El jefe de Gabinete, Marcos Peña, expresó que está convencido de que Cambiemos va a «ganar las elecciones» presidenciales de octubre, y sostuvo que el kirchnerismo «no es capaz de generar ninguna ilusión, ninguna esperanza».
Estamos convencidos de que vamos a ganar las elecciones”
«Estamos convencidos de que vamos a ganar las elecciones. Esto es algo más grande que Cambiemos o (Mauricio) Macri, es una rebelión muy profunda de los argentinos que viven dificultades hace mucho tiempo y tienen bronca», dijo Peña anoche en una entrevista en el canal de cable Todo Noticias (TN).
El funcionario destacó que la ciudadanía «reconoce la honestidad y la intención de un gobierno que nunca dejó de decir la verdad, de poner la cara y de marcar un rumbo», y admitió que en Cambiemos creyeron que «iba a ser mas fácil el camino».
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, no descartó la posibilidad de que la gobernadora María Eugenia Vidal vaya por la reelección como colectora de precandidatos presidenciales, como Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey o con Sergio Massa.
«Si hay otros candidatos a presidente que quieren apoyar a nuestra gobernadora, no nos parece una alquimia. Son dinámicas provinciales que exceden a la dinámica nacional», deslizó Peña consultado anoche en La Nación + sobre esta posibilidad.
Según el funcionario, «en una elección desdoblada parecía más natural y, en una local, parecería más raro, pero si con eso se consolida una decisión de una mayoría de no volver al kirchnerismo en la provincia, no me parece un atajo o una discusión que altere la previsibilidad».
En tanto, Peña recomendó «no mirar las encuestas de hoy como un pronóstico» porque «si uno miraba el pronóstico del 3 de junio de 2015, María Eugenia no medía más de 14, 15 puntos en la provincia».
Y agregó que, ella ganó en ese entonces «por la misma razón por la que va a volver a ganar, y muy bien, en la provincia
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, dijo hoy que «es muy importante trabajar al servicio de la gente y es algo que el Gobierno ha venido haciendo desde el primer día», al analizar la homilía del cardenal Mario Poli en el tradicional Tedeum que se realizó en la Catedral Metropolitana con motivo del 209° aniversario de la Revolución de Mayo.
«Debemos buscar, en este día patrio, que todos nos conectemos con el sentido de que somos gobernantes y protagonistas de nuestra Patria y, en esta construcción que tenemos que ir haciendo entre todos, son palabras muy sabias», añadió Peña sobre el mensaje de Poli.
Marcos Peña destacó que el Gobierno «trabaja al servicio de la gente»
Sobre la pobreza, dijo que «es una de las tareas centrales que nos planteamos como Gobierno y seguimos trabajando con ese foco».
«Es un tema que aqueja a la Argentina hace mucho tiempo», remarcó.
Peña agregó que la pobreza «tiene que ver, no sólo con los ingresos, sino con combatir el narcotráfico y cosas en las que venimos trabajando desde hace mucho tiempo».
La jugada de Cristina Kirchner, de bajarse de la carrera presidencial y acompañar en la fórmula a Alberto Fernández, sorprendió a toda la arena política en la mañana del sábado. Pero, rápido de reflejos, el hombre fuerte del macrismo, Marcos Peña, salió a arengar a su tropa con un contundente mensaje de WhatsApp.
Se trató de una mañana movida en la Quinta de Olivos. Según informaron fuentes del entorno presidencial, Peña estaba reunido con Mauricio Macri cuando Cristina daba a conocer que se bajaba de la contienda para ir como segunda del exjefe de Gabinete kirchnerista.
Entonces, el jefe de campaña de Macri 2015 disparó desde su teléfono lo que en pocos minutos se convirtió en el discurso estratégico del propio Presidente. «La línea es que a nosotros no nos cambia cómo se organiza la oposición», empieza el texto.
El mensaje que compartió Marcos Peña con la plana mayor de Cambiemos. (Crédito: Clarín)
Del otro lado del teléfono estaba toda la plana mayor y el Gabinete de Cambiemos. «Somos una fuerza coherente que representa el cambio, el futuro y la vocación de no volver a atrás de la mayoría de los argentinos», continuó.
La oración final de cierre, según consignó el diario Clarín, se volvió un mantra para todos los dirigentes del oficialismo. «Más que nunca, somos defensores del cambio», remató.
El mensaje hizo un fuerte eco dentro de Cambiemos y se compartió hasta los mandos medios y las bases de la coalición de gobierno. Tal es así, que el propio Macri deslizó una línea similar cuando le tocó hablar. «Volver al pasado sería autodestruirnos», dijo.
La noticia se conoció esta mañana, también a través de las redes sociales: Cristina Kirchner publicó en sus cuentas un video donde hizo un balance de la coyuntura política y anunció que acompañará como vicepresidenta la fórmula de Alberto Fernández.
Por la tarde, el propio exjefe de Gabinete estrenó el traje de candidato con mensajes en las redes sociales que dejaron a entrever cuál será su agenda de campaña.
En un primer momento, dijo que siente «una enorme alegría» por la candidatura y lanzó: «Hay que devolverle la dignidad a los argentinos que este gobierno sumió en la pobreza y marginalidad». Después, aseguró que «todos juntos vamos a trabajar para sacar a la Argentina de la postración».
Lo cierto es que Alberto Fernández deberá ponerse al hombro una campaña electoral muy áspera donde su principal referente, Cristina Kirchner, estará sentada en el banquillo de los acusados por causas de corrupción. Para eso, buscará ampliar su base política para fortalecer la candidatura.
El jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, salió ayer al cruce del titular de la UCR, Alfredo Cornejo, quien había puesto en duda el liderazgo de Mauricio Macri y pedido cambios en Cambiemos. «Lo importante es que en Cambiemos se den todos los debates, pero el liderazgo de Mauricio Macri es incuestionable y el camino natural es que vaya por su reelección para que este proyecto de cambio se ratifique en las urnas. No descartamos discutir alternativas, pero creemos que a un presidente no se lo puede someter a una interna», señaló Peña, rechazándo así la posibilidad de que haya competencia dentro de las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias de agosto.
