La coyuntura económica sigue golpeando duro al bolsillo de los consumidores. Según CAME, los números de las ventas minoristas en la Argentina, nunca estuvieron tan bajos durante 2018.
Las ventas minoristas en los comercios cayeron 15,6% en noviembre, lo que significó el descenso más marcado en lo que va del año, según un relevamiento hecho por la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
De acuerdo con el organismo, el 83,3 por ciento de los negocios registraron bajas anuales y acumulan once meses consecutivos de pocas ventas, por lo que piden que se relance el programa Ahora 12 sin interés.
La CAME también reclamó tasas diferenciales para las PyME y que en 2019 el Congreso sancione una reforma laboral que permita bajar la presión de las contribuciones patronales.
Según un documento que publicó la entidad, la mayoría de las empresas registró una caída comercial de 5,8% en lo que va del 2018, al tiempo que precisaron que sistema de venta con mejores resultados en noviembre fue el online.
Si se lo compara con el 2017, las transacciones bajaron un 15,6 por ciento pese a las promociones y las cuotas que ofrecieron muchos de los locales.
«Incide el elevado stock de deudas que acumulan las familias con las tarjetas de créditos y las subas de intereses, que están provocando un fuerte desplazamiento de masa de dinero que debería ir a consumo hacia el sistema financiero», sostuvo la CAME en un comunicado.
Los rubros más perjudicados, según este relevamiento, fueron los de muebles, electrodomésticos y artículos electrónicos, seguidos por calzado y textil, cuyos comerciantes explican que tienen «muchos stock acumulado».
Si se analizan las regiones, las menos afectadas fueron el noreste argentino (NEA), con una baja promedio de 14,2%, y la Ciudad y provincia de Buenos Aires, con una caída del 17,4% aproximadamente.
Los negocios esperan repuntar las ventas durante este diciembre, con el impulso de las fiestas y los acuerdos alcanzados con las tarjetas para dar facilidades de pago a los clientes.
Ayer por la mañana, Roberto Cardarelli -quien encabeza la misión del FMI, la que se encuentra revisando la economía argentina- acompañado por Trevor Allende -el representante del Fondo, al que le va a ser otorgada una oficina en el banco central-, mantuvieron una ronda de preguntas con algunos medios.
Cardarelli se mostró satisfecho con la baja del dólar, porque «es lo que buscábamos en esta instancia con la política monetaria restrictiva». Pero además mostró su optimismo sobre el futuro de la economía. «Vemos que el piso se estaría tocando en este último trimestre. La economía se recuperará de manera más fuerte a partir del segundo trimestre de 2019, por el efecto de la cosecha, un tipo de cambio más competitivo y la recuperación de la demanda interna».
Roberto Cardarelli (izquierda) junto a Trevor Allende.
A continuación, los principales pasajes de la entrevista con Cardarelli, siempre acompañado por el nuevo representante residente en el país:
-Cuál es el plan de esta nueva misión técnica en Buenos Aires?
-Esperamos concluir el viernes. Como saben, el programa cambió mucho respecto a la primera revisión. Más que nada queremos discutir con las autoridades lo que está pasando y cómo está funcionando el nuevo esquema de política económica, pero especialmente la política monetaria. En ese sentido, hemos visto buenos resultados desde principios de octubre una apreciación del peso que es lo que teníamos como objetivo, a partir de mayores restricciones en el plano monetario.
-.Qué es lo que lo que los entusiasma respecto a esta nueva etapa?
-Hemos visto que empiezan a bajar las expectativas inflacionarias. Claramente, desde el punto de vista fiscal esperamos la aprobación del Presupuesto en el Senado, por lo que pensamos que el programa de equilibrio fiscal para 2019 es cumplible. Realmente no vemos muchas cuestiones contoversiales en este momento. Y miramos con atención lo que suceda con la actividad económica. Pero básicamente estamos conformes con la estabilidad que vienen mostrando las variables financieras. Y es cuestión de seguir implementando lo que se viene haciendo.
Según el FMI, los pesos que emita el Banco Central para comprar dólares cuando se toque el piso de la banda no deben ser absorbidos. “La apreciación cambiaria es una señal de que política monetaria está siendo demasiado dura”, indicaron.
-¿Por qué se optó por ir a un esquema de agregados monetarios y dejar atrás el de metas de inflación?
-Cuando definimos con el Banco Central el target de crecimiento cero de la base monetaria no teníamos tan claro si sería suficientemente restrictivo. Porque eso depende también de la demanda de moneda. Y eso es un factor difícil de estimar. Pero está claro que si la política monetaria se vuelve muy restrictiva, la consecuencia es una apreciación del tipo de cambio. Y en esa instancia, como sucedería en los próximos días, el Central puede salir a comprar dólares y de esa forma inyectar pesos en la economía. De todas formas, hay que tener cuidado que esa mayor cantidad de pesos que se vuelcan al mercado no generen mayor inflación. Pero en principio no hay ninguna obligación de retirar esos pesos del mercado, siempre y cuando se hayan emitido para comprar dólares y evitar que siga cayendo el tipo de cambio.
-¿Cómo imaginan la dinámica de las nuevas reglas monetarias?
–Si el cambio se deprecia mucho es un indicador que la política monetaria es demasiado laxa, entonces esta la posibilidad de hacerla más restrictiva vendiendo dólares y reduciendo la cantidad de pesos. Hay márgenes, o cláusulas de salvaguarda en ambas direcciones. El Central tiene que tomar la decisión si la política monetaria actual es la apropiada para conseguir sus objetivos, el principal es reducir la inflación. Y lo que vimos en el último relevamiento del Banco Central, es que empezó a bajar la expectativa inflacionaria, lo tomamos como un buen síntoma.
-¿Qué opinan sobre la marcha de la economía y la actual recesión?
-Estamos preocupados por supuesto. Es claro que la policía monetaria y fiscal actual es para estabilizar las variables financieras luego de una crisis y eso tiene sus costos. Pero esperamos que esta recesión no vaya a durar mucho tiempo. Para el segundo trimestre del año que viene esperamos que la economía ya esté en crecimiento nuevamente. Por un lado tendremos la recuperación del campo luego de la sequía y al mismo tiempo una reducción de la tasa de interés. Esto aumentará la confianza y hará crecer la demanda doméstica. A su vez, el cambio más competitivo generará una recuperación de las exportaciones netas muy significativa. Estamos viendo el piso de la recesión muy próximo, la economía ya habrá tocado fondo en el primer trimestre y veremos una recuperación a partir del segundo. Si bien estimamos una caída de 1,7% para 2019, en realidad es un tema más estadístico que otra cosa, porque se crecerá durante casi todo el año. En ese sentido, esperamos que este último cuarto trimestre será el peor y luego empezaremos a ver una recuperación, a partir de la baja de tasas, aún cuando sea gradual.
“Somos optimistas en relación a la evolución de la economía el año que viene. Por supuesto que hay riesgos, incluyendo la volatilidad por tratarse de un año electoral Pero no creemos que sea tan fuerte como para frenar la reactivación”, indican.
-¿Cuál es el destino de los desembolsos que está realizando el FMI?
-El FMI le gira dólares al Tesoro, pero a su vez éste los deposita en el Central, por lo que aumentan las reservas netas. El plan es que esas divisas se utilicen para hacer frente a deudas en moneda extranjera que enfrente la Argentina. No hace falta que esos dólares pasen a pesos en los próximos meses, porque el Tesoro tiene ahorros en moneda local en exceso. El año próximo sí habrá necesidad de vender dólares para enfrentar necesidades en pesos. En ese caso, hay dos caminos. Uno es que el Tesoro venda esos dólares directamente al mercado, como se hizo hasta hace un par de meses con las lícitaciones diarias. Pero otra manera es venderle directamente al Central para no influír en la cotización. En ese caso, el BCRA deberá absorber posteriormente esos pesos.
-¿Creen que se recuperará la confianza para sostener la recuperación que ustedes vaticinan, teniendo en cuenta que se avecinan las elecciones?
-En el pronóstico que tenemos, vemos una recuperación de la actividad que empieza y no se interrumpe a lo largo del todo el 2019. Por supuesto que también hay riesgos para este escenario. Uno de esos riesgos es que la inflación no baje tan rápido como esperamos, entonces las tasas seguirán más altas que lo que pensamos. También puede haber situaciones internacionales que generen efectos negativos. Y por supuesto la incertidumbre relacionada con el ciclo político seguramente introduzca volatilidad.Aún así no vemos que ninguno de estos factores será tan fuerte como para interrumpir la recuperación.
Entidades que entren fondos del exterior y permanezcan menos de un año en el país deberán inmovilizar una parte del dinero. Según analistas, la medida hace menos atractivo el carry trade que otorgaba ganancias rápidas en divisa por las altas tasas en pesos.
Con el dólar al filo del piso de la banda de flotación, el Banco Central tomó una medida para desalentar el ingreso de capitales «golondrina» al país: subió los encajes para aquellas entidades que ingresen fondos del exterior y permanezcan menos de un año en activos financieros argentinos.
Así surge de la comunicación «A» 6595 del Banco Central, que entró en vigencia este viernes, mientras el dólar mayorista bajaba a $35,40 y se acomodaba a escasos 7 centavos de la banda inferior de flotación, el piso que habilita a la autoridad monetaria a comprar divisas para sumar reservas y desalentar una mayor apreciación cambiaria.
La comunicación en cuestión impone encajes del 23 por ciento a los fondos que traigan dólares a menos de 30 días de plazo, del 17% a los que ingresen divisas y las retiren entre los 30 y 59 días siguientes; del 11% a quienes permanezcan entre 60 y 89 días, del 5% a quienes lo hagan entre 90 y 179 días; y del 2% a los que permanezcan menos de 365 días. Los capitales que se queden más de un año seguirán con encaje 0, como en la actualidad.
Los encajes son requisitos de inmovilizar efectivo. De cada 100 dólares que ingresen para invertir en activos financieros, los fondos deberán dejar 23 por ciento sin invertir, si permanecen menos de un mes. Eso restringe el carry trade; la posibilidad de traer dólares de corto plazo, pasarlos a pesos, invertir en activos con altas tasas de interés en moneda nacional y luego irse del país.
«Esto pone una barrera a la entrada de fondos para desalentar el carry trade», dijo Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit.
En el Banco Central, en tanto, aclararon que la regulación no limita el movimiento de capitales. «Esta medida no afecta la posibilidad de que cualquier individuo residente o no residente realice plazos fijos o adquiera Lecaps», indicaron.
Con el desarme del cepo cambiario, a comienzos de 2016, el Banco Central, bajo la conducción de Federico Sturzenegger, también eliminó prácticamente toda restricción al ingreso de capitales. Así, fondos del exterior volvieron al país y se posicionaron en activos financieros en pesos, como Lebac.
El desarme de Lebac, allá por fines de abril de este año, fue el inicio de la corrida cambiaria que la autoridad monetaria recién pudo controlar en septiembre, con dos presidentes de por medio y un acuerdo con el FMI renegociado, que implicó una dura política monetaria y el esquema de bandas de flotación.
Al inmovilizar una parte del dinero de fondos de inversión, el Banco Central le pone algo de «ruido» a la apreciación cambiaria, según Carugati. «No sé si habrá un cambio notorio, pero por ahí se muestra la preocupación para evitar una fuerte apreciación» del peso, consideró el economista.
«Esto sale justo cuando el Banco Central debería empezar a intervenir» mediante la compra de moneda extranjera, añadió.
En el Banco Central, en tanto, indicaron que la medida significa «una homogeneización de los requisitos de liquidez que exigimos para distintas formas de fondeo internacional de los bancos», ya que «había una distorsión», y que «no busca desalentar» la llegada de fondos del extranjero.
«Si un banco se fondeaba en el exterior con una Obligación Negociable (ON) en dólares a menos de 30 días, tenía que poner 23% de encaje. Pero si, en vez de hacerlo con una ON, lo hacía recibiendo un préstamo, no tenía que poner nada», indicaron.
Tras el récord de inflación de septiembre, la suba de precios se mantuvo en octubre en los niveles más altos de la administración de Mauricio Macri. De acuerdo a las primeras estimaciones privadas ya concluidas, la suba de precios del mes pasadofue de entre 5,3 y 6 por ciento.
A diferencia de lo que sucedió en septiembre, mes en que el Indec registró un Índice de Precios al Consumidor de 6,5%, en octubre hubo especial presión sobre la inflación por los aumentos de tarifas: la nafta, el gas, el transporte público, los peajes a la costa atlántica y la medicina prepaga golpearon al bolsillo.
Eso, sumado a lo que los economistas llaman el «efecto arrastre» desde el mes anterior, harán que la suba de precios termine siendo mayor en octubre a lo que se estimaba algunas semanas atrás. Las consultoras privadas ya miden un mínimo de 5,3%, que estaría en el podio de los índices más elevados de la era Macri.
Para la consultora EcoGo, octubre mostrará una inflación de 5,7%. «La diferencia con septiembre es que la inflación núcleo, que no toma en cuenta tarifas, había subido por encima del nivel general. En octubre hubo subas de tarifas y eso te tiró la cifra para arriba», explicó la economista Marina Dal Poggeto.
Fausto Spotorno, del centro de estudios Orlando Ferreres, afirmó por su lado: «En las tres primeras semanas de octubre, contra las tres primeras de septiembre, la inflación fue de 5,3%. Pero es difícil que cambie la tendencia con los datos de la última semana».
Así, la inflación habría acumulada entre septiembre y octubre rondaría el 12 por ciento. El IPC de solo dos meses -los más álgidos en términos de traslado a precios de la devaluación y subas de tarifas- equivale a la meta de inflación que el Gobierno había fijado en el Presupuesto 2018, del 10 (+-2) por ciento.
Las proyecciones de todo el añoya se acercan al 50%. Aunque el Ministerio de Hacienda estimaba un 42% para finalizar el 2018, los últimos meses obligaron a los economistas a calcular una suba de precios anual mayor. EcoGo espera un 48% y Orlando Ferreres, 47%.
El dólar cerró este miércoles su primer mes de flotación entre bandas con una caída intradiaria de casi un peso en el Banco Nación, hasta los $36,70, y de 76 centavos en el mercado mayorista, hasta los $35,95.
La cotización promedio para la venta minorista cayó 80 centavos, hasta los$36,98, informó el Banco Central.
Así, la moneda estadounidense finalizó octubre con un precio mayorista 5,30 pesos inferior al de comienzos de mes, cuando se instauró el sistema de flotación entre bandas móviles. La cotización promedio de los bancos cayó en ese periodo $4,90, mientras que el tipo de cambio oficial del Banco Nación retrocedió $5,40.
El tipo de cambio se negoció a la baja durante toda la jornada del miércoles. Desde ayer, fondos del exterior ingresan divisas para posicionarse en activos en pesos, seducidos por las altas tasas de interés, de acuerdo con operadores.
La sequedad de la plaza de pesos hace el resto. Empresas y particulares con ahorros en moneda extranjera deben cambiar sus dólares para cubrir erogaciones en moneda nacional.
El Senador del bloque opositor «Argentina Federal», brindó declaraciones al programa radial Página Abierta, abordando varios temas relacionados al manejo del partido peronista, las elecciones del año que viene, las cuestionas económicas y el tratamiento del Presupuesto que tendrá lugar el día de mañana.
Sobre si habrá Primarias en el peronismo «con todos adentro», Pichetto afirmó: «El kirchnerismo tiene otro partido. Si quieren estar en las PASO del PJ que se desafilien todos de Unidad Ciudadana y que ese partido no exista más. Lo que se hace en política tiene que asumirse con responsabilidades», y señaló: «Si uno arma un partido con orientación de izquierda está bien pero es distinto al PJ. No es una cuestión personal. No agravio ni hablo mal del otro. Armaron un partido y está bien si quieren expresar el centroizquierda, pero el peronismo no es centroizquierda ni izquierda dura. El concepto de unidad es loable pero tiene que haber un marco de unidad sino mirá lo que pasa en el gobierno (de Cambiemos)».
Antes, Pichetto había negado que vaya a compartir fórmula como vicepresidente de Sergio Massa. «Nada de eso. Estoy caminando y expresando mi posición política. Va a haber Primarias Abiertas y ahí se definirán las candidaturas. Lo importante es estar en la calle, bajar y hablar con la gente. Estoy haciendo eso», señaló.
Pichetto se encuentra trabajando con Massa para las próximas elecciones.
Lo que sí aceptó opinar es sobre el encuentro que Massa tuvo con buena parte del progresismo encabezado por su (todavía) aliada Margarita Stolbizer, Ricardo Alfonsín, el Gobernador santafesino Miguel Lifschitz y Antonio Bonfatti. «Estamos buscando una opción. Repetir el mismo escenario de 2015 (por la polarización entre el macrismo y kirchnerismo) no es bueno. No genera buenas expectativas y consolida lo que se plantea como la brecha. Lo de Massa es interesante en cuanto a dialogar con otras fuerzas políticas. El Peronismo es un partido de centro, que puede tener aliados en los partidos provinciales que entienden se puede construir un camino alternativo», resaltó.
Exposición del Senador en el Coloquio de Idea.
También destacó su participación en el coloquio de IDEA. «Doy el debate en escenarios aún adversos. Hablé sobre el impacto a los salarios y aumento ilimitados de las tarifas. Un país pobre del África Subsahariana no tiene estas tasas de interés. Deben ser únicas en el mundo, un costo demoledor para las pymes», comentó.
Además, marcó que en el coloquio «faltó la mayoría de los grandes empresarios argentinos. Sí hubo mucho CEO, mucho gerente». Y criticó el perfil del encuentro empresarial por ser «muy pro gobierno y sesgado. Pero me trataron bien aún diciendo cosas que no le gustaron a la mayoría. Hubo un ámbito de respeto».
Cuando le consultaron por el tema de los empresarios nombrados en los cuadernos de la corrupción K, Pichetto respondió: «Me tocó hablar como jacobino al cargarle las tintas a empresarios que hasta hace poco eran sponsors«. Pero defendió la existencia de la burguesía nacional. «Una burguesía nacional se construye en el tiempo.
Sobre las obras públicas cuestionadas por el pago de sobornos al kirchnerismo, el senador indicó que «el estado debe mantener el compromiso de continuidad de las obras. Hay que evitar lo que pasó en Brasil e Italia: que se pierdan empresas nacionales por sus activos activos devaluados después de procesos como éste. No adscribo a esa teoría conspirativa de que detrás de la causa de los cuadernos estén grandes empresas internacionales (para comprar compañías argentinas devaluadas por la corrupción)».
Y no ahorro críticas sobre la política económica del gobierno. «La pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores es fenomenal. Espero que puedan plantear un sistema económico racional destinado a crecer y recuperar el empleo», dijo, aunque admitió que «Es cierto que (Macri) recibió problemas estructurales que no los clarificó en su debido momento. Pero el ingreso del Fondo hizo perder credibilidad e impacto en el aumento del tipo de cambio. Estas tasas de interés hacen imposible el funcionamiento del mercado interno. Con tasas del 75 % por mucho tiempo volamos todo por el aire», auguró.Mirá también
Y se preguntó si «hay sostenibilidad social (refiriéndose al aumento de tarifas). Hay medidas que son casi locas que ponen en juego el caudal electoral del propio gobierno».
Sí se lo escucha levantar un poco el tono de voz cuando habla del Presupuesto y pidió valorar «la responsabilidad de parte del Congreso. En los momentos más dramáticos de la crisis de 2001 hubo presupuesto. En 2011 fue un error gravísimo de la oposición no votarlo. Después si el presupuesto pasa a ser un papel que vuela porque no se cumple no es un problema de los congresales».
En su argumentación, Pichetto afirmó que este «es un presupuesto de restricciones de gastos. Lo más fácil para el gobierno era que no sacáramos el presupuesto y (ellos) reconducían el anterior con mayor discrecionalidad».
Y hasta tuvo tiempo para reflexionar sobre la (im)postura de muchos opositores y el rol de los medios de comunicación: «A ver si pensamos un poquito los argentinos: vende mucho en Argentina ser opositores duros y salvajes, la izquierda dura…eso vende. Ustedes (por el periodismo) le dan bola y lo reproducen, lo multiplican. (Esos opositores) pasan a ser héroes. Pero construir políticas democráticas inteligentes para evitar males mayores no vende tanto. Son pelotudeces. Los medios de comunicación son parte del problema porque lo manejan como un tema binario», concluyó.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne reiteró que septiembre y octubre serán meses de alta inflación, pero estimó que habrá una «clara baja» en el Índice de Precios al Consumidor en noviembre. Eso podría dar inicio a un lento descenso en las tasas de interés del Banco Central, actualmente por encima del 70 por ciento anual.
«La inflación de septiembre fue alta y la de octubre va a seguir siendo alta por el arrastre estadístico. Pero en los últimos días, la inflación diaria empezó a moderarse y para adelante vemos, en noviembre, una clara baja en la tasa de inflación», dijo Dujovne en conferencia de prensa, luego de la reunión de Gabinete que encabezó Mauricio Macri.
Dujovne recordó que, bajo el nuevo esquema de política monetaria, el Banco Central decidió restringir al extremo la creación de dinero hasta junio de 2019. La base monetaria no crecerá hasta diciembre; ese mes se expandirá para hacer frente a la mayor demanda estacional y luego se mantendrá constante hasta mediados del año entrante. En ese esquema, la tasa de interés se define en el mercado: básicamente, depende de cuánto le cobran los bancos al BCRA para tomar las Letras de Liquidez (Leliq). «En definitiva, el movimiento de tasas de interés va a ser definido en esa interacción, entre cuánta tasa de interés piden los tenedores de deuda al Banco Central para renovarla, y cuanto más baja sea la inflación, menos tasa le van a pedir», dijo el ministro.
Trevor Alleyne, un jamaiquino con más de 25 años de trayectoria en el FMI, será el representante encargado de dirigir la oficina que se abrirá en Buenos Aires, en Noviembre. De esta forma se transforma en el punto de contacto entre el Gobierno local y el Fondo, principal responsable de monitorear día a día si se cumple con las metas del «doble cero»: es decir equilibrio fiscal y nula expansión monetaria. La misión del FMI que estuvo en Buenos Aires en agosto hizo base en oficinas prestadas por el Central ya allí se instalará Alleyne en su desembarco oficial. Luego, el nuevo representante en Buenos Aires tendrá un despacho propio. Todavía no se sabe dónde estará, aunque se descuenta que será a pocas cuadras del Central y de Hacienda.
Trevor Alleyne (izquierda de la foto).
Además está la misión que sigue el caso argentino, que es encabezada por RobertoCardarelli, y que realizará visitas trimestrales para ir monitoreando que se cumpla con los compromisos. La próxima estaría prevista en noviembre.
El Fondo –según destacan en Washington– tiene oficinas propias en alrededor de 70 países, algunos que cuentan con un programa financiero y otros que no, por ejemplo Brasil y China.
Se supone que antes antes de fin de mes el directorio del organismo dará su visto bueno del nuevo paquete de ayuda financiera, que suma USD 57.000 millones. De ese total, USD 15.000 ya fueron desembolsados, USD 13.400 millones llegarán antes de fin de año, USD 22.000 millones serán «gatillados» en 2019 y el resto en 2020. Pero todo dependerá de la «buena letra» que haga el Gobierno a la hora de cumplir con los compromisos asumidos desde el punto de vista fiscal y monetario.
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