Etiqueta: Huracán

  • Huracán le ganó a Defensa con Pussetto intratable

    Huracán le ganó a Defensa con Pussetto intratable

    Con un doblete de Nacho Pussetto y un golazo de Fértoli, Huracán superó 3-1 a Defensa, que jugo con 10 todo el ST.

    El Flaco Menotti hubiera aplaudido ese freno y amago de Sebastián Ramírez previo al tercer gol de Huracán, el de Pussetto, en el 3-1 definitivo. Eso, el engañó, era para César Luis el valor más preciado en el fútbol. La pelota no había rodado y los hinchas de Huracán ya estaban emocionados por el homenaje a Menotti. “Olé, olé, olé, Flaco, Flaco”, resonaba en las tribunas. Arrancaron la tarde en el Ducó con algún lagrimón, sensibilizados por los recuerdos de César Luis, y la terminaron con la satisfacción de un triunfo que fue justo sobre Defensa y Justicia, aunque tuvo algunos pasajes de zozobra.

  • La Gloria lo ganó 2-1 al Globo y se subió a la cima de su grupo

    La Gloria lo ganó 2-1 al Globo y se subió a la cima de su grupo

    Cuando la suerte te esquiva y se inclina para el otro lado, te puede pasar lo que le pasó a Huracán en todo el encuentro. El equipo del interino Walter Coyette hizo todo para empatarlo después de un arranque con desatenciones que le permitieron a Instituto ponerse rápidamente en ventaja. Sin embargo, entre el bueno de Manuel Roffo y los palos, el visitante no pudo reflejar su dominio en el resultado. Instituto se quedó con un triunfazo por 2-0 en Alta Córdoba, algo que lo dejó momentáneamente en lo más alto de la Zona A de la Copa de la Liga.

  • Copa de la Liga: aburrido empate entre Huracán y San Lorenzo: 0 a 0

    Copa de la Liga: aburrido empate entre Huracán y San Lorenzo: 0 a 0

    Huracán y San Lorenzo protagonizaron un aburrido clásico en Parque Patricios. Necesitados por sumar para no alejarse de los puestos de clasificación en la Copa de la Liga, ambos equipos apenas mostraron un poco de fútbol en el primer tiempo, donde Gastón Hernández salvó un gol en la línea. El Globo no hizo pesar la localía y mostró una floja versión en el debut del DT interino Walter Coyette. Fue 0-0 en el Estadio Tomás Adolfo Ducó.

  • Independiente Rivadavia derrotó a Huracán por la Copa de la Liga

    Independiente Rivadavia derrotó a Huracán por la Copa de la Liga

    En su segunda presentación como local, la Lepra se impuso por 2 a 0 ante Huracán en la Catedral del Parque. Tras una enorme ovación por parte de los hinchas mendocinos, el conjunto de Rodolfo De Paoli demostró ser más y se llevó un triunfo importante.

    Independiente Rivadavia y Huracán de Parque Patricios se enfrentaron en la noche de este sábado, desde las 21.15, por la tercera fecha de la Zona A de la Copa de la Liga Profesional. La Lepra derrotó por 2 a 0 al Globo, con goles de Alex Arce y Bruno Bianchi.

    En este sentido, en los momentos previos al inicio del encuentro, los hinchas del local colmaron las tribunas de color y cánticos para recibir al conjunto mendocino. Con su alegría característica, la ovación general se sumó a los fuegos artificiales que embellecieron el estadio Bautista Gargantini.

    Durante el primer tiempo, ambos conjuntos tuvieron varias llegadas al arco rival y supieron crear un equilibro en el control de la pelota. La intensidad marcó las estrategias de ataque, aunque no tuvieron precisión en el golpe final. Aunque el Globo tuvo las situaciones más claras, en la portería se encontró con la fuerte defensa de Gonzalo Marinelli.

    Segundo tiempo

    Aunque el comienzo de los segundos 45 minutos parecía ser una copia de los primeros, una de las máximas figuras de Independiente Rivadavia apareció para abrir el marcador. Alex Arce firmó el 1 a 0 cuando el reloj indicaba 7′ y dejó a Hernán Galindez sin posibilidad de detener el pelotazo.