Luego de un día de festejos por el efecto que surtió la presión sobre la Corte Suprema para que comience el juicio a Cristina Fernández, el jefe de Gabinete se metió de lleno en el terreno electoral. Rechazó las ideas de Cornejo, aunque se cuidó de no confrontar abiertamente con el jefe del Comité Nacional de la UCR: aseguró que sus dichos tuvieron «una interpretación exagerada». «El propio Cornejo dijo que Macri era el Plan A, pero los debates no están cerrados. Ningún planteo táctico al interior de Cambiemos puede poner en duda el liderazgo del presidente», insistió el jefe de Gabinete.
El radicalismo deberá definir su política de alianzas el próximo 27 de mayo en la reunión de la Convención Nacional que se realizará en Parque Norte. Allí se expresarán las distintas posturas: por un lado el sector de Ricardo Alfonsín, Federicto Storani y Jorge Sappia, quienes directamente proponen romper la alianza para armar otro espacio conducido por el ex ministro Roberto Lavagna; por el otro un sector que reclama «ampliar» Cambiemos incorporando dirigentes de Alternativa Federal como Cornejo y Martín Lousteau; y por último otra corriente encabezada por el jujeño Gerardo Morales que propone directamente apoyar la candidatura de Macri y en todo caso presionar para que un radical ocupe el segundo lugar en la fórmula presidencial.
Según Peña, «hay un consenso de revalorizar Cambiemos y redoblar este espacio político» y la mayoría de los radicales acompañan la última postura.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, expuso el malestar del gobierno nacional tras la decisión de la Corte Suprema que retrasa el inicio del primer juicio oral contra Cristina Kirchner. Ayer, el máximo tribunal solicitó revisar el expediente principal de la causa conocida como «Vialidad», que investiga el redireccionamiento de la obra pública.
En diálogo con Eduardo Feinmann en radio La Red, el funcionario aseguró que la intervención de la Corte genera «mucha bronca en la sociedad» porque «hay una demanda concreta de que se haga justicia«.
«Se debilita la credibilidad de todo el proceso judicial, tiene que haber justicia, en tiempo y en forma, no puede dilatarse un proceso eternamente», planteó Peña. Y agregó: «Es una causa de gran sensibilidad, es una ex presidenta, pero también hablamos de decenas de miles de millones de pesos, que quedó probado que han sido desviados de los fondos públicos, que en lugar de ir a rutas han ido a las arcas de personas particulares».
El jefe de ministros aseguró que con su decisión la Corte generó la percepción de impunidad en la ciudadanía y apuntó contra los jueces que «se rigen por las encuestas». «El kirchnerismo cree que la justicia tiene que ser militante, una cuestión que sea parte de un esquema de poder, y nosotros creemos que hay que defender a los jueces que se rigen por los códigos y no por las encuestas«, desarrolló.
Para Peña, la solicitud de la Corte se corresponde con «una mirada sobre la Justicia que tiene el kirchnerismo, que está en carrera electoral y viene manifestando como ayer lo hizo Alberto Fernández, que ellos creen que la Justicia tiene que ser militante».
En sintonía, el ministro de Justicia, Germán Garavano, consideró en radio Mitre que el fallo es «inusual, y tiene un condimento político muy grande; preocupa porque puede impedir la realización de un juicio oral». «Cuando la Corte pide los expedientes pareciera que no quiere que se realice el juicio. Ella (por la ex presidenta Cristina Kirchner) está involucrada, y lo que tiene que hacer es dar explicaciones. Es llamativa la resistencia del kirchnerismo a dar explicaciones. Cuando el presidente (Macri) fue llamado se presentó, dio explicaciones públicas. En este caso, nadie ha explicado qué pasaba con los hoteles, con los proveedores de la obra pública. Lo importante sería dar explicaciones en la Justicia», aseguró el ministro de Justicia.
Por otro lado, la Oficina Anticorrupción (OA) realizó una presentación ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 2 para que no se demore el inicio del juicio oral contra Cristina Kirchner, previsto para el próximo 21 de mayo. El mismo pedido realizó el fiscal federal involucrado en el proceso, Diego Luciani.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, se refirió a las últimas medidas que implementó el Gobierno para «llevar alivio» a la gente en materia económica, pero puntualizó que bajar la inflación llevará «un poco más de tiempo» por «la inestabilidad que genera el año electoral». En este sentido, afirmó: «Se está haciendo todo lo necesario para que afloje, para que baje, y estamos convencidos de que este es el camino».
El funcionario afirmó que el Gobierno «está ocupado» en controlar la inflación, y consideró que «al mundo económico y al resto del mundo le inquieta saber para dónde va a rumbear la Argentina, porque las dos principales opciones representan caminos distintos».
En cuanto a las políticas económicas que anunció Cambiemos la semana pasada, evaluó como «muy valioso que se haya podido avanzar en esta idea de los Productos Esenciales, creemos que es una señal, dentro de muchas otras que estamos haciendo para estabilizar este pequeño rebrote de inflación que hemos tenido y que tenemos que cuidar claramente, y al mismo tiempo con herramientas como los Créditos ANSES que hemos largado, que también ayuden a reactivar el consumo».
«Creo que hay que comprender, conversar, entender que obviamente hay muchas cosas que por ahí no se han logrado con la velocidad que hubiéramos querido o todos los resultados que hubiéramos querido, pero sí entender primero que acá ha habido un Gobierno que ha trabajado con honestidad, que ha trabajado con transparencia, con cercanía, que ha logrado dar vuelta situaciones que parecían imposibles», destacó Peña en diálogo con radio LT23 de San Genaro.
Por otro lado, ratificó que Macri buscará la reelección pese a las advertencias de un escenario reñido contra Cristina Kirchner. «El Presidente ya lo ha dicho que él está listo para seguir trabajando por el cambio, por la Argentina, que lo mueve y tiene en su corazón un amor muy profundo por esta tierra, por su gente y él quiere seguir trabajando en esa línea, y ahora dependerá de los argentinos si quieren que siga o no», aseguró.
Sin embargo, evitó dar una confirmación con relación al eventual compañero de fórmula, en un contexto en donde el radicalismo presiona para ubicar a uno de sus dirigentes en ese lugar y el propio Macri habilitó el rumor sobre Martín Lousteau.
«Las definiciones de la fórmula quedarán abiertas para más adelante, y por supuesto también en ese marco nos encontramos a charlar con dirigentes radicales todos los días prácticamente, con dirigentes de la Coalición Cívica, dirigentes del PRO, apostamos mucho a eso del diálogo, a encontrarnos, a buscar qué cosas, qué podemos aprender, qué cosas podemos hacer mejor. Y acá las puertas están siempre abiertas para ese espíritu de diálogo, así que esa es un poco la idea», planteó Peña.
