Diego Maradona se transformó en un ícono popular sin precedentes porque «vino a reemplazar al peronismo» cuando ese movimiento fue replegado en la sociedad con la dictadura de 1976, aseguró hoy el sociólogo Pablo Alabarces, quien a la vez subrayó que la «orgullosa condición subalterna» del astro fue un elemento decisivo para lograr su identificación con el pueblo argentino.
Esa pertenencia de clase, «es una de las cosas que distingue a Maradona de (Lionel) Messi», reflexionó el escritor en una entrevista con Télam, a tres días de la muerte de Diego.
Alabarces, de 59 años, identificó a Maradona como «el primer gran símbolo transgénero del fútbol» y entendió que una eficaz operación de «la memoria popular» explica su idolatría en las nuevas generaciones que no fueron testigos de sus hazañas deportivas.
El titular del seminario Cultura Popular en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA reconoció que las críticas recibidas por el astro en sus 60 años de vida fueron mayormente de «argumento clasista» por haber mantenido «posiciones políticas transgresoras», combinadas con sus problemas de adicción.
– Télam: ¿Cómo explica el fenómeno Maradona?
– Alabarces: Maradona fue el símbolo cultural más importante de la historia argentina del último medio siglo y lo que lo hizo más grande fue su condición de clase, no por su pertenencia en sí misma, sino porque nunca la clausuró. Exhibió su plebeyismo, su subalternidad con orgullo.
– T: ¿Es lo que permitió su fuerte identificación con el pueblo?
– A: Exacto, eso fue decisivo. Una condición exasperadamente subalterna que se jacta de su subalternidad. No la esconde, la muestra y en exceso. Me acuerdo en el 2005, en su programa La Noche del Diez, cuando sentó en primera fila a todo Fiorito. La pantalla de Canal 13 era una pantalla muy blanca, lavada y neoliberal.
– T: Si Maradona hubiera sido lo mismo que fue como futbolista pero con otra condición social, ¿estaríamos hablando del mismo fenómeno?
– A: No lo podemos saber, pero hay algo interesante para marcar. Una de las cosas que distingue a Maradona de Messi es esa condición subalterna. Messi no es un subalterno ni un plebeyo, no lo puede ser, es un chico blanco de las clases medias rosarinas. Entonces ahí se encuentra una diferencia importante en cuanto al significado de cada uno.
– T: Pero además Messi no tuvo los mismos logros con la camiseta argentina. ¿Eso no pesa?
– A: Creo que la condición de jugador más grande de todos los tiempos Messi la puede equiparar, pero no el hecho de ser plebeyo, subalterno, pícaro, orgulloso y que además se pasa de rosca y se pone a cuestionar todo lo que se le cruce por el camino. Messi podrá ganar un Mundial, pero igual no cierra. No va a ser lo mismo por Malvinas, por la dictadura, por todo el contexto histórico y político. No va a ser un ‘negrito respondón y deslenguado’ como Diego.
– T: ¿Qué mirada tiene de Maradona en relación a su postura ante el poder?
– A: Diego siempre buscó posiciones políticas transgresoras, con vaivenes. Lo más consistente en Maradona fue la línea cubana. Ya se encuentra con Fidel (Castro) a fines de los ’80, no es un invento de 2005. Ahí hay más consistencia de la línea cubana que la que tienen la mayoría de los políticos latinoamericanos.
– T: ¿Cómo definiría la relación entre Maradona y el peronismo?
– A: El peronismo es un relato que te habla de igualdad, justicia y democracia. De que los plebeyos pueden ser reconocidos y respetados. Esa es la ilusión del peronismo que, por otra parte, el peronismo histórico del ’45 al ’55 la pudo realizar. Esos 10 años no fueron pura ilusión, quedaron como memoria de los tiempos más felices para los trabajadores. Maradona cuenta la misma ilusión del peronismo.
– T: ¿De qué manera?
– A: Maradona vino a reemplazar al peronismo en el momento en que al peronismo lo repliegan en el ’76, casualmente el año que debuta Maradona en primera. Cuando el peronismo va al destierro, desde el ’76 hasta el kirchnerismo, aparecen los años maradonianos. Porque inclusive el menemismo aparece como repliegue del peronismo en tanto neoliberalismo. Quiere decir que Maradona hablando de lo igualitario, lo democrático, lo plebeyo, lo subalterno desparramó felicidad, como lo hacía el peronismo. Maradona nos dio un inmenso goce como artística futbolístico y después nos dio esa felicidad descomunal de junio de 1986 (el Mundial de México).
– T: Las nuevas generaciones, que no lo vieron jugar, también lloraron a Maradona. ¿Cómo se da la transferencia simbólica?
– A: Creo que la base del secreto es la memoria popular: se reproduce y se transmite. Muchos chicos se criaron en la convicción de que nunca habrá nada igual. Y creo que seguirá siendo así. Es algo muy interesante de ver porque Diego, además, es una figura que también incluyó a las mujeres. Maradona es posiblemente el primer gran símbolo transgénero del fútbol. El fútbol siempre fue pesadamente masculino y Maradona fue el primero que atraviesa esa barrera de una manera fantástica.
– T: Fontanarrosa dijo sobre Diego: ‘Qué me importa lo que hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía’. ¿Está de acuerdo?
– A: Creo que esa idea pretende decir que uno no tiene derecho a cuestionar sus decisiones. Su vida privada se volvió pública, de manera excesiva y desbordante. La crítica que soportó Maradona siempre apuntaba a aquello que no es criticable, es decir, la drogadicción, el alcoholismo… Y en cambio no fue tan cuestionado por otros aspectos que merecía.
– T: ¿Cuáles?
– A: No podemos apartarnos de que era un machista. Y del dato de su paternidad tampoco. Él parece haber sido un padre maravilloso para Dalma y Gianinna, pero después dejó un tendal. No vamos a salir a festejar eso. Esa exhibición del machismo y la paternidad irresponsable sí tenía que ser criticada.
– T: ¿Se puede ser feminista y amar a Maradona?
– A: Se puede ser feminista e igualmente amar a Diego, pero es muy costoso. Se puede, solamente a condición de no cancelar la crítica. No es que uno se lo perdona «porque»… ‘Te sigo amando, porque uno ama también a los que cometen errores, pero no te lo perdono’. No suspendo mi crítica.
– T: ¿La muerte puede resignificar a Maradona entre sus detractores?
– A: No creo. Una regla de velatorio es: durante el velatorio no se habla mal del difunto. Esperemos 10 días y vamos a ver las barbaridades que dice Fernando Iglesias.
– T: ¿Qué se fue con Maradona?
– A: Se fue un cuerpo que soportaba un enorme pasado. En realidad, lo que vimos de Maradona en los últimos 20 años de Maradona era qué decía eso en relación con el pasado. El pasado era lo que permanecía muy fuerte. Un ejemplo de esto fue su paso por Gimnasia, que no daba para hablar por lo que hacía su equipo, sino de los homenajes que recibía en casa estadio que visitaba. Su gesto en presente consistía en recordar el pasado.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo este jueves que la elección del kirchnerista Alberto Fernández como presidente argentino ayudó a que Estados Unidos considerara que el ingreso de Brasil a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es más prioritario que el de Argentina.