    A partir del primer gol, el ánimo del Azul cambió drásticamente y les otorgó a sus jugadores una cuota de fuerza y osadía que los llevó hasta el segundo tanto. A los 24′, desde un tiro de esquina, surgió Bruno Bianchi para sentenciar el 2 a 0.

  • Boca le ganó a Huracán y dio un gran paso hacia la clasificación

    Boca le ganó a Huracán y dio un gran paso hacia la clasificación

    Boca Juniors dio un gran paso hacia la clasificación para la fase final de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol, al vencer esta noche de visitante a Huracán, 2 a 0, en partido de la undécima fecha de la zona 2 del certamen.

    Los goles del encuentro, desarrollado en el Palacio Ducó, fueron anotados por Franco Soldano a los 3 minutos y por Gonzalo Maroni a los 49, ambos en el complemento.

    Con la victoria, Boca se afianzó en la segunda posición de la zona 2 con 19 unidades, tres por debajo del líder, Vélez Sarsfield. Más atrás se ubican Independiente, Talleres y Lanús, los tres con 16.

    Huracán, por su parte, quedó con 12 y más lejos de la pelea por meterse entre los cuatro del grupo que pasarán a la rueda final.

    Boca empezó mejor, con el buen trabajo de los juveniles Cristian Medina y Alan Varela en el mediocampo, dominando la pelota y presionando con acierto sobre la salida del local.

    Pero esa superioridad no tuvo más correlato en el ataque que las insinuaciones de Sebastián Villa (Soldano y Tevez estuvieron muy desconectados del circuito creativo), y Huracán, de a poco, se fue acomodando en el terreno y equilibrando las acciones. Le pasó lo mismo que a Boca: no tuvo peso ofensivo más allá de la buena actuación de Briasco, que hizo amonestar a Buffarini y López.

    Así, en el marco de un desarrollo discreto, no hubo situaciones de riesgo real frente a los arcos: apenas un cabezazo de Civelli, desviado, luego de que Rossi se equivocara al salir a cortar un centro frontal; y un centro de Fabra en su único desborde por la izquierda que cruzó todo el arco sin que nadie llegara a empujar.

    Cinco minutos antes del descanso hubo una situación saliente: Varela, ya amonestado, le hizo una falta a Rolón que debió valerle la roja. La omisión de Trucco fue determinante.

    Porque para el segundo tiempo Russo puso a Leonardo Jara por Varela (también sacó a otro amonestado, Buffarini, por quien entró Capaldo) y de los pies de Jara nació el 1 a 0 para Boca.

    La jugada pudo ser un gran contragolpe de Huracán, que tenía superioridad numérica y agarraba a Boca mal parado, pero Núñez se equivocó en la salida: Jara interceptó su pase, Villa sacó un «bombazo» desde afuera del área, Meza dio rebote y Soldano «madrugó» a todos para darle la inmerecida ventaja al visitante.

    Huracán, con Rolón haciéndose jefe en el medio, disputó dominio de pelota y de terreno y el partido siguió siendo equilibrado, más abierto y más entretenido que en el primer periodo, pero el equipo de Frank Kudelka no pudo vulnerar la solidez de Boca en defensa.

    En el otro lado de la cancha Russo apostó al regreso de Cristian Pavón (su primera aparición desde que volvió del préstamo en Los Angeles Galaxy de los Estados Unidos) y a la entrada de Gonzalo Maroni, que desde un lateral de Fabra cuando el partido ya finalizaba entró al área con pelota dominada y amplió la diferencia.

    En la próxima jornada, la duodécima y penúltima de esta primera fase del torneo, Boca recibirá a Lanús y Huracán viajará a Córdoba para enfrentarse con Talleres.

    El equipo de Miguel Ángel Russo tendrá antes otro compromiso: el martes recibirá a Santos, de Brasil (subcampeón vigente y con el que perdió en las semifinales de la edición pasada), por la segunda fecha del grupo C de la Copa Libertadores.