Ricardo Alfonsín confirmó que el próximo miércoles almorzará con el jefe de Gabinete, Marcos Peña. “En realidad me invitaron la semana pasada, pero me pidieron postergar la reunión porque iban a lanzar el paquete de medidas (para enfrentar la crisis). Me dijeron entonces de juntarnos este lunes pero les dije que no podía porque voy a estar ese día y el martes en Córdoba, haciendo campaña por los candidatos de la Lista 3; fue así que se acordó que sea el miércoles”, dijo Alfonsín.
El dirigente radical, que desde 2016 viene marcando diferencias con la gestión gubernamental de Mauricio Macri, dijo creer que fue invitado para “hablar de política”. La reunión con Peña será al mediodía y en la Residencia Presidencial de Olivos. Alfonsín reconoció no saber si por estar en Olivos, podría cruzarse con el Presidente.
Ricardo Alfonsín (La Voz/Archivo).
Alfonsín admitió haberse sorprendido al enterarse de que el martes, un día antes de su visita a Olivos, Peña tendrá un encuentro con Federico Storani, otro dirigente crítico de las políticas de Cambiemos, y que ejerce una vicepresidencia del Comité Nacional de la UCR. “No sé por qué nos invitan por separado; por ahí me quieran decir algo muy personal”, especuló.
“A Peña le voy a decir lo que vengo diciendo en todos lados: que tenemos que hacer un frente distinto, que supere y trascienda a Cambiemos, sin excluir a nadie”, aclaró, acaso para no despertar suspicacias en el PRO o en la Coalición Cívica, los aliados del radicalismo en la coalición oficialista.
Las reuniones de Peña con Storani y Alfonsín continúan una serie de encuentros entre radicales con el jefe de Gabinete y con Macri celebrados en abril. En la primera quincena del mes, el presidente Macri se reunió dos veces con Martín Lousteau, según dicen, en cita auspiciada por Enrique “Coti” Nosiglia. Luego, los gobernadores de la UCR, Alfredo Cornejo (Mendoza), Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), también conversaron con Macri y Peña en la previa del anuncio de económico del jueves.
¿Alfonsín conversará con Peña sobre la eventual candidatura presidencial de Roberto Lavagna, que el Partido Socialista, el GEN y grupos radicales vienen fogoneando? “Las candidaturas deberán venir después de acordar un programa; a esto ya lo dije en 2015, en la convención radical de Gualeguaychú”, respondió Alfonsín.
Excandidato presidencial en 2011, en fórmula compartida con Javier González Fraga, Alfonsín cree que durante la segunda quincena de mayo deberá sesionar la Convención partidaria que conduce el cordobés Jorge Sappia, otro dirigente radical disconforme de la gestión Cambiemos. “El Comité Nacional es el que debe convocar a la Convención; todavía no se sabe día ni lugar”, agregó.
El radical bonaerense arrancará la semana visitando localidades del este cordobés. “Voy a ir a San Francisco para saludar a nuestro candidato, Cristian Canalis. También me voy a ver con Dante Rossi, y con otros candidatos de la Lista 3”, dijo. “La Lista 3”, remarcó.
Respecto a la elección provincial que enfrentará a los radicales Mario Negri y Ramón Mestre, Alfonsín no dudó en decir que apoya las listas mestristas. “Yo lo quiero mucho a Mario, pero no puedo estar con quienes compiten contra el partido, yo siempre fui orgánico, aún con decisiones con que las que no he estado de acuerdo”, dijo.
“No podemos negar que el contexto económico afecta el ánimo de todos los ciudadanos». Atilio Benedetti, candidato a gobernador de Cambiemos en Entre Rios, le puso nombre a su mal desempeño de este domingo: crisis económica.
Benedetti quedó casi 25 puntos debajo del peronista Gustavo Bordet. Juntó 219.447 votos, 220 mil menos que los que consiguió el 22 de octubre de 2017, cuando ganó la legislativa.
En aquel turno, montado a la polarización que irradió Cristina Kirchner en Buenos Aires, Benedetti tuvo 53 puntos, el mejor score de Cambiemos en el geografía nacional: acumuló 437.962 votos.
La comparación es dramática para Cambiemos. Más aún porque Mauricio Macri se metió en la campaña: viajó a Gualeguaychú, donde gobierna Martín Piaggio, un peronista K, que sacó 52 mientras el macrista Javier Melchiori arañó los 20. Cuatro años atrás, Piaggio ganó la intendencia por apenas 210 votos. Ahora ganó por 17 mil.
Mauricio Macri junto a Marcos Peña y los ministros Rogelio Frigerio y Guillermo Dietrich y el senador Federico Pinedo.
La cuenta de la Casa Rosada es otra: apuntan que 2017 fue la cresta de la ola electoral y el derrotero de votaciones del 2019 -perdidoso- se debe comparar con el 2015.
Marcos Peña apaga los temores de los dirigentes que lo visitan -y le muestran encuestas temibles-, con un mantra: Macri retiene el 24% de votantes de la PASO de aquel año, y crece a 30% de los entonces votantes de Ernesto Sanz y Elisa Carrió.
En el peronismo, tras el triunfo de Bordet, magnifican el fanatismo por la unidad. Cristina Kirchner se convirtió, un poco en defensa propia, en promotora de la oferta única PJ.
En la Casa Rosada, el objetivo es simple: las elecciones provinciales como previa nacional, permiten el cálculo de que Macri está entre los dos candidatos más votados. En criollo: que logra entrar en el balotaje y enterrar la tesis 2003 de dos peronismos como marcas más votadas.
Hay una numerología que nutre la teoría Peña: en las elecciones de 2019, Cambiemos se mueve, aun a la baja, en un ratio de resultados parecidos a los de 2015. Con esa matemática parcial se defiende la competitividad de Macri.
En Neuquén, Horario «Pechi» Quiroga obtuvo 21 puntos -70.500 votos- en el 2015 contra 15% de este año. En Río Negro, Lorena Matzen obtuvo 5,66% mientras en 2015, el radical Horacio Massaccesi sacó 3,1%.
En Chubut, en las PASO de cuatro años atrás, los candidatos de Cambiemos acumularon 15,61% -mientras que en marzo pasado, Gustavo Menna, logró el 14,48%.
La Patagonia es, dicen en el PRO, una zona políticamente fría para Macri: tiene altos niveles de rechazo -tarifazos y comentarios del Presidente potenciaron ese rechazo- y no fue, ya en 2015, un territorio amigable.
El menú argumental macrista sigue un caminito: minimizar las derrotas propias, maximizar las derrotas ajenas y naturalizar los triunfos de oficialismos locales que, dice uno, «confirmar el statu quo».
En San Juan, aunque nadie llevó su marca ni su nombre, Martín Turcumán -que fue Cambiemos en 2015- cayó 5 puntos -dos ex cambiemitas sumaron, aparte, 2 puntos- y en Entre Ríos, Benedetti juntó 33,6 contra los 36,5 de Alfredo De Angeli.
Jaime Durán Barba, cuenta un dirigente bonaerense, prefiere arrancar sin ser el preferido: Larreta contra Michetti, Macri a principios de 2015, Vidal en Buenos Aires y Bullrich en 2017 son casos testigo.
En la lectura no aparece la crisis de la que habló Benedetti ni contempla otro hecho: Macri suele medir en los distritos peor que sus candidatos. Lo saben Vidal y los intendentes PRO del conurbano.
Es decir: en el laboratorio optimista falta el condimento Macri en la boleta de Cambiemos y el efecto de casi cuatro años de gobierno con indicadores económicos y sociales en rojo total.
«Yo creo que no nos vamos a ir en diciembre, los argentinos no quieren volver atrás, quieren seguir con el cambio». La frase, pronunciada por un eufórico Marcos Peña, formó parte del informe de gestión que brindó este mediodía el jefe de Gabinete en la Cámara de Diputados.
Cuando Peña respondía las preguntas del kirchnerismo y se enfrentaba con diversos legisladores, entre ellos Cristina Álvarez Rodríguez, Gabriela Cerruti y Axel Kicillof, en un momento de máxima tensión sonaba en el recinto la canción «Corazón Mentiroso», de Karina. Se deslizaba que había sido un diputado opositor quien aprovechó el momento para abrir su cuenta de Spotify y compartir el hit cumbiero.
A continuación, Peña le respondió a la diputada Cerruti: «Qué dilema… no le creo su indignación impostada, la ví manejando los temas de pobreza, y no le creo. La pobreza no fue construida por este gobierno, cuando ustedes fueron gobierno no respondieron este problema».
«¿De qué indignación hablan? Los únicos cínicos son ustedes, porque ustedes dijeron que había menos pobres que Alemania. Ustedes fomentaron el clientelismo… el camino de la pobreza cero sigue siendo una invitación por la que tenemos que trabajar juntos, si no nos ponemos de acuerdo en el cómo, no lo vamos a lograr», agregó un Peña exaltado.
En esa línea, el Jefe de Gabinete destacó: «Discutamos de cifras. ¿Dónde estaba el país en diciembre de 2015, en qué país vivían? La pobreza está en el mismo lugar que en 2015, pero con una diferencia… nosotros pusimos cloacas, entonces no me hablen de indignación, eso no es cemento, eso es dignidad». «No se si es un pronóstico suyo, o un deseo… pero creo que no nos vamos a ir en diciembre, los argentinos no quieren volver atrás, van a respaldar el cambio», remató Peña.
La exposición de Peña en vivo
Por otro lado, durante su exposición, Peña, reconoció esta tarde que desde el Gobierno se equivocaron en decir que «bajar la inflación era fácil«. Con una autocrítica, el funcionario hizo referencia a las promesas incumplidas de Mauricio Macri quien, durante su campaña presidencial del 2015, había señalado que eliminar la inflación era «la cosa más simple» de realizar. «Nos equivocamos en decir que era fácil, sí. ¿En qué se equivocaron ustedes?», replicó Peña cuando desde la bancada opositora le achacaron la ineficacia del Gobierno para bajar la inflación. «Decir que hemos inventado la inflación es un error, entonces ustedes tampoco se tienen que presentar a las eleccions porque tampoco pudieron combatir la inflación, nosotros estamos atacando el fondo de la cuestión y hoy el Banco Central ya no emite como en la época de ustedes», remató.
Respecto de la inflación, Peña también destacó que la Argentina es «uno de los peores países del mundo en materia de inflación«. El funcionario aclaró que no es un problema que pueda endilgarse a un Gobierno que lleva algo más de tres años en el poder, sino un fenómeno que persiste a lo largo de la historia. «Si sacamos los años de hiperinflación, en los últimos 80 años el promedio es 62,6% de inflación. Desde 1800 a la fecha solo 7 países vivieron mas tiempo que la Argentina con inflación mayor al 40% anual«, puntualizó el ministro. Pese a los reiterados cuestionamientos de los diputados del Frente para la Victoria, que recibieron a Peña con carteles en sus bancas con la inscripción «Basta de mentir«, Peña dijo estar «muy orgulloso de defender a este Gobierno«.
Marcos Peña en la Cámara de Diputados
Más temprano, durante su exposición de apertura (que duró cerca de dos horas y media), el Jefe de Gabinete había destacado que el de Cambiemos «es uno de los gobiernos más federales en la historia de nuestro país«. En su segundo informe en lo que va del año y el primero en la Cámara baja, el funcionario detalló provincia por provincia las obras realizadas en 41 meses de gestión. Asimismo, recordó que al momento de asumir el Gobierno de Mauricio Macri, «10 provincias no podían pagar sueldos y aguinaldos» y lo atribuyó a «una etapa de gobierno de 12 años de concentración de recursos con una clara intención de disciplinamiento político».
El ministro coordinador destacó que en la actualidad 20 de 24 provincias están en equilibrio fiscal y financiero, y eso se debe, según dijo a que «en estos años años han recibido más fondos automáticos que nunca y participan de la torta de recursos federales como nunca antes en la historia».
El Gobierno vuelve a tender puentes con Elisa Carrió. En los primeros días de enero Marcos Peña se reunirá con la líder de la Coalición Cívica. Será el primer contactoluego de los últimos cortocircuitosentre la diputada y el Ejecutivo, tras las críticas públicas de Carrió al Protocolo de Seguridad, que hicieron crujir como nunca antes a Cambiemos. Todavía no está previsto un encuentro con el Presidente.
Hubo dos encuentros para allanar el terreno en el despacho del Jefe de Gabinete. Participaron, además del ministro coordinador, el titular del PRO Humberto Schiavoni y el secretario general del partido Francisco Quintana. Por la Coalición Cívica dijeron presente el flamante presidente Maximiliano Ferraro y su antecesora Maricel Etchecoin. Ferraro y Quintana -legisladores porteños- ultiman detalles para el encuentro entre Carrió y Peña.
“Lilita reconoce que Marcos será quien concentre las decisiones de cara a la campaña”, afirman cerca del Jefe de Gabinete. La diputada señalá hace pocos meses que Peña es uno de los pocos funcionarios que se atrevía a llevarle malas noticias al Presidene.
Carrió suele decir que no le interesan los cargos. Sin embargo, la jefa de la CC hizo llegar algunos pedidos puntuales a sus socios. Ya había hecho notar su interés para que el ex vicejefe Mario Quintana volviera al ruedo. Ahora pretende extender el poder territorial de su partido.
En el Ejecutivo no solo tomaron nota, también empezaron a mover fichas para cumplir el deseo de la socia fundadora de Cambiemos. El jueves Peña recibió en su despacho a los referentes de cada partido y también al diputado provincial de la CC por Catamarca Rubén Manzi. Hubo fotos, sonrisas y publicaciones en Twitter. En los dos partidos repiten que probablemente este neurocirujano nacido en Santa Fe será el candidato a gobernador de Cambiemos en la provincia.
Hay una pelea en ciernes con el radicalismo local -el Frente Cívico- que controla el ex gobernador y actual senador Oscar Castillo, cuya hija era hasta el año pasado ejercía como directora nacional de Juventud bajo el mando de Carolina Stanley.
Los referentes de la Coalición Cívica afirman que entre la última semana de diciembre y los primeros días de enero se reunirán con Carrió para definir la estrategia nacional y de cada distrito de su partido.
Carrió se siente fuerte en Catamarca, Chaco, Santa Fe y Córdoba, la Ciudad y la Provincia. También, en Tierra del Fuego, donde la Coalición se lanzó oficialmente este viernes. Tomás Bertotto es el representante de Carrió en Ushuaia.
En Córdoba, Carrió no tiene dudas. Quiere que el candidato sea su amigo Mario Negri. El jefe del interbloque de Cambiemos en la Cámara Baja del Congreso también es el preferido de la Casa Rosada, aunque Ramón Mestre tiene predicamento en el ministerio del Interior. Carrió acaba de levantar la intervención de su partido en la provincia que consagró a Macri en 2015. El joven Gregorio Hernández Maqueda es su máximo referente.
En las Legislativas del año pasado, la socia más picante de Mauricio Macri logró duplicar su fuerza en Diputados. Pasó de tener 5 a 10 legisladores.
En la Coalición no descartan sumar a algunos de sus dirigentes en las fórmulas de las provincias -además de Catamarca- donde Cambiemos es competitivo. En el PRO, en cambio, relativizan esas versiones.
La tensión entre Carrió y Macri llegó a su clímax en las últimas semanas. No se reúnen desde octubre. La diputada presentó un pedido de juicio político contra Germán Garavano y disparó con munición gruesa por el Protocolo de Seguridad. “No vamos a ir al fascismo”, alertó. El PRO cerró filas detrás de la ministra de Seguridad, estrella en el último Consejo partidario del macrismo.
En el Congreso de la CC, el fin de semana, Carrió rechazó una ruptura pero dijo que hay corruptos dentro de Cambiemos “Por ahora no hay fecha de encuentro entre Presidente y Lilita”, avisaron cerca de la diputada.
Ferraro le resta importancia a los cortocircuitos. “Seguramente ya llegará el momento en el que se encuentren. La relación de ellos dos es abierta y sincera. A veces coinciden y otras, no. Las tensiones no nos debilitan, nos fortalecen. No somos idénticos. Lilita y la CC muchas veces ocupan un rol más pedagógico y de anticipación”, reflexiona el funcionario.
La mesa chica del PRO -con María Eugenia Vidal, Peña y Horacio Rodríguez Larreta- volverá a reunirse el 7 de enero para analizar el escenario. Para marzo, prevén un encuentro nacional de Cambiemos, acaso sea con Carrió.
Martín Lousteau está recién llegado de Europa. Habla con entusiasmo del encuentro que compartió en el Vaticano con el papa Francisco y Bono, el líder de U2. No oculta su preocupación por la economía y dice que se comunica seguido con Mauricio Macri. Mide las respuestas: a veces suena como un oficialista crítico y otras como un duro opositor. También se anima a marcar diferencias en público entre dos de los principales referentes de Cambiemos, Horacio Rodríguez Larreta y Marcos Peña.
-¿Cómo surgió el encuentro con el papa Francisco y Bono?
-Hace unos tres años llevé a Irlanda una idea con un diagnóstico del capitalismo global que le interesó a Bono. Y él me comentó que le interesaba tener un encuentro con el papa Francisco por un tema de la educación de ciento cincuenta mujeres jóvenes que no van a la escuela en África. Y bueno, empezamos a gestar el encuentro y fuimos con esa agenda. Creo que hubo una comunión muy importante entre los dos y el fruto se va a ver con los meses.
El papa Francisco, Bono y Lousteau, la semana pasada en el Vaticano
-¿Hubo espacio en la reunión para que el papa Francisco dijera cómo ve a la Argentina?
— No, no era una reunión para eso. Era para trabajar por la educación en pos de una menor desigualdad con una entidad a la que el papa le tiene mucho aprecio, que es Scholas, y cómo se puede incorporar la tarea que hace la fundación de Bono que se llama One.
– ¿Y cómo ve usted a la Argentina? ¿Cómo observa la situación económica?
— Bueno, yo creo que cada día se ve la fragilidad en la que está inmersa la Argentina. Creo que es una fragilidad que se empieza a manifestar ahora pero que viene de hace mucho. Diría que lo que le ha pasado a la Argentina es que los inversores extranjeros, pero también los argentinos, hemos perdido la confianza en nuestra clase política, nuestra clase dirigente, en que puedan resolver los problemas que la Argentina arrastra desde hace un montón. Si se quiere, ese diagnóstico estaba tapado por diversas cuestiones… Porque salías de un régimen populista de doce años. Porque resolvías la situación de los holdouts. Porque salías del cepo. Porque las tasas de interés eran bajas y el mundo parecía apacible. Sin embargo no se discutió nada de la cuestión de fondo, nada de lo que tiene que resolver la política. Y cuando el mundo se volvió un poquito más complejo, cuando el agua bajó…
— Ahí nos dimos cuenta de que estábamos desnudos…
— Así es. Y eso se manifestó primero en el tipo de cambio. Ahí creo que se cometieron errores de diagnóstico de cuál era el tipo de cambio que necesitaba Argentina en este contexto. Y eso llevó a perder muchas reservas. Y eso te llevó al Fondo que, como dijo una vez (Alfonso) Prat Gay, es como pedirle dinero prestado a tu suegro. Y después los errores propios hicieron que otra vez fuéramos noticia por los cambios de funcionarios, por las renuncias recientes, por tener que modificar un acuerdo que se había firmado hace poco, por incumplirlo en la primera revisión… También creo que este nuevo acuerdo está condicionado por los errores pasados. Si no demostrás solvencia técnica o seniority con medidas que van en la dirección correcta y que van resolviendo el problema, el que te presta plata te empieza a imponer más condiciones. Yo creo que en esa situación estamos hoy.
Si no demostrás solvencia para ir resolviendo el problema, el que te presta plata te empieza a imponer más condiciones
— Confianza ha sido una de las palabras más usadas por el gobierno en el último tiempo. ¿Cómo se recupera? ¿Cómo se sale de la situación actual?
— Yo no creo que en esta situación actual tengas una medida concreta que te resuelva la confianza porque, insisto, es una desconfianza acumulada en nuestra clase política. Yo lo que noto en la gente no es solamente preocupación por la situación económica, noto una suerte de decepción, frustración, escepticismo… Es decir, es casi un enojo para con nosotros mismos en nuestra calidad de argentinos. Entonces yo no creo que si el déficit en lugar de ser 0 es 0,1 o con un superávit haya motivos para ser más optimista. O que si la inflación del mes siguiente en lugar de ser 5 fuera 4 nos pondría más optimistas. Si yo viera a la clase política teniendo la capacidad de discutir un diagnóstico concreto sobre lo que le viene pasando a la Argentina hace mucho tiempo sí me volvería optimista. ¿Qué quiere decir esto? Argentina en todo el mandato del presidente Macri no va a haber crecido. De hecho cuando termine va a haber caído el ingreso por habitante. El ingreso por habitante en Argentina no crece desde el año 2008. En 20 años crecimos la cuarta parte de lo que creció Chile, la tercera parte de lo que creció Uruguay. Entonces Argentina hace mucho que no puede encender los motores de crecimiento y esto en lugar de motivar una reflexión más profunda de la clase política lleva a eslóganes de que nuestros problemas se resuelven con crecimiento. Sí claro, todos los problemas se resuelven con crecimiento, la pregunta es por qué no estamos pudiendo crecer. En la Argentina tenemos problemas repetidos, como en la película El día de la marmota. Te despertás y es siempre el mismo día, es el día de la crisis. Yo creo que diagnosticamos muy livianamente y perdemos la oportunidad de entender por qué nuestros problemas se repiten. Y los espacios políticos tienden a cerrarse en lugar de abrirse.
Martín Lousteau en la redacción de Infobae
-¿La carrera entre los sueldos y la inflación no explica gran parte de ese pesimismo?
— Sí, pero me da la sensación de que el pesimismo es algo más profundo. La manifestación, el detonante del pesimismo es otra vez sopa, otra vez un problema que ya vimos. Yo siento que los argentinos sentimos, con cierto grado de realismo, que no estamos siendo capaces de resolver ninguno de los problemas viejos que teníamos y, por ende, enfrentar desafíos nuevos.
— Eso explicaría la caída de la imagen de Mauricio Macri, ¿pero también un enojo con la clase política en general?
— Sí, de descreimiento generalizado. Con la clase política y la clase dirigencial pero también con todos los argentinos. Es esto de no podemos salir nunca de donde estamos. Estamos condenados a esto, a repetir el mismo ciclo todo el tiempo. Los argentinos tenemos una vinculación muy especial con el dólar. ¿Por qué? Porque la Argentina ha tenido tantas crisis a lo largo del tiempo que el dólar es la garrocha que te permite saltar la grieta que se abre con el cataclismo. El dólar genera en la Argentina inflación posterior, entonces los argentinos nos asustamos por anticipado porque esta película ya la hemos vivido. Hay que ser muy consciente como clase política al tomar decisiones de que esto es lo que está pasando. La suba de precios no terminó de llegar, la suba de tarifas no terminó de llegar, el parate y la recesión no terminaron de llegar. Entonces la verdad que tenemos que volver a adquirir una sensibilidad muy especial para poder lidiar con este escepticismo generalizado y justificado que tienen los argentinos si es que vamos a ser capaces de resolver la cuestión y de sentar bases para que estas cosas no vuelvan a ocurrir mañana.
Lousteau durante el último encuentro con Bono en Roma
— A principios de septiembre, en ese fin de semana de reuniones frenéticas, ¿volvió a la Quinta de Olivos?
— ¿En septiembre? Yo lo veo regularmente al Presidente cuando creo que tengo algo con lo que puedo contribuir. Pero ese fin de semana no fui a Olivos. Y lo que conversé en su momento con el gobierno me lo guardo.
— ¿No tuvo una propuesta concreta para sumarse al gabinete?
— Prefiero no comentar esas cosas.
— ¿Volvería a integrar el gabinete?
— Yo no he sido parte del gabinete.
— Bueno, fue embajador en Estados Unidos…
— Sí, es una tarea muy distinta al gabinete, es representar a todo un país en el exterior en una revinculación con Estados Unidos. Pero no he sido parte del gabinete. Yo he hecho públicas mis diferencias en materia de diagnóstico económico, de medidas concretas con las tarifas, con el sistema previsional. Yo creo que Cambiemos lo que necesita es ampliarse en su diagnóstico, el diagnóstico hasta ahora no ha funcionado muy bien. Yo estoy siempre dispuesto a aportar lo que mi equipo ve en distintas áreas pero particularmente en la economía y cómo se podrían resolver los problemas de otra manera. La vocación esa la tenemos siempre. Ahora, eso no es ingresar a un gabinete. A veces la mejor manera de colaborar, la mejor manera de contribuir con un amigo que te parece que se está equivocando en las decisiones que toma es decírselo.
Lousteau junto a Bono, David Mc Williams, Jamie Drummond y Gayle Smith en una reunión para analizar los proyectos para luchar contra la pobreza, mejorar el acceso a la educación de los sectores vulnerables y la protección del medio ambiente
— ¿Pero si ese amigo le pidiera que se sume? ¿Aceptaría?
— Yo estoy siempre dispuesto a contribuir con el país si es que entiendo que la manera en que a uno lo convocan es la adecuada. ¿Qué quiere decir esto? ¿El diagnóstico está cambiando? ¿Cambiemos se amplía? Yo competí contra Cambiemos y existe la intención de los partidos políticos que conforman Cambiemos ahora en la Ciudad de Buenos Aires de conformar eventualmente Cambiemos. Pero esto requiere reglas, requiere aceptar las diferencias, requiere aceptar que es una coalición, requiere por ende compartir diagnósticos, requiere recalibrar las sensibilidades que cada uno de nosotros tiene con distintas cuestiones. Nosotros somos un espacio político que tiene especial apego por crear una economía que tenga sensibilidad, un Estado que vuelva a ser eficaz, que vuelva a resolver temas prioritarios como la educación pública, la salud pública, que aborde la inseguridad de otra manera. La pregunta es ¿cuándo se conforma un gabinete de una coalición, estas diferencias se tienen en cuenta? ¿Este es el trabajo que ocurriría? Entonces yo siempre estoy dispuesto a colaborar. Si lo que me piden es incorporarme a un lugar con el cual discrepo en el diagnóstico, la respuesta es no.
— ¿Pero si se dieran esos cambios estaría dispuesto a integrar el gabinete?
— Si Cambiemos entiende que es más de lo que es hoy, que hay muchos de nosotros que pensamos distinto, que hemos dicho en su momento que nos parece que Cambiemos debería ser un instrumento definitivo de la política argentina. Pero no es lo que está ocurriendo hoy día.
— ¿Y no se lo planteó al Presidente las últimas veces que hablaron?
— No, cuando yo hablo con el Presidente en general hablamos de como ya hace mucho vengo transmitiéndole un diagnóstico distinto del que le transmiten sus funcionarios de la economía.
Con el Presidente hablamos de como ya hace mucho vengo transmitiéndole un diagnóstico distinto del que le transmiten sus funcionarios de la economía
— ¿Ya definió dónde y por qué espacio será candidato el año que viene?
— No, como ya dije en la Ciudad de Buenos Aires se creó y se firmó un acuerdo con la intención de crear Cambiemos si se dan las condiciones de respetar las identidades de cada uno y la competencia franca con identidades distintas. Eso es lo que existe hoy en la Ciudad de Buenos Aires, es la intención de constituir Cambiemos.
— Eso permitiría, por ejemplo, una interna entre usted y Rodríguez Larreta…
— Eso permitiría un montón de internas y permitiría visiones distintas y enriquecer a Cambiemos. Cambiemos tiene que tener la vocación verdadera de ampliarse. Porque muchas veces, espasmódicamente, cuando hay crisis se convoca a distintos actores a una mesa política, a acercar el diagnóstico, e inclusive se ofrecen cargos…
— Pero cuando se sale de la urgencia…
— Apenas se sale de la urgencia esa convocatoria más amplia no existe. Yo creo que si Cambiemos se instala como un actor definitivo de la política argentina que puede ganar elecciones, que puede reelegir, eso va a hacer que el peronismo tenga que ser mejor y deba tener una propuesta concreta y no solo esperar que ocurra una crisis. Eso haría que el sistema funcione distinto. Ahora, para eso Cambiemos se tiene que ampliar. Para eso Cambiemos tiene que ser más sólido, tiene que tener visiones distintas. Para eso la gente tiene que poder elegir qué visión de Cambiemos va a liderar la próxima etapa.
— ¿El encuentro de Parque Norte de este viernes de las fuerzas que integran Cambiemos no hubiera sido una buena oportunidad para discutir eso?
— No parece que haya voluntad de dar esos debates todavía en Cambiemos, yo no lo veo. Me parece que de vez en cuando los fuerza la realidad, los puede forzar las elecciones o la intención de voto que tengan otras personas potencialmente de ese espacio pero evidentemente no está incentivado por el PRO. El PRO no es un partido que se caracterice por su apertura en la concepción de la sociedad, en la concepción de la economía, en la concepción del Estado.
— ¿La otra opción sería competir por afuera de Cambiemos en la elección porteña?
— Nosotros lo que vamos a hacer es defender siempre las mismas cosas que estuvimos defendiendo. Como yo creo que Cambiemos puede tener un rol definitivo en la política argentina, ojalá tenga la apertura necesaria para incorporar a todos aquellos que no quieren volver al pasado pero que tienen una visión distinta del manejo del Estado, del estándar ético, del manejo de la economía, del manejo de la Argentina. Yo quisiera ver eso.
— ¿Le parece que Macri y Marcos Peña piensan igual que Rodríguez Larreta en ese punto o tienen diferencias marcadas?
— No, me parece que tienen diferencias.
— Usted se siente más cómodo con un pensamiento parecido al de Larreta…
— Yo lo veo a Larreta más pragmático. Sus alianzas en la Ciudad de Buenos Aires han sido muy amplias.
— ¿Y el menos pragmático sería Macri o Peña?
— Me cuesta pensar cuál es el menos pragmático. Me parece que el Presidente está a cargo de algo extremadamente complejo y usa todos los instrumentos que tiene a disposición. La concepción de un PRO más cerrado la ha manifestado varias veces Marcos Peña.
— Peña sería el ideólogo del Cambiemos más cerrado.
— Por lo menos es el representante o el ideólogo de lo que es hoy el PRO.
– O Cambiemos.
— Sí, sí, Cambiemos. Lo que pasa es que ahí yo tengo una diferencia muy grande con ciertas posturas radicales. Yo creo que los lugares no se reclaman ¿sí? Y que las medidas o las visiones distintas no se piden, uno las tiene que crear, las tiene que comunicar a la sociedad y tiene que ganarse un mandato para eso. Entonces los lugares uno se los gana por capacidad técnica; por la potencia de la voz, como es el caso de Carrió; o por los votos. Entonces lo que necesita el radicalismo y lo que necesitan otros actores que se sienten incómodos con ciertas tendencias del PRO en el manejo de la cosa pública es enhebrar una visión y ser capaces de comunicarle esa visión a la sociedad y mostrar que pueden gestionar esa visión. Eso le daría, si la sociedad lo avala y le da mandato, la posibilidad de reequilibrar una coalición o inclusive de liderar una coalición. Pero para eso primero hay que tener una visión, sin visión y sin diagnóstico el reclamo de los lugares es una queja, no es otra cosa.
— ¿Qué opina de la foto del otro día entre Massa, Urtubey, Schiaretti y Pichetto?
— Me parece que es una foto interesante. Después veremos cómo es la táctica electoral, pero dicen ‘al pasado no queremos volver, con el pasado queremos competir’. Y está mostrando un peronismo que tiene una amplitud. Y yo creo que Cambiemos tiene que tener también esos mismos grados de amplitud de decir adentro de este espacio hay gente que piensa distinto.
La foto de Massa, Urtubey, Schiaretti y Pichetto me parece interesante. Está mostrando un peronismo que dice que no quiere volver al pasado
— ¿Pero se imagina sentado a una mesa con esos cuatro dirigentes por ejemplo?
— Yo pertenezco a otro espacio, yo pertenezco a otro espacio.
— Bueno, pero estamos hablando de la amplitud y de la confluencia de distintos espacios.
— Yo me imagino sentándome en una mesa con todos. ¿Por qué digo esto? Porque hoy en la Argentina está de moda decir tal se sentó con tal y casi manifestarlo como si fuera una denuncia. Yo creo que los dirigentes políticos estamos obligados a hablar los unos con los otros. Obligados hasta para entender en qué cosas no nos vamos a poner de acuerdo. Ahora, la pertenencia al espacio político es una cuestión distinta, yo estoy en otro ámbito. Tengo una excelente relación con muchos de esa mesa. Pero eso no implica que estemos en el mismo espacio político, estamos en espacios políticos distintos.
—¿Qué es lo que más extraña de la embajada en Estados Unidos? ¿O me va a decir que no extraña nada?
— Sí, extraño la embajada. Primero Washington es una ciudad muy verde. Muy apacible, muy llana, muy chata y con un tránsito mucho más moderado que Buenos Aires. Y más allá de las responsabilidades que a uno le tocan como embajador, que son importantes, la verdad es que los argentinos vivimos bombardeados de problemas, de angustias. Y vivimos en un entorno que es bastante hostil. Y eso hace que uno además de lidiar con su trabajo lidie con otro montón de urgencias y angustias. La vida afuera es una vida más apacible. Hay días en que pierdo tiempo para ver a mi hijo o llego a mi casa y mi disposición mental no es la misma después de haber sido bombardeado por las noticias que todos tenemos. Extraño un poco lo tranquilo de la vida que teníamos en Washington. Y otra cosa que sí extraño por las características de nuestra familia, ya que mi mujer también es muy conocida, es que nosotros en Washington éramos anónimos. Entonces podíamos caminar por la calle con nuestro hijo de la mano, ir a un parque público… Lo hacemos acá, pero no es igual porque uno se siente observado.
La carta de Bono: “Martín, economista, embajador, diputado, pensador poético, traductor, amigo…gracias por tu guía en este viaje para ser y traer dignidad a un mundo más grande…la campaña de One y yo valoramos el tiempo sustraído a la familia (especialmente Gaspar). Gracias nuevamente por unos días mágicos aquí en Roma. Bendiciones”.
— ¿Qué posibilidades cree que tiene hoy Macri de lograr la reelección el año que viene?
— No sé, es muy difícil. La verdad que estamos viviendo un momento de tanta volatilidad que es muy difícil. Lo primero que es difícil es pensar quiénes van a ser los candidatos el año que viene.
— ¿Pero cree que tiene una posibilidad alta o baja?
— Yo creo que está en el medio. ¿Por qué? Porque la verdad que lo que vemos es esto que manifestaba recién, que hay un escepticismo generalizado, una decepción, un descreimiento para con todos. Entonces en la medida en que no haya una alternativa distinta, en que no haya una recreación de esa confianza, del optimismo y de las posibilidades que tenemos los argentinos para hacer cosas, la gente va a elegir entre lo que existe. Y también ve que el pasado es un pasado al que no quiere volver. Entonces a pesar de que cuando analice el mandato del presidente Macri no vamos a haber crecido, la inflación va a ser la misma o más alta, la pobreza va a ser la misma o más alta, la deuda va a ser mucho más alta, o sea que uno no va a poder mostrar una gestión que amerite pensar en un futuro mucho mejor mañana, también creo que la gente dice… ¿Qué hay del otro lado? ¿Cristina? ¿O cuatro referentes del peronismo que se juntaron? ¿Y qué van a proponer exactamente? Porque vuelvo otra vez con lo mismo: no es un tema de figuras, es un tema de cuál es la épica, cuál es el lugar al que la sociedad argentina quiere volver, cuál es el lugar al que la sociedad argentina piensa que realmente podría volver si quisiera.
Lousteau el viernes en los estudios de Infobae
— Las dos últimas: ¿Cree que Cristina Kirchner tiene alguna chance de volver a ser presidenta?
— Yo creo que no. Creo que Cristina es el pasado y las sociedades no vuelven para atrás.
— Y en esto de tratar de pronosticar el futuro, ¿se animaría a decir a cuánto cree que estará el dólar a fin de año?
— No. No porque estamos viviendo un momento de mucha volatilidad y muchas dudas. Un momento en el cual todo el mundo ha perdido confianza en lo que los argentinos deberíamos ser capaces de hacer. Y entonces esa desconfianza se retroalimenta. Yo tenía un diagnóstico de que el dólar tenía que tener el valor que tiene hoy cuando valía 20. Entonces yo digo éste es un valor con el que la Argentina es competitiva. Argentina es cara para los argentinos porque están perdiendo poder adquisitivo producto de la inflación, pero dejó de ser cara para el resto del mundo. Lo vemos en los chilenos viniendo para acá, en cómo empieza a cambiar de a poco la balanza turística. ¿Pero alguien hubiera podido pronosticar a pesar del atraso cambiario que la devaluación iba a ser 100% en nueve meses? No, porque estas cosas se retroalimentan con la confianza. Las cosas como el dólar solo reflejan eso, reflejan la intranquilidad.
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