“Tuvimos ahora la experiencia de Argentina (la victoria de la izquierda). La primera consecuencia fue que los otros países, con el estadounidense por delante, nos hicieron pasar frente a la propia Argentina en la fila para ingresar a la OCDE”, afirmó el líder de la ultraderecha brasileña en un evento público en Brasilia.
“Nosotros esperamos que las cosas ocurran bien en Argentina, pero sabemos que, por el panorama político, van a tener dificultades.Su opción (de los electores) fue elegir a quien los colocó en la situación de desgracia en que se encontraban”, dijo Bolsonaro en su pronunciamiento en el Palacio presidencial de Planalto.
El mandatario dijo que los propios argentinos eligieron como sus gobernantes a “exactamente a aquellos que en el pasado colocaron ese país en la situación en que se encuentra”, en una clara referencia a la grave crisis económica del país vecino y a la victoria electoral de los aliados de la ex presidenta Cristina Kirchner.
Esta semana, el Gobierno de Estados Unidos anunció que priorizaba la candidatura de Brasil para formar parte de la OCDE, después de que en octubre Washington asegurase que serían Argentina y Rumanía los países a los que apoyaría para ingresar en este organismo.
La entonces decisión estadounidense de darle prioridad a Argentina fue interpretada en Brasil como un duro revés para el Gobierno de Bolsonaro, que desde su llegada al poder, el 1 de enero de 2019, ha intentado aproximarse a la potencia norteamericana, a la que considera un socio estratégico.
Estados Unidos volvió a cambiar su prioridad y esta semana, en mensaje a los miembros de la OCDE, colocó a Brasil por delante.
No obstante, y pese a las aseveraciones de Bolsonaro, lo cierto es que Estados Unidos avisó al Gobierno de Argentina de su decisión con anticipación.
“La prensa nos atacó por Argentina tener prioridad para entrar a la OCDE. No tenemos ninguna pelea con Argentina, pero el comercio mundial no tiene amistades. Conseguimos cambiar la situación y prensa no dijo nada”, agregó el mandatario brasileño.
Por su parte, Argentina aseguró que su entrada en la OCDE ya no es un asunto prioritario al estar enfocada en la renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) del pago de la deuda.
En su pronunciamiento de este jueves, Bolsonaro dijo que Brasil no puede seguir el camino de países como Venezuela y Argentina, y permitir que la izquierda vuelva al poder.
“No les den posibilidad a esa izquierda. No merecen ser tratadas como personas normales que quieren el bien de Brasil. No podemos llegar a (las elecciones presidenciales de) 2022 en la situación a la que llegó Argentina este año, o como, infelizmente, está caminado un gran y próspero país como Chile, que se dirige hacia el caos, hacia el socialismo”, agregó.
El presidente agregó que Brasil estaba siguiendo ese mismo camino pero que su victoria electoral en 2018 lo impidió.
Bolsonaro ya había dicho que los argentinos se habían equivocado al elegir a Fernández como presidente y se negó a felicitarlo por su victoria en las urnas y a acudir a su ceremonia de investidura.
En junio de 2019 Juan José Sebreli advirtió que la Argentina se enfrentaba a un cambio no de gobierno sino de sistema, de modo de vida, y comparó la situación preelectoral a la vivida en 1983. Fue aquel año, justamente, en vísperas del regreso de la democracia, que presentó Los deseos imaginarios del peronismo, luego convertido una pieza de lectura obligatoria dentro del espectro antiperonista.
Es en ese libro, reeditado y actualizado el año pasado, donde el sociólogo y filósofo establece relaciones entre el movimiento que creó Juan Domingo Perón y el fascismo de Mussolini y cuestiona la represión a la clase obrera, el antifeminismo de Evita y hasta un supuesto antisemitismo oculto del líder justicialista, entre tantas otras imputaciones.
Hoy a Sebreli la presidencia de Alberto Fernández no le entusiasma. Describe un clima de incertidumbre y avisa que las diferencias dentro del Gobierno conducirán a un caos. Si bien está convencido de que el populismo ganó la batalla cultural en el país -así explica, por ejemplo, el resultado de las últimas elecciones- presagia la desintegración del peronismo y aclara, a los 89 años, que él no será testigo de tal acontecimiento.
—Dice que su destino fue el peronismo. ¿Recuerda en qué momento aparece Perón en su vida?
—Estando en la escuela primaria. Yo estaba en la escuela primaria en esa época y los padres empezaban a llevarse a los chicos, era el golpe del 43. Ahí fue la primera aparición. Un momento histórico, porque realmente ahí empieza un ciclo que va a durar décadas. Y después lo escucho a Perón hablar por radio, que creo que fue la primera vez que él habló por radio, sobre el terremoto de San Juan. Todo el mundo decía “qué voz”, “qué buena voz que tiene”, porque claro, en aquella época los políticos eran muy del siglo XIX, hablaban como gente del siglo XIX, pero él era una voz más moderna. Esa fue la segunda vez. Y bueno, después toda la trayectoria del peronismo viví bajo esa influencia que era muy, muy insoslayable, porque estaba siempre presente. Él o ella estaban siempre omnipresentes.
—Usted también ha expresado simpatía por el peronismo. ¿Podría explicarlo?
—Mi peronismo era un peronismo inventado por completo. Éramos un grupo de tres, Oscar Masotta, Carlos Correa y yo, y por ese motivo fuimos echados de Contorno, donde colaborábamos los tres, y yo de Sur, donde colaboraba. Habíamos inventado un peronismo marxista existencialista. Una mescolanza. Éramos contrarios a la Iglesia, y nos adherimos críticamente al peronismo en la época de la lucha contra la Iglesia, eso nos impactó mucho. Éramos anti militaristas, y justamente en ese momento el militarismo era lo que estaba en contra de Perón. Es decir que era un peronismo que no podía ser rescatado posteriormente por ningún peronismo. Mis libros los saquearon, pero sin citarme, los peronistas. Cuando me preguntaban en qué línea del peronismo estaba, yo decía la línea “merleaupontyana”, porque la inspiración fundamental me la dio un libro de Merleau-Ponty, Humanismo y terror, donde justificaba la dictadura. Él hablaba no del peronismo por supuesto sino del estalinismo, y justificaba la dictadura porque era un movimiento apoyado por las masas. Esas cosas que se decían en esa época, y que todavía hoy se dicen. Y así fue, yo lo dije, lo dije directamente. Y después nos fascinaba mucho más que Perón el papel de Evita, como una mujer de oscuro pasado, pero era un personaje muy novelesco.
—Una figura casi transgresora para…
—Transgresora. Y en esa época a mí me interesaba poco la política, y sabía menos de política todavía. No me interesaba demasiado. Entonces lo hicimos desde una posición fundamentalmente literaria.
—¿Y en qué momento abandona este peronismo imaginario?
—Cuando después el peronismo terminó apoyando las dictaduras militares, la dictadura de Videla, y en manos del sindicalismo de derecha, que yo nunca estuve con eso. Vi que no había una salida realmente como la que nosotros esperábamos.
—En Los deseos imaginarios… usted sostiene que el peronismo se puede explicar en relación a otras categorías, como fascismo, bonapartismo o populismo. ¿Cómo llega a establecer estas conexiones?
—Hasta el 55, la única influencia básicamente que tenía era Merleau Ponty. Después vino la lectura de Marx, El 18 brumario, y ahí ya la cosa cambió también. Empecé a estudiar el fenómeno del fascismo y descubro de pronto que el populismo era una forma de fascismo. La palabra populismo viene muy posteriormente, caído ya Perón, más vale aplicado a la vuelta de Perón. Y de bonapartismo el único que hablaba era Jorge Abelardo Ramos, que también influyó algo en este giro, pero ningún peronista lo hacía. Y de populismo no hablaba nadie, es una palabra muy posterior, que empezaron a usarla los académicos como Gino Germani, pero muy poco. Después viene el auge del populismo, que fue algo mundial, no es que se hizo en la Argentina. Y ahí yo hice la clasificación, que me parece muy prolija y que nadie había hecho, del populismo como una forma del bonapartismo. Y también suelo usar ahora otra expresión que me parece muy acertada, que era la de Max Weber, un cesarismo plebiscitado. Que es bien característico porque es una dictadura apoyada por el pueblo.
—La argumentación más común en contra de la identificación del peronismo con el fascismo consiste en señalar que la valoración que se hace de la clase media y la obrera son opuestas en un caso y en otro.
—Mirá, el fascismo de Perón no lo descubrí yo, sino que lo reveló el propio Perón en sus libros. No cuando era presidente. Obviamente él no podía decirlo cuando se presentó como candidato en un momento en que acababa de ser derrotado el fascismo. Por razones de oportunidad no lo hacía. Al contrario, él se inclina a hablar del laborismo inglés, con el que no tenía nada que ver. Pero en ese momento fue una cosa muy rápida: para asumir logró subir con el tema del laborismo. Pero después su programa, es decir, la concepción sindicalista del peronismo es la traducción de la Carta del lavoro de Mussolini. Y después, ya post festum, cuando ya se había caído y estaba en España o en los demás países donde residió, tenía más libertad porque ya no tenía obligación del poder. Ahí confiesa directamente Latinoamérica ahora o nunca. Y, sobre todo, en los reportajes de Félix Luna, Tomás Eloy Martínez y otros periodistas, él dice abiertamente que le abrieron los ojos en política los cursos que siguió en Milán sobre fascismo. Y después dice que el enemigo para él no era el comunismo sino el demoliberalismo, es decir la democracia liberal. Está perfectamente bien dicho en veinte mil lugares. Decía que había una serie de corrientes que combatían el demoliberalismo dentro de las que se incluía él, y entonces puso el nazismo alemán, el fascismo italiano y para disimular mezcló el comunismo ruso. Eran todas las corrientes que iban en contra del demoliberalismo.
—¿Por qué dice que detrás de cada izquierdista argentino hay un fascista oculto?
—Yo hablo de la izquierda después de la caída de Perón. En la primera mitad del siglo XX no podría decir eso porque evidentemente los comunistas y los socialistas estuvieron en contra del fascismo y demás. Pero después sí, porque apoyaron, sobre todo los comunistas, los comunistas pro rusos apoyaron a Videla directamente. La izquierda maoísta apoyó a Isabel Perón. Eso ya queda todo dicho. Y ahora todos los peronistas, de cualquier estilo, apoyaron a Cristina Kirchner. Es decir que está en la historia, no son interpretaciones delirantes mías. Yo digo la izquierda murió después de la Guerra Civil española. Ya ahí se veía que andaba mal porque en la Guerra Civil española, si bien fue la izquierda la única que apoyó, Rusia la única que apoyó a la República, ahí ya se veía la destrucción. El aniquilamiento físico por los comunistas rusos del POU y del anarquismo y del socialismo de izquierda revela que fue la guerra dentro de la guerra, los primeros meses. Después se hicieron del poder y quedaron como la única izquierda válida. Pero la desaparición íntegra por muerte de un partido de izquierda como era el POU, Partido Obrero Unitario Marxista, ocurrió en la Guerra Civil española. Así que aún en la Guerra Civil española ya empezaba a verse que había una grieta dentro de la izquierda. Y después de la caída de Perón ya desapareció por completo.
—Usted, que se formó leyendo a Marx, ¿hoy lo reivindica en algún sentido?
—Sí, lo reivindico. Pero Marx era todo lo contrario de lo que son los marxistas actuales. Marx era anti populista: dentro de lo que era el populismo en esa época, él fue enemigo acérrimo. Existe ya en esa época algo muy parecido a los izquierdistas actuales. Lasalle era un socialista bien representante de la izquierda de esa época. Era un populista avant la lettre, populista que apoyó a un dictador como era Luis Bonaparte. Y después apoyó un golpe de Estado que fracasó. Ahí hay una polémica entre Marx y Lasalle, que es la polémica que podría tener yo, por ejemplo, con cualquier izquierdista actual. Era un populismo total. La izquierda actual es populismo de izquierda. Está bien que hay un populismo de derecha, que es distinto, que es anti izquierdista, pero era eso, era un populismo de izquierda que ya existía en la época de Marx. Lo que pasa es que, claro, como todo creador de algo nuevo, Marx era muy contradictorio. Pero en realidad el verdadero Marx, el Marx actual que hoy podemos reivindicar, está en escritos inéditos, en cartas, en artículos inconclusos, en ese tipo de cosas. En el libro más divulgado de Marx, El manifiesto comunista, la primera parte es un elogio total a la modernidad, de la que están en contra los izquierdistas actuales que reivindican más vale a los pueblos atrasados. Es un elogio de la burguesía como la clase más progresista para la época. Y la segunda parte, en cambio, es el Marx que reivindican los marxistas actuales. Ningún autor del siglo XIX, como era Marx, uno lo puede tomar en su totalidad, sino sacando aspectos buenos de los envejecidos totalmente. Así es como lo hago yo. Pero está lleno. El elogio, por ejemplo, al imperialismo inglés en la India. Él era un ilustrado, estaba admirado por las sociedades industriales modernas y detestaba las sociedades pasadas, por eso es que combatía al populismo ruso.
—Volvamos un poco al peronismo. ¿Cómo se puede pensar la figura de Carlos Menem en relación a este movimiento?
—Menem es el menos peronista de los peronistas. Y el menos populista también. Pasa que no era un pensador ni un estadista, era un pragmático. Fue democrático, no se puede negar. Había grandes libertades: por radio y por televisión se podía decir cualquier cosa, decir que Menem era un ladrón, todo, y existía cierta independencia de la Justicia a pesar de la servilleta de Corach. Menem le hizo un juicio a Horacio Verbitsky por calumnias, por difamación y calumnias, porque decía que había robado, estafas, qué sé yo. Algo robó, pero al lado de Kirchner era una blanca paloma. El juicio lo perdió Menem siendo presidente. La Justicia tenía una libertad que no tuvo después con Kirchner de ninguna manera.