    – Síntesis –

    Huracán: Sebastián Meza; Ezequiel Bonifacio, Renato Civelli, Lucas Merolla y Raúl Lozano; Esteban Rolón, Santiago Hezze y Franco Cristaldo; Cristian Núñez, Nicolás Cordero y Norberto Briasco. DT: Frank Kudelka

    Boca: Agustín Rossi, Julio Buffarini, Lisandro López, Carlos Izquierdoz y Frank Fabra; Cristian Medina, Alan Varela y Agustín Almendra; Sebastian Villa, Carlos Tevez y Franco Soldano. DT: Miguel Ángel Russo.

    Goles en el segundo tiempo: 3m Franco Soldano (B) y 49m Gonzalo Maroni (B).

    Cambios: en el segundo tiempo, antes de comenzar, Leonardo Jara por Buffarini (B) y Nicolás Capaldo por Varela (B); 16m Diego Mendoza por Núñez (H) y Juan Garro por Cordero (H); 20m Cristian Pavón por Villa (B); 24m Patricio Toranzo por Cristaldo (H); 35m Gonzalo Maroni por Almendra (B); 43m Francisco Ramírez por Hezze (H).

    Amonestados: Bonifacio (H); Buffarini, López, Varela (B).

    Cancha: Huracán.

    Árbitro: Silvio Trucco.

  • Racing al palo: Le pasó por encima a Huracán y recuperó la punta en la Superliga

    Racing al palo: Le pasó por encima a Huracán y recuperó la punta en la Superliga

    Racing le ganó muy bien 3-1 un partido más que chivo a Huracán y demostró por qué es el único líder del campeonato. Con este triunfo mantuvo la diferencia de tres puntos sobre Defensa, el único escolta, que el viernes lo había alcanzado. La próxima se le viene River en el Monumental…

    Definitivamente, Racing ganó uno de esos partidos que hay que ganar, de los que te marcan si estás para campeón o no. Defensa y Justicia le había puesto presión el viernes alcanzándolo en la cima de la tabla pero la Academia se sobrepuso y sacó tres puntos ante un siempre duro Huracán al que derrotó por 3-1.

    Abrió el juego de la mano de Cristaldo y en el comienzo del segundo tiempo tuvo cuatro chances de gol en la misma jugada, pero no pudo convertir el 2-0. ¿Qué pasó? Al minuto Damonte se la sirvió a Auzqui mediante una carambola y el ex River definió para el empate parcial. Pero ni eso amedrentó a Racing. Los del Chacho fueron por todo y una mano tonta de Pablo Alvarez en el área les dio el penal que luego Lisandro López cambió por el 2-1.

    Mohamed tocó el banco y fue por todo a buscar el empate, pero Auzqui vio la roja, el Globo se quedó con diez y al toque Sigali sentenció el 3-1 definitivo y el final del juego.

    Ahora Racing dejó en claro por qué es el único líder y aún merece mantener la diferencia de tres puntos sobre Defensa, su único escolta. La fecha que viene se le viene River en el Monumental, en lo que será otro de los duros escollos que deberá atravesar para llegar al tan ansiado título. 

  • Huracán le ganó a Rosario Central y se ilusiona

    Huracán le ganó a Rosario Central y se ilusiona

    El Globo se impuso por 2 a 1 en un partido caliente y se acercó a seis puntos de los líderes, Racing y Defensa y Justicia

    Huracán golpeó con Roa y Barrios en un gran primer tiempo, y después aguantó la reacción de Central, que descontó pero no le alcanzó. Con el 2-1, los de Mohamed se prenden en la pelea de arriba y ahora viene Racing. Ortigoza y Mancinelli se agarraron y vieron la roja.

    En un partido bien bravo, Huracán le ganó 2-1 a Central y se prendió de lleno en la pelea de arriba. Especialmente porque en la próxima fecha va contra el líder Racing. El equipo de Mohamed jugó un primer tiempo de alto vuelo y golpeó dos veces con Roa y Barrios y, aunque en el complemento tuvo que sufrir, terminó sumando de a tres en un final bien cargadito, en el que hubo una expulsión por lado.

  • Giro de 180º: de barrabrava y ladrón a padre de familia

    Giro de 180º: de barrabrava y ladrón a padre de familia

    Matías Juan Pablo Villanueva nació en un hogar de clase media, a la vuelta de la sede de Huracán. Fue el tercero de nueve hermanos. A los 15 años ya había decidido sumarse a la barrabrava del club de Parque de los Patricios. Un año después comenzó a robar.

    Durante ocho años su vida transcurría así, entre el grupo de choque y esporádicos asaltos a comercios o personas. Hasta que todo cambio, cuando en un intento de robo fue alcanzado por las balas de un efectivo policial, las que lo dejaron en silla de ruedas.

    Vive con Coco, su mujer, evangelista, experta en kickboxing, veinte años menor que Pablo, y la hija que tuvo con Coco, de seis años.

    -Siempre me las rebusqué en la calle. Hice más malas que buenas. Fui la oveja negra: mal en la escuela, mal en el estudio, mal en el comportamiento –dice Pablo, sin ademanes y con una dicción prolija.

    De pibe nadaba, jugaba de defensor en el Bristol, un club que está a dos cuadras de donde vivía su familia. Iba al Bernasconi. Nada, al menos en apariencia, como para arremeter a las trompadas contra otros barras y menos aún para calzarse una pistola en la cintura y salir a robar.

    -Me gustaba vaguear. Repetí séptimo grado. Primer año lo repetí tres veces y abandoné los estudios. A los 14 conocí Huracán. A mi viejo le regalaban entradas –cuenta mientras toma un exprimido de naranja.

    De repente, el relato se hace vertiginoso. De nadar y jugar en el Bristol, apenas pisar el estadio Tomás Ducó, se hizo amigo de los barras. Ir a alentar a Huracán fue sinónimo de animarse a pelear con tipos que lo doblaban en edad o que no le hacían asco a patear a un hincha del equipo contrario.

    -A los 15 viajé en un Mercedes 608 que tenía el piso agujereado. Llamé por teléfono desde allá: «Papá, me vine a Mendoza con la barra». A los 16 me peleé con mi familia y me las rebusqué en la calle. Eso sí, con conducta: nunca las drogas, nunca el alcohol, nunca el cigarrillo. No les voy a mentir: hice más malas que buenas –aclara Pablo, como prólogo a lo que sigue.

    “Me derrito por Mía”, confiesa
    “Me derrito por Mía”, confiesa

    A los 16 dio con Tomás, un muchacho que piloteaba con maestría motos de alta cilindrada.

    Salía armado. Yo era un re-ladrón. A los 18 tenía una cupé Escort nuevita, una moto y también me compré un departamento en Flores –dice Pablo.

    -¿Tenías todo legal? -pregunta Infobae.

    -Todo estaba a nombre de Tomás.

    Pablo no tenía frenos. Corrían los años noventa y cuando tenía 21, su novia quedó embarazada y nació Dafne, su primera hija.

    Adiós a las piernas, un fiscal comprado

    En septiembre de 1997 todo cambió. Tomás como chofer, Pablo atrás con una 9 milímetros robada en la cintura. Estaban en Mario Bravo y Córdoba, a dos cuadras de una sucursal del Banco Galicia.

    Lleva a Huracán tatuado en todo el cuerpo
    Pablo durante la entrevista realizada a Infobae.

    La brigada ya debía contar con varias denuncias de salideras bancarias hechas por una pareja de asaltantes en una moto de alta cilindrada. Todo sucedió en pocos segundos. Cuando los policías quisieron encararlos, Pablo bajó como un rayo, le dijo a Tomás que se fuera y disparó los 13 tiros que tenía el cargador. De inmediato, se dio vuelta y apenas dar unos pasos se desplomó. Consciente, pero tirado en el piso sin poder moverse.

    -El primer balazo me reventó el riñón derecho y me perforó el hígado y la vejiga. Otro tiro me atravesó a la altura de la cintura pero no hizo nada. El tercero me destrozó la última vértebra lumbar. No sentía las piernas –dice Pablo, pasados 21 años.

    Villanueva recibió tres disparos cuando se baleó con un patrullero: “El tercero me destrozó la última vértebra lumbar. No sentía las piernas”

    -¿Por qué no te remataron después de vaciarle un cargador a los policías?

    -Yo estaba lúcido. Me apuntaron y creí que era el final… Pero había mucha gente alrededor, me dejaron tirado en el piso hasta que llegó la ambulancia. De ahí me llevaron al Hospital Ramos Mejía. Ahí estuve once meses entre operaciones y recuperación…

    -¿De ahí fuiste a la cárcel? –era la pregunta obligada.

    -No. A los cuatro meses me dictaron la excarcelación –contesta Pablo.

    La explicación no tiene que ver con los códigos penales sino con los códigos venales: la 9 milímetros que había quedado en la escena del crimen desapareció por obra y gracia de unos 35 mil dólares que supuestamente -afirman- fueron a parar a bolsillos de un fiscal.

    La carátula quedó «robo en grado de tentativa». El dinero que habría comprado al funcionario salió de los bolsillos de Juan Carlos, el padre, ese que ocho años antes había recibido el llamado del hijo que estaba en Mendoza con la barrabrava de Huracán. Esos dólares borraron las pericias, si es que las hubo, para saber dónde fueron a parar las balas tiradas por Pablo.

    La traición del cómplice, la vuelta con los padres

    Tomás, el pibe que conducía moto como un campeón, tenía todo a su nombre y Pablo esperaba que actuara con «códigos de ladrón». Sin embargo, no se acercó siquiera a darle algo a la madre de Dafne, la hija de Pablo.

    -En el departamento teníamos dinero, oro… pero de Tomás no hubo ni un acercamiento. Se borró –cuenta-. Mis padres se habían mudado a Luzuriaga y Los Patos, también en el barrio, a un primer piso por escalera. Ahí me instalé. Cuando pasaron varios meses, como no había noticias de Tomás, le pedí a mi padre que me llevara hasta el departamento de Flores. Cuando llegamos, toqué el timbre, bajó un hombre y le pregunté si estaba Tomás, me dijo que no. «¿Usted le alquila?». «No. Yo le compré el departamento».

    -¿Cómo quedaste?

    -Era la consecuencia de lo que yo había hecho –fue la respuesta seca y sincera.

    Los amigos de La José C. Paz

    La barrabrava de Huracán no es la excepción: tiene al menos tres fracciones que se disputan negocios y favores del club. La José C. Paz, una de las tres, surgió de la plaza homónima, que está a pocas cuadras del Hospital Penna y del estadio Tomás Ducó.

    Con Coco, a quien conoció en la cancha cuando ella tenía 15 años
    Con Coco, a quien conoció en la cancha cuando ella tenía 15 años

    Cuando ya estaba restablecido, los barras de la José C. Paz empezaron a sacarlo: iban al departamento de los padres, lo bajaban en la silla y luego lo empujaban hasta la plaza, por supuesto pasando por Amancio Alcorta, donde está el estadio. Se quedaban unas horas y luego lo llevaban de regreso a la casa familiar.

    -Un día, me bajan, y cuando estábamos en la vereda –cuenta Pablo-, yo le digo a uno: «¿Negro, no me ayudás?». ¿Qué es lo que no movés, «Locura»?

    El apodo «Locura» le había quedado a los 14 años, antes de sus verdaderas locuras. Fue porque cuando iban a bailar en vez de birra Pablo se tomaba un saché de leche.

    -¿Qué es lo que no movés, las piernas o los brazos, «Locura»? –le insistió el amigo.

    Así fue que empezó a no depender de nadie. Pocos días después, decidió que no necesitaba ayuda para recorrer las diez o doce cuadras entre la plaza y la casa.

    Esa tarde, al llegar, tocó timbre, la mamá bajó y le preguntó «¿Y los chicos?» «Vine solo vieja» «¡¿Y cómo vas a subir?!» «Agarrame los pies» fue toda la respuesta de Pablo.

    Así, impulsado por los brazos, me las arregló para ganar una cuota más de autonomía – cuenta Pablo y una sonrisa deja ver los dientes desprolijos en una cara diáfana, que disimula las dificultades y limitaciones.

    -Hace veinte años que camino solo –dice.

    Llegó Coco, con mayúsculas

    Con esa cuota de independencia lograda, Pablo decidió ir a vivir solo. Consiguió un departamento muy sencillo en Salcedo y Sánchez de Loria. El padre lo ayudaba y consiguió que algunos le derivaran trámites en los bancos y oficinas del barrio.

    -Yo no hago cola –dice.

    Se fue tatuando la cara, el cuello y los brazos
    Se fue tatuando la cara, el cuello y los brazos

    -¡Yo pensé que no me agarraba una mina nunca más! –confiesa.

    Sin embargo, tras lidiar con los fantasmas de su propia virilidad, Pablo lo logró. Lo ayudó una de sus amigas de antes, que incluso lo llevó a un médico que le dijo que el problema lo tenía en la cabeza y no en otra parte del cuerpo. Al cabo de un tiempo, hizo pareja con otra chica con la cual tuvo dos hijos más, Matías y Jesús. Años después, esa relación terminó y Pablo quedó soltero.

    Así fue que un día, cuando fue a la cancha de Quilmes y el Globo perdía tres a cero, Pablo dejó de mirar el partido para detenerse en una chica que levantaba con fuerza los trapos de Huracán.

    Coco tenía apenas 15 años y había sido criada en una familia evangélica.

    -Coco me cambió la vida. Es una mujer increíble –dice Pablo mientras toma el exprimido de naranja.

    Con ella tuvo a Mía, que tiene seis años. Los tres viven juntos en un pequeño departamento de la calle Famatina. Coco volvió a trabajar a los seis meses del parto. Y poco después retomó kickboxing en Huracán.

    -Mía me adora… se derrite por mí. Yo la acostumbré a la mamadera, le enseñé a caminar… –dice Pablo, que sigue y seguirá sentado en su silla de ruedas hasta el fin de sus días.

    “Dos veces llegué a la muerte clínica”, cuenta y asegura que su familia le cambió la vida
    “Dos veces llegué a la muerte clínica”, cuenta y asegura que su familia le cambió la vida

    La charla con Infobae sigue. Las penurias no terminan. Dos veces, por escaras y por osteomielitis, Pablo volvió al Ramos Mejía. Una de las pocas referencias en las redes acerca de su vida es de agosto de 2015, cuando le hicieron la segunda operación por una infección generalizada. Lo publicó Coco: «Necesitamos dadores de sangre para Pablo Locura…».

    -Se inundó el hospital de dadores… -cuenta con orgullo.

    Las dos veces salió. Cuenta que en ambas oportunidades llegó a la muerte clínica. La segunda internación fue por una osteomielitis que se complicó mucho. Hubo una junta médica para evaluar su situación y llamaron a la familia para avisarle que esperaban lo peor. Pablo no sabía eso. Cuando lo llevaban a quirófano, Coco iba a su lado, antes de que lo ingresaran, él le agarró la mano y le dijo como en veces anteriores: «Coco, orame».

    Tras la cirugía, en terapia intensiva, Pablo encaró al médico que lo atendía:

    -¿Me voy a morir?

    -¿La verdad? –contestó el médico. Y agregó: Clínicamente no podemos hacer más nada.

    Pasados unos días, la mejoría fue notable y días después Pablo firmó el alta voluntaria. Volvió a su casa.

    -¿Buscaste ayuda psicológica alguna vez?

    -Jamás la necesité. Jamás me bajoneé, ni siquiera por mi condición física.

    Durante unas vacaciones en familia: “Creí que ninguna mujer iba a quererme”
    Durante unas vacaciones en familia: “Creí que ninguna mujer iba a quererme”

    -¿Tu hija?

    -Me derrito por Mía.

    -¿Alguna vez te llamaron para dar charlas motivacionales?

    -Hice rehabilitación en Ramsay (N de R: en la calle Ramsay, bajo Belgrano, está el Servicio Nacional de Rehabilitación). Fue al salir del Ramos Mejía cuando caí herido. Viví seis meses de lunes a viernes. De ahí me llamaron…

    Los cronistas suelen invitar con el café o el sándwich. Esta vez, apenas pedir la cuenta, alcanzó con la mirada de Pablo. Sacó la plata del bolsillo, pagó, le dio su derecha al mozo y a medida que se acercaba a la salida lo hizo con todos los que estaban en el camino.

    En la vereda de la avenida Caseros la despedida fue breve y los cronistas ven como Pablo se aleja gambeteando las baldosas rotas con mucha habilidad.

    Fuente: Diario Infobae