Hoy se cumplen 199 años del nacimiento de Fray Mamerto Esquiú, figura clave de la historia catamarqueña y símbolo de unidad nacional. Piedra Blanca, su tierra natal en la provincia de Catamarca, recuerda con orgullo al beato que marcó una época con su palabra y su fe.
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Un legado de fe, palabra y compromiso
Nacido el 11 de mayo de 1826 en Piedra Blanca, Fray Mamerto Esquiú se destacó desde joven por su vocación religiosa. Ingresó a la orden franciscana siendo apenas un niño, y desde entonces inició un camino de profunda espiritualidad y servicio.
En un país fracturado por guerras internas, su voz emergió con fuerza desde el púlpito. El “Sermón de la Constitución”, pronunciado en Tucumán el 9 de julio de 1853, lo consagró como uno de los oradores más influyentes del siglo XIX. Allí, frente a autoridades y pueblo, Esquiú pidió por la paz, el respeto a las instituciones y la consolidación de un país unido.
Beatificación y reconocimiento eterno
La figura de Fray Mamerto trascendió el plano político. Fue obispo de Córdoba, legislador, periodista y un incansable defensor del diálogo en tiempos turbulentos. Su humildad, compromiso y prédicas siguen siendo fuente de inspiración.
La Iglesia Católica lo beatificó el 4 de septiembre de 2021, luego de reconocer un milagro ocurrido en Catamarca. Desde entonces, su figura no solo es celebrada por su historia, sino también como modelo espiritual y moral.
Homenajes en su tierra natal
En este 199° aniversario, la provincia de Catamarca lo homenajea con actos oficiales, misas, eventos escolares y publicaciones especiales. La comunidad de Piedra Blanca, epicentro de la conmemoración, se viste de historia y devoción para recordar a su hijo más ilustre.
Fray Mamerto Esquiú no solo pertenece a los libros de historia. Su mensaje de unidad, su amor por la Constitución y su defensa de los valores cristianos siguen vigentes, y cada 11 de mayo, Catamarca lo reafirma como emblema espiritual y cultural.
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