El Sínodo de los obispos que se ha celebrado este mes y concluyo este día, cuya temática se centro en los jóvenes, recomendó en el documento final aprobado que se favorezca la acogida en la Iglesia a las personas homosexuales y no se discrimine por la orientación sexual.
El documento de 60 páginas contiene 167 puntos, que fueron votados uno a uno por los 149 llamados padres sinodales, todos ellos debían ser aprobados con la mayoría de dos tercios según las reglas del Sínodo.
El más controvertido del documento debido a los 65 votos contrarios que recibió fue el dedicado a la sexualidad y las «inclinaciones sexuales».
«Ya hay en muchas comunidades cristianas los caminos de acompañamiento en la fe de las personas homosexuales: el Sínodo recomienda alentar tales caminos». Este punto, el más polémico, registró 65 votos contra 248 asistentes. «De esta manera, continúa el documento, se ayuda a las personas a leer su historia, a adherirse con libertad y responsabilidad a su llamado bautismal, a reconocer el deseo de pertenecer y contribuir a la vida de la comunