiento fue a cuántos centímetros del precipicio había quedado el jefe de Hacienda. Mala señal, de debilidad, frente al cuadro agravado de la crisis.
El manejo de las tareas económicas, desagregadas en varios ministerios y sin supremacía de uno sobre otros, fue diseñado de ese modo por decisión directa de Mauricio Macri. Marcos Peña, jefe de Gabinete –y naturalmente por encima de los ministros-, pesaba no sólo por su lugar en la jerarquía de funcionarios, sino además porque el «estilo» presidencial colocaba también en un peldaño superior y de supervisión a sus dos vices.
Lopetegui, Peña y Quintana y Lopetegui (DyN)
Se ha dicho: el rubro de la Economía es hasta ahora el más afectado por recambios, en el plano formal e informal. Gustavo Lopetegui y Mario Quintana dejaron de ser referencia. Y en distintas posiciones, antes Alfonso Prat-Gay había dejado Hacienda y Carlos Melconian, el Banco Nación. Después también le llegó la hora a Federico Sturzenegger, que por prestigio parecía intocable en el Banco Central. Poco se mantuvo en el mismo despacho Luis Caputo, cuya salida fue precedida y sobre todo sucedida por explicaciones oficiosas que mezclan razones personales y de convivencia imposible con Dujovne, convertido en pieza clave de la renegociación con el FMI.
Esto último, el lugar de enorme exposición y por consiguiente, determinante de su afirmación personal en el cargo, ocurrió en menos de un mes y en el propio Gobierno amainaron las especulaciones sobre sucesores. La designación del nuevo presidente del Banco Central, Guido Sandleris, fortaleció la línea del ministro. Por supuesto nadie discute internamente tal alineamiento, ni el tema de fondo, que es la naturaleza del BCRA. La evaluación en medios oficiales es de cierta cautela y expectativa.
Luis Caputo
La coyuntura impone casi a los empujones que la lectura gire alrededor del acuerdo con el FMI y la apuesta a contener el dólar, paso indispensable para bajar los niveles de incertidumbre de los mercados, como se repite, y de la sociedad en general. La evaluación sobre los pasos dados por el Gobierno, como se verá, será inevitablemente más amplia, sobre todo si se cumple el objetivo inicial de serenar las aguas: esa misma distensión pondrá el foco sobre otras cuestiones políticas y en particular, sobre las respuestas de muy corto y de mediano plazo en el frente social.
Por supuesto, la velocidad del FMI para atender el caso argentino no está asociada sólo a la capacidad de negociación de los funcionarios y a la política de apertura encarada por Macri desde que llegó al Gobierno. Gravitan fuertemente además condiciones internacionales, complejas y a veces contradictorias. El apoyo de Estados Unidos, determinante en la decisión del Fondo, puede verse de ese modo: atiende un problema que acumula deudas de arrastre –la desatención de la región en general, por ejemplo- y también los efectos de su política actual, en particular los temblores que generan la disputa con China y los roces con sus socios europeos.
Nicolas Dujovne y Christine Lagarde en Nueva York
El argumento más repetido, incluso en medios oficialistas –y en espejo, con sentido condenatorio en filas kirchneristas y franjas de izquierda-, presenta tal respaldo de Washington como una medida tendiente sólo a garantizar la estabilidad de Macri como si fuera un faro frente a los ensayos populistas en la región. Parece una lectura al menos insuficiente. Estados Unidos, y el Fondo, evalúan además y quizás de manera prioritaria los efectos más amplios y de contagio que podría provocar una crisis descontrolada de Argentina en un escenario que exhibe síntomas o alertas de inestabilidad, sobre todo en países emergentes.
No es ese un dato menor si se lo anota además como condicionante externo. El Gobierno suma su propio listado de diagnósticos y medidas con impacto negativo, y eso señala al mismo tiempo que no hay demasiado margen para los errores.
Es también visto desde esa perspectiva una situación muy compleja la que enfrenta el Gobierno y la que expone en primera línea a Dujovne. Todo lo que de alguna manera lo fortalece –su papel para cerrar el acuerdo con el FMI, su afirmación en el gabinete- es a su vez lo que lo pone a prueba, casi en blanco y negro. Así suelen ser las evaluaciones en clave argentina.
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