—¿Cómo explica el fracaso de Mauricio Macri?
—Y bueno, Mauricio Macri evidentemente no entendía nada de economía. Pretendió sí estar en contra de la inflación y demás, pero no tuvo un Cavallo, un tipo realmente lúcido. El equipo económico de él era un desastre. Tenía tipos alrededor, Melconian y demás, pero en lugar de esos puso otros que eran, sí, buenos economistas, pero no para sacar al país de una crisis como esta. Y fracasó. Pero después en lo demás fue un éxito, en la parte política fue un éxito. Nos integramos en el mundo, éramos un país respetado. Mire lo que fue el G20. Antes éramos un país paria. Un país paria que estaba a la altura de Irán, junto con Irán, con Venezuela y con ese tipo de países. Pero eso solo no bastaba, eso solo nos bastaba. Hacía falta un modelo económico, un plan económico que nunca tuvo Macri.
—¿Cómo entiende la victoria de Alberto Fernández y el regreso de Cristina Kirchner al poder?
—Es una de las extravagancias totales de la política argentina. Ella es una delirante, paranoica delirante, que cree en su propio delirio. Ella es sincera, ella cree. Y se une a un cínico como Alberto, que no cree en nada, porque hoy dice una cosa y mañana dice todo lo contrario. Cuando salió del gobierno de Kirchner se la pasó denigrando a Cristina y de la noche a la mañana, sin haber hecho ninguna autocrítica, se convierte en su segundo. Pero ese es un grave problema que va a estallar en cualquier momento. Hay dos kirchnerismos, hay dos gobiernos. Por ahora Cristina es muy hábil, muy hábil, es muy talentosa como política, y le deja hacer a Alberto la parte sucia y ella queda limpia. Y después yo creo que lo único que nos espera es el caos.
—¿En qué sentido?
—El caos en el sentido de un desparramo todo. El caos que en este momento es el común denominador de la mayor cantidad de países en América Latina y en Europa. Pero ese es otro problema, es un problema mundial, que también influye enormemente. Es un problema que yo creo que influyó enormemente también en el fracaso de Macri. Es decir, la democracia está en bancarrota en todos los países, no en la Argentina donde nunca hubo una tradición democrática y, por lo tanto, es muy difícil, sino en Europa, en Francia, en España, en Italia, en Inglaterra, países que siempre fueron democráticos. E incluso empieza a haber regímenes populistas de derecha, populismos de derecha. Acá hay populismos de izquierda, y allá populismos de derecha. Para salir de la crisis económica en la que estaba el país cuando subió Macri había que hacer una reforma muy dura y muy cruel, que iba a significar gran malestar en los trabajadores y en la clase media, como empezó a serlo y como va a seguir siéndolo ahora. Y entonces él se quedó en ese término medio que lo llevó al derrumbe.
—¿Y cómo lo piensa desde el punto de vista de la sociedad? Hay una mayoría que todavía prefiere esta alternativa…
—Totalmente. El populismo ganó la batalla cultural. La batalla cultural la ganó el peronismo. La ganó increíblemente después de la caída de Perón, porque durante los diez años que gobernó Perón la sociedad estaba dividida. La clase media, la juventud y el estudiantado eran enemigos acérrimos de Perón, y hoy son la principal base. Estudiantes, izquierda y clase media son los que apoyan.
—¿Se puede pensar una Argentina sin peronismo?
—Yo espero que sí. El estalinismo duró 70 años, y era mucho más fuerte que el peronismo. El PRI en México, que es una especie de peronismo suave, también duró como 70 años. No hay regímenes eternos. Ahora, es muy difícil, no se va tan fácilmente.
—¿Qué debería ocurrir?
—Y, tienen que pasar muchos años de democracia. Si a Macri no le hubiera ido tan mal con la economía hubiera podido a gobernar él y después el país se hubiera democratizado. Lo que pasa es que nunca terminan las democracias, nunca. Desde la primera democracia, que fue la del radicalismo, siempre terminan mal y vienen los militares o viene el peronismo.
—¿A qué lo atribuye?
—Ocurre porque hay falencias. Hubo falencias. Antes porque el radicalismo era una mezcla de democracia y de populismo. Alem y Alvear eran democráticos, Yrigoyen era el primer populista, absolutamente, se puede demostrar. Yo lo digo en los libros, era un populista. Populista como se podía ser en la época, no metía presos a los opositores, pero era populista, detestaba el Congreso, nunca en su vida pisaba el Congreso. Consideraba a los adversarios como enemigos. No creía en los partidos. Él decía la Unión Cívica Radical es la Unión Cívica Radical, no el partido radical. Nunca quería que hablaran del partido radical. La prueba está que después el peronismo lo reivindica. Perón, como no tenía a nadie, a los primeros que va a buscar es a los radicales. Sabattini, por ejemplo. Su vicepresidente también era un radical, y tantos otros.
—Según sus propias definiciones, cuesta pensar a Alberto Fernández como un populista, ¿no?
—Alberto es un oportunista, da lo mismo con una cosa que con la otra. Por ahora a los populistas no les gusta Alberto. No les gusta. Lo que pasa es que Cristina dio la orden de no hablar. Grabois, que es un populista típico, no habla nunca, desde que asumió no habla, se quedó callado, pero no le gusta. No le gusta, pero se lo tiene que aguantar. Están esperando que él haga el trabajo sucio y después venir ellos.
—En un trabajo anterior analizó la figura de Maradona. ¿Vio el encuentro que mantuvo con el Presidente?
—Maradona… Toda la porquería del mundo está con Maradona. No me extrañó nada. Un tipo que admira a Chávez, que es chavista, y castrista y demás que esté con estos no me admira nada, no me sorprende. Era de esperar.
—Usted es también muy crítico de Bergoglio por su relación con el peronismo.
—Bergoglio es peronista, fue siempre militante peronista de toda la vida. No militaba políticamente porque no podía porque era jesuita, pero era el mentor intelectual de Guardia de Hierro, un grupo de extrema derecha de los peronistas. Tuvo contactos con Massera. Es indudable, está probado. No entregó gente a la dictadura, no habrá entregado porque no se ha probado, pero tuvo contactos con Massera. Y la Compañía de Jesús le dio una medalla de oro a Massera, que nunca se la retiraron después cuando Massera fue enjuiciado. Y la Iglesia Católica, como todo el país, tenía su grieta. Unos estaban con la dictadura militar y otros estaban con los guerrilleros. Todos en nombre de Cristo, porque los guerrilleros eran auténticos cristianos. Firmenich había sido presidente de la Acción Católica Argentina. Todos. Después se habrán juntado, pero si uno ve el grupo inicial de Montoneros no hay una sola persona de izquierda. Todos son católicos, de colegios católicos, de organizaciones católicas. Y en general de clase media y clase alta. No hay obreros en el primer Montoneros.
—En la nueva edición de su libro menciona el tratamiento de la ley de matrimonio igualitario durante el kirchnerismo. Señala que fue apenas un gesto del Gobierno en contra de la Iglesia.
—Claro, lo mismo que hizo Perón con el divorcio.
—Usted, que ha militado en el Frente de Liberación Homosexual (FLH), ¿cómo vivió el debate?
—Mal, mal. Además, la juventud y los gays, igual que los heterosexuales, no hay diferencias, todos están engañados, la mayoría está engañada por la izquierda populista. Yo me acuerdo cuando se discutía la ley de matrimonio igualitario y fui al Congreso una noche para ver el ambiente que había. Estaba la plaza llena de los grupos gays y veo a un muchacho levantando una pancarta con un gran retrato del Che. Y yo le digo: “¿Vos sabés quién es el Che?”. Se quedó callado. El Che era el homófobo más grande que hubo en América Latina. Un asesino. El único país que tuvo un campo de concentración para homosexuales y drogadictos, que se llamaba el UMAP, Unión Militar Ayuda a la Producción, fue la Cuba del Che Guevara y Fidel. Fidel después cambia, el Che muere y Fidel cambia porque era un pragmático. Cuando ve que los intelectuales se habían puesto en contra de él por el asunto del UMAP, y también por la persecución a los escritores, cambia. Llega a mentir, como hacen siempre los dictadores, a decir que el pueblo cubano era homofóbico y que él necesitaba pasar a la libertad de los homosexuales de a poco, no podía hacerlo, y entonces creó esos campos de reeducación. Que no eran campos de concentración, sino de reeducación.
—En los años del FLH también fue muy cercano al feminismo.
—Era otra cosa, era otro mundo. Yo estaba muy cercano a la UFA, Unión Feminista Argentina, donde entre otras estaba María Luisa Bemberg, la directora de cine, en un grupo intelectual muy bueno, realmente. Y ahí me han enrostrado terriblemente las mujeres haber adherido como un nexo de la UFA a la agrupación de trabajadores del sexo, es decir de prostitutas. Yo defiendo la prostitución, no defiendo el proxenetismo. No defiendo la trata. Pero sí a las prostitutas. No sé por qué una mujer tiene que considerarse más vejada por vivir de lo que le da una profesión que le exige menos esfuerzo y más dinero que el ser explotada en una fábrica. No lo veo eso. Y en Estados Unidos, incluso en Buenos Aires, hay estudiantes universitarias de clase media que se prostituyen para pagar sus estudios. No me parece mal. Bueno, el mundo cambió. Mi manera de pensar sobre la homosexualidad y sobre el feminismo no tiene nada que ver con el de aquella época. Además, en aquella época éramos homosexuales de biblioteca, hoy son homosexuales de discoteca. Nosotros teníamos, o empezamos a hacer una encuesta siguiendo el modelo de Kinsey, estábamos en eso y en leer los libros de Simone de Beauvoir, de Havelock Ellis, de Daniel Guérin, todos esos libros. Ahora no saben nada, nada, nada. En el feminismo también, el extremo, el extremismo. Y después el principal error, todas ellas, gays y feministas, apoyan al populismo, con muy pocas excepciones.
—Y eso le parece contradictorio.
—Totalmente, porque son movimientos homofóbicos y reaccionarios, porque la ideología es una ideología católica. El catolicismo ha influido mucho. Es lo mismo que los católicos de izquierda, que además son gays y no pueden ser. Una mujer o un gay católico es como un judío nazi. Es lo mismo. La Iglesia ha perseguido duramente a los gays y a las mujeres les ha dado un papel de subordinación total. Y la Iglesia está en todo, está en el populismo, en todos. En el populismo de derecha y de izquierda.
—¿Cree que se va a legalizar el aborto en la Argentina?
—Sí, con el tiempo sí. Perdió por poquito. Y después tiene que venir la eutanasia. Así ya le sacamos todo el poder a la Iglesia. La separación de la Iglesia y el Estado, que existe en todos los países democráticos, incluso en el Uruguay, en Chile. Eso es una cosa increíble, que todavía sigamos sustentando a la Iglesia. Un país arruinado que siga pagando los lujos de la Iglesia.
—Eso parece más difícil, ¿no?
—Si hubiera una democracia verdadera no va a ser difícil, porque es lo que hay en el mundo entero. No es ninguna novedad, no es una revolución.
—¿Cómo vio este primer mes de gobierno de Alberto Fernández?
—Como la oscuridad total. No se sabe a dónde va a ir. No hay un modelo económico, que es lo principal. No hay un modelo económico. Están tomando medidas para salir del paso. Pero yo veo que es el caos. Porque cuando empiecen a molestar demasiado las medidas de Fernández va a volver Grabois, Hebe de Bonafini y todos los demás, los auténticos populistas, a ponerle palos en la rueda a Fernández.
—¿Y qué puede llegar a pasar en ese contexto?
—No, hacer pronósticos en ningún país, pero acá menos… Nadie ha pronosticado nunca. Nadie pronosticó la caída de la Unión Soviética. Al que lo decía lo trataban por loco, por reaccionario. Bueno, y sin embargo la Unión Soviética era algo mucho más firme, más sólido, que lo que puede ser el peronismo en la Argentina, que es una mescolanza. Es decir que se va a terminar. Yo seguramente no lo voy a ver, pero va a existir.
—¿Va a desaparecer el peronismo?
—Sí, no hay cosa que dure cien años. Nada es eterno.
—¿Hoy qué es el peronismo?
—Una mezcla rara de conservadurismo católico e izquierdismo.
—¿Es la peor versión, diría?
—Sí, porque está degradándose todo y porque no hay un líder como era Perón. Siempre en el peronismo hubo distintas versiones, porque eso está en la naturaleza de la política misma. En el radicalismo, como ya dije, había una izquierda y una derecha, y un populismo y una democracia, un ala democrática y un ala populista. Y en el peronismo fue igual.
—¿Hay una decadencia en el campo intelectual?
—Si la hay en el país, también en el campo intelectual. Lo que fue Carta Abierta, por ejemplo, eso revela una decadencia intelectual. ¿Querés nombres de intelectuales? Los que sacamos una declaración a favor de Macri en las últimas elecciones. Dentro de esa lista hay gente que a mí no me gusta, como suele ocurrir en los grupos. Pero ahí tenés. Y el hecho de que Alberto Fernández haya ganado por no mucho las segundas elecciones revela que no todo el mundo aguanta la crisis económica terrible debida en parte, solo en parte, a los errores del macrismo, con total de no volver al populismo. Hay, sí, pero es una minoría. Sigue siendo una minoría.
—¿Lo ve con preocupación?
—Hay que luchar como intelectual. Hay que luchar por la batalla cultural, que hasta ahora viene ganando siempre el populismo. La batalla cultural la ganó el peronismo, no hay vuelta de hoja. Y Macri le faltó capacidad, él no era un intelectual como para liderar realmente una cultura. Pero no podemos ser ni pesimistas ni optimistas, lo único seguro es la inseguridad.
El anuncio de la fórmula presidencial Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner tuvo un efecto demoledor en las aspiraciones de llegar a la Casa Rosada de los diputados Felipe Solá y Agustín Rossi, que bajaron sus candidaturas, e hizo dudar a Sergio Massa, mientras que Daniel Scioli (PJ) y Juan Manuel Urtubey (Alternativa Federal) reafirmaron sus intenciones presidenciales.
En menos de una hora, luego de que la ex presidenta subió un video a las redes sociales, en el que anunció que le había pedido a Alberto Fernández que sea el candidato a presidente por un ‘frente patriótico’ que encabezará el PJ, Rossi señaló: “Yo no voy a ser candidato. Mi candidatura estaba presente en el caso de que Cristina no quiera ser candidata”.
En esa línea, Solá manifestó: “Mi candidatura tenía una única misión: construir una unidad amplia para defender al trabajo, a los humildes y a la clase media. Ese objetivo está cumplido. Celebro la decisión de Cristina”.
En tanto, dentro del peronismo cercano al kirchnerismo, el diputado nacional por Unidad Ciudadana Daniel Scioli ratificó su postura de competir en las internas contra la fórmula Fernández-Fernández al reclamar que “se compita en una gran PASO” y destacó: “Siento una responsabilidad y un compromiso con el 49 por ciento que me acompañó» en 2015.
Otro de los presidenciables del peronismo que se encuentra en Alternativa Federal, el jefe del Frente Renovador Sergio Massa, opinó: «Alberto trabajó mucho alrededor de nuestro espacio y tenemos una mirada crítica, y no creo que haya cambiado respecto de muchas cosas que hizo el gobierno anterior, y eso no cambia».
Por otra parte, en el círculo íntimo del ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien construye «Consenso 19» para su candidatura presidencial, se analizó que la fórmula “afecta en principio a Macri y a su estrategia inicial, porque no puede competir contra un operador”.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, expresó su preocupación en cuanto a que Argentina se transforme «en otra Venezuela», si el kirchnerismo vuelve al poder en las elecciones presidenciales de este año.
«Puede que la oposición, quizá en poco tiempo, vuelva (al poder) y hay una preocupación de nuestra parte porque no queremos otra Venezuela aquí en Sudamérica», señaló el mandatario anoche tras una visita al Ministerio de Educación, en Brasilia.
Bolsonaro, quien viajará a Buenos Aires el 6 de junio próximo, dio esas declaraciones para defender la reforma de las pensiones impulsada por su gobierno, que tramita actualmente en el Congreso.
En este sentido, el jefe de Estado de Brasil, en el poder desde el pasado 1 de enero, espera que el Parlamento no modifique el texto en exceso y puso como ejemplo lo que ocurrió con la reforma de las pensiones que impulsó su homólogo argentino, Mauricio Macri, y que fue aprobada en 2017.
«Argentina hizo una reforma, hablando llanamente, a medias, Macri está teniendo problemas ahora y los problemas se acumulan», señaló el gobernante, líder de la extrema derecha en Brasil, reseñó la agencia de noticias EFE.
El renovador Sergio Massa, el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti y el senador Miguel Pichetto encabezaron el primer encuentro de Alternativa Federal del año. Juan Manuel Urtubey prefirió quedarse en Salta ante una posible emergencia ambiental en esa provincia.
El peronismo alternativo dio el puntapié formal a su año electoral con un claro mensaje a conformar una «nueva mayoría» sin la expresidente Cristina Fernández de Kirchner.
En lo que un su primer encuentro del año, los referentes de Alternativa Federal se reunieron en Mar del Plata para lanzar el espacio de cara a las presidenciales. El líder del Frente Renovador Sergio Massa, el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, y el senador rionegrino Miguel Pichetto, encabezaron el encuentro del peronismo alternativo.
El único ausente con aviso de la «mesa chica» del espacio fue el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey. El mandatario iba a participar del acto, pero decidió regresar a su provincia «ante la crecida del río Pilcomayo en Bolivia» porque «puede afectar nuevamente a Santa Victoria Este». A través de su cuenta en Twitter, Urtubey sostuvo que “mi deber y mi obligación es estar en Salta».
Sin embargo, la mayor ausencia de la jornada fue la del exministro de Economía Roberto Lavagna, quien desde las últimas semanas suena como un posible postulante. Por lo pronto, el otrora funcionario kirichnerista envió un video pidiendo por la unidad del peronismo federal.
Bajo el lema «Hay Alternativa» los dirigentes del peronismo alternativo salieron a posicionarse como la opción electoral por fuera de la “grieta” que encarnan Mauricio Macri y Cristina.
En el cierrre del encuentro Massa pidió la exclusión electoral de Cristina, al sostener que para derrotar a Cambiemos la oposición precisa dirigentes que estén en condiciones de «ganar la segunda vuelta» a Macri.
«No alcanza con pensar en candidatos de culto, no alcanza con la nostalgia», lanzó el exintendente. En ese contexto, el otrora diputado señaló que “para derrotar a Macri hay que construir una nueva mayoría, y esa nueva mayoría se construye con dirigentes que le ganen en la segunda vuelta a Macri y no que no pierdan en la segunda vuelta».
El lanzamiento formal de Alternativa Federal se realizo en La Normandina un complejo ubicado en Playa Grande. El encuentro contó también con la presencia de otros gobernadores peronistas: Mariano Arcioni (Chubut), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Hugo Passalacqua (Misiones) y Sergio Casas (La Rioja).
Esta mañana diputado provincial del FCyS-Cambiemos (y exintendente de Fray Mamerto Esquiú), Humberto Valdez, confirmó que será candidato otra vez para presidir la comuna en las próximas elecciones. Además, dijo que ya mantuvieron reuniones con algunos dirigentes del justicialismo para planificar trabajo en conjunto.
Valdez adelantó que se puso en marcha la estrategia con la que comenzó su mandato en el 2003 y que cuenta con el acompañamiento de militantes que formaron parte de la gestión del actual intendente, Guillermo Ferreyra. En ese sentido, manifestó “cuando trabajamos con el peronismo, fuimos respetuosos de cada uno de ellos y de su ideología”.
Entonces admitió su intención de ser el próximo intendente del municipio de Fray Mamerto Esquiú: “Ya lo he manifestado y adonde vamos lo digo. Pensé que ya había cumplido un ciclo en esto, pero las encuestas que se han venido realizando desde el año pasado nos han posicionado, y si esto ocurre debe ser por algo”.
Tras varias negociaciones en Diputados, el FPV, el Frente Renovador, Red por Argentina y un sector del Bloque Justicialista, se unieron para conseguir 131 firmas y así lograr imponer sus candidatos (Graciela Camaño y Eduardo de Pedro) para el Consejo de la Magistratura -la institución del Poder Judicial dedicada la nominación y el control de los magistrados nacionales y federales, que conforman los tribunales inferiores-.
Una jugada similar tuvo lugar el día de ayer en el Senado Nacional. El jefe del interbloque Argentina Federal, Miguel Pichetto, consiguió 27 firmas a favor de su propia postulación y la de la santiagueña Ada Itúrrez -quien responde al gobernador Gerardo Zamora-. Los respaldos habían sido de los 18 del Bloque Justicialista, más los dos socios pampeanos y los dos chubutenses con los que conforman el interbloque. Y para garantizarse superar los 25 votos del interbloque Cambiemos de la Cámara Alta, Pichetto logró el apoyo de los 3 senadores santiagueños y de los dos tucumanos, José Alperovich y Beatriz Mirkin, recién salidos de esa bancada.
Por lo tanto el Consejo, integrado por 13 personas, quedaría conformado de la siguiente forma:
Oficialismo: tiene 8 consejeros con tendencia a su favor, uno del Poder Ejecutivo, Juan Pablo Mahiques; dos legisladores, Inés Brizuela y Doria y Pablo Tonelli; dos jueces, Ricardo Recondo y Juan Manuel Culotta; dos abogados, Juan Pablo Más Vélez y Marina Sánchez Herrero; y un académico, Diego Molea.
Oposición: tiene cinco consejeros con tendencia a su favor, un juez, Alberto Lugones; y cuatro legisladores, los senadores Pichetto e Iturrez más los diputados De Pedro y Camaño.
Cabe mencionar, que ninguna de las dos partes posee los dos tercios para una potencial destitución de algún magistrado.
Sin embargo, ante las diferentes cuestiones los consejeros pueden llegar a variar en sus decisiones y no encontrarse estrictamente influenciados por la diferenciación de oficialismo y oposición, como algunos suponen que Pichetto mantendrá alianzas con Cambiemos.
El Gobierno dio por cerrado el debate con los gobernadores por el presupuesto 2019. Rechazó el reclamo de un grupo de mandatarios peronistas que exigía una compensación de 100.000 millones de pesos por la quita del Fondo Sojero y ratificó la fecha para sancionar la ley de leyes: el 14 de noviembre se votará en el recinto del Senado sin más vueltas.
Según pudo saber Infobae, el rechazo tajante del oficialismo al nuevo pedido de los gobernadores del PJ llegó esta tarde por dos vías y bajo el visto bueno de Mauricio Macri. Desde China, donde se encuentra en viaje oficial, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio,mandó a decir al grupo de gobernadores encabezado por el santiagueño Gerardo Zamoraque no habrá lugar para el nuevo reclamo. Y por el otro lado, el presidente provisional del senado, Federico Pinedo, le transmitió al jefe de bancada peronista, Miguel Pichetto, que la fecha de sesión para tratar el presupuesto será el 14 de noviembre como estaba previsto y esto es «inamovible».
De esta manera, el Gobierno y todo el bloque de Cambiemos no se movió un ápice pese al reclamo que en las últimas horas hicieron los gobernadores Zamora, el formoseño Gildo Insfrán, Rosana Bertone de Tierra del Fuego; Lucía Corpacci de Catamarca; Mariano Arcioni de Chubut; Sergio Casas de La Rioja y los vicegobernadores de Tucumán, Osvaldo Jaldo, y de Chaco, Daniel Capitanich.
«No hay ningún margen de discusión del Fondo Sojero. Esto forma parte de un acuerdo integral que incluye el presupuesto en sí, la adenda al Consenso Fiscal 2019 y el mecanismo para compensar a las provincias. Para nosotros es un tema cerrado», dijo a Infobae un funcionario allegado a Frigerio.
De esta manera el ministro del Interior deslizó a los gobernadores del PJ que el Gobierno ya está cumpliendo con el acuerdo de compensación por la eliminación del Fondo Sojero de este año.
Desde la Casa Rosada aclararon que el Gobierno ya hizo el primer pago de las 4 cuotas de la compensación por la eliminación del fondo sojero -en total serían 4.100 millones de pesos-. En este esquema ya se había acordado con el presidente Mauricio Macri y la mayoría de los gobernadores que las provincias recuperan el año que viene parte del Fondo Federal Solidario con los reintegros de exportación que son de alrededor de 20 millones de pesos.
La intención del Presidente es mostrar al FMI y a los presidentes del G20 que se reunirán en Argentina a fin de noviembre que el país marcha hacia «un esquema más equitativo y sustentable» en su economía. Cualquier modificación al presupuesto en el Senado implicaría que el proyecto vuelva a ser tratado en Diputados y con ello el Gobierno dejaría de cumplir esa meta que se fijó Macri de cara al G20.
Para ratificar la idea de no mover la fecha de la sesión para la aprobación del presupuesto, en Cambiemos recordaron que Pichetto prometió que la Cámara alta aprobará el proyecto para que los propietarios de vivienda única no sean alcanzados por el impuesto a los Bienes Personales como una concesión que dio la Casa Rosada para debatir cuanto antes el presupuesto.
«Vamos a modificar Bienes Personales para proteger a los propietarios de vivienda única», sentenció Pichetto respecto del proyecto de ley alternativo que presentó para morigerar el impacto de los cambios en ese tributo que propuso el Gobierno. Así, el bloque de Cambiemos se aseguró el apoyo del PJ al presupuesto 2019.
Además, en el Senado los legisladores de Cambiemos están convencidos de que cuentan con número suficiente de votos y que la rebeldía de un sector «minoritario» del PJ no hará gravitar la aprobación del proyecto.
En la Casa Rosada aseguran que el acuerdo con los gobernadores tejido durante varios meses consistía en compensar con ingresos de exportación la quita del Fondo Sojero y que además se avaló en la adenda del pacto fiscal una extensión de cobro de impuestos provinciales.
Francisco saludó este miércoles en la Plaza San Pedro a militantes que organizaron la movilización gremial y opositora del 21 de octubre a la Basílica de Luján y les firmó una remera con la leyenda «21 F, Paz, Pan y Trabajo«.
En las imágenes que difundió La Alameda, que lidera Gustavo Vera, dirigente peronista cercano al Sumo Pontífice, se puede ver a Ximena Rattoni, referente de la organización e integrante del sindicato del Personal Jerárquico del GAS (AJP), dialogar con el Papa.
«Pudimos hablar con Francisco. Tuvimos el honor de que nos firme la remera que usamos para ir a Luján los integrantes del frente multisectorial 21F, con la leyenda paz, pan y trabajo», declaró Rattoni luego de saludar a Francisco.
Y agregó: «Hablamos del trabajo por la unidad que estamos haciendo los sindicatos en nuestro país, le hemos planteado que sería muy importante para todo el movimiento que él bendijera y firmara esa remera y lo hizo; es una hermosa muestra de apoyo a la unidad del campo popular».
El comienzo del debate por el proyecto de Presupuesto 2019 se vio marcado por los incidentes que se registraron en la puerta del Congreso, pero no pasó demasiado tiempo para que esa tensión se trasladara al recinto.
Cuando el legislador radical Luis Pastori, el tercer orador de la jornada, promediaba su discurso, distintos diputados de la oposición empezaron a gritar para reclamarle a Luis Petri, quien conducía la sesión en lugar de Emilio Monzó, que no continuara el debate hasta que no se detuvieran la represión fuera del parlamento.
(Manuel Cortina)
El integrante de Cambiemos ignoró las interrupciones de los diputados Leonardo Grosso y Lucía De Ponti, quienes pedían hablar, pero el misionero rechazó en varias oportunidades cederles la palabra, lo que desató la bronca de los diputados que pedían un cuarto intermedio para calmar los ánimos.PUBLICIDAD
En ese momento, Emilio Monzó volvió al recinto e intentó encauzar la sesión, pero la situación ya estaba fuera de control. El presidente del bloque del FpV Agustín Rossi volvió a pedir la palabra, pero a pesar de que Monzó se mostraba dispuestoa dejarlo hablar, Pastori no aceptó la interrupción, y esa fue la gota que rebalsó el vaso.
Nicolás del Caño se acercó al atril de la presidencia para reiterar el pedido de cuarto intermedio y lo acompañaron otra decena de diputados de distintos partidos de la oposición. A continuación, otros legisladores del kirchnerismo, como Juan Cabandié y Daniel Filmus, se acercaron a la banca del oficialista Nicolás Massot, y se registraron algunos empujones e insultos entre los legisladores.
Al mismo tiempo, el oficialista Fernando Iglesias se insultó con la kirchnerista Mayra Mendoza, otra de las que estaban reclamando que la sesión fuera suspendida momentáneamente.
(Manuel Cortina)
Finalmente, Monzó logró confirmar el llamado a un cuarto intermedio, y llamó a los líderes de los distintos bloques a «conversar sobre la situación». Alrededor de 15 minutos después se retomó el debate, y Rossi destacó: «No estamos de acuerdo con continuar la sesión, es una irresponsabilidad que mientras se está reprimiendo nosotros hagamos oídos sordos. Si hay muertos, se van a tener que hacer cargo».
A continuación retomó la palabra Pastori, pero los gritos de fondo no cesaron. Monzó le dio la palabra al representante del FIT Nicolás delCaño, quien también pidió la suspensión de la sesión, algo que no fue aceptado por el presidente de Diputados. En esa línea, una serie de diputados de la oposición reiteraron el pedido de frenar la sesión con el argumento de los incidentes fuera del recinto (hay decenas de detenidos), pero el debate continuó.
Poco después de las cuatro de la tarde, Monzó llamó a un cuarto intermedio y convocó a los presidentes de los bloques a una reunión con el encargado del operativo fuera del Congreso, el secretario de Seguridad porteño Marcelo D’Alessandro.
Tras casi una hora de cuarto intermedio, Monzó retomó la sesión, informó que se formará una comisión para seguir el tratamiento de los detenidos, aclaró que D’Alessandro estará en el Congreso para asegurar «el derecho de las personas a manifestarse», y a continuación Pastori continuó con su discurso.
«Los muchachos peronistas, todos unidos triunfaremos». La marcha peronista se cantó este miércoles mucho y fuerte, pero no unida. En Merlo (el conurbano bonaerense), los kirchneristas; en Tucumán (en el interior), los antikirchneristas. En Corrientes, a falta de acto unitario, el presidente del Partido Justicialista (PJ), José Luis Gioja, navegó entre dos aguas refugiándose en la inauguración de una sede local. El peronismo, como siempre que está ‘en el llano’ (en la oposición) llegó muy dividido a su 17 de octubre fundacional, su Día de la Lealtad.
A un año y diez días de las elecciones presidenciales, el peronismo está partido entre ‘los K’ y los que se desmarcan de los 12 años de gestión kirchnerista. Con Cristina Fernández nada es a medias, o se la ama o se la odia. Sigue siendo la figura con más tirón del peronismo, un sólido 30% de votos seguros, pero también la del techo electoral más impermeable: alrededor de un 60% de los argentinos no la votarían nunca. Su gran bastión está en el Gran Buenos Aires, las zonas conurbanas donde se concentran industrias, altos niveles de pobreza y afinidad histórica al peronismo. También aguanta en las conurbaciones de Mendoza, Tucumán y Rosario. De nuevo, los sectores más empobrecidos.
La ex presidenta mantiene la ambigüedad sobre si se presentará por tercera vez a las elecciones, pero todos los analistas y políticos consultados por EL MUNDO dan por hecho que será candidata. Con el PJ o con el frente Unidad Ciudadana, el paraguas bajo el que ahora es senadora nacional. Este 17 de octubre no sirvió para despejar dudas: Cristina se quedó en el sur, en Calafate (Santa Cruz), ejerciendo de abuela. «CFK no va (ni a Merlo ni a Tucumán) por nada en especial. Está en el sur. Nada más que eso», explican fuentes de su entorno. «Nunca se rigió por el calendario peronista», comenta la prensa argentina.
Nostalgia peronista
En barrios porteños como Caballito o Agronomía, la nostalgia peronista se palpa en pizarras y muros callejeros. «Néstor eterno», junto a fernet (bebida alcohólica) de oferta. «Sin Cristina no hay pan», entre dos colchonerías. Más allá de los grandes actos de Tucumán y Merlo, el peronismo celebra su nacimiento el 17 de octubre de 1945 en pequeñas dosis: fiestecitas de bar, reuniones vecinales, la marcha peronista cantada a seis o siete voces. Los más fieles a la causa restan importancia a la división del movimiento a gran escala. Siempre es así, comentan, sobre todo cuando el peronismo está sin poder, sin presidente, sin líder claro. «Lo importante es que se festeje el día. Ese día los trabajadores forjaron su futuro de prosperidad», subraya un líder vecinal, antes de invocar, con orgullo, la gran movilización obrera y sindical que aquel 17 de octubre logró la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón, gran promotor de los derechos laborales y elegido presidente un año después.
El resultado de las próximas presidenciales pasa en buena medida por la capacidad del peronismo de presentarse unido. «Con una situación económica mala como la actual y unido, al peronismo es muy difícil vencerlo. Pero si está dividido sí se puede», apunta el analista y profesor Orlando D’Adamo. Para la politóloga María Esperanza Casullo, la disputa peronista es claramente por el liderazgo, «con un sector que se referencia en Cristina Kirchner y otro que no». «El tema es que nadie, hasta ahora, ha logrado construir un capital electoral que pueda jubilarla’», anota. Tampoco el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, su antiguo jefe de gabinete y candidato en las presidenciales de 2015.
Los otros peronistas que suenan como presidenciables -Juan Manuel Urtubey (gobernador de Salta), Juan Manuel Schiaretti (gobernador de Córdoba) y Miguel Ángel Pichetto (líder peronista en el Senado)- aguardan a ver cómo evoluciona la situación económica y cómo llega el Gobierno de Macri al año electoral. «El peronismo no irá unido a las elecciones. Cristina será candidata porque es la figura que más mide en las encuestas», considera Silvia Mercado, experta en historia del peronismo. Los ‘no K’ creen que la fórmula de la victoria es un candidato más moderado, en los modos y la ideología, menos izquierda y más centro, con el apoyo de la ex presidenta. Los meses por venir demostrarán cierta, o no, la mítica frase de Perón. «Los peronistas somos como los gatos: cuando gritamos creen que nos estamos destrozando, pero en verdad nos estamos reproduciendo».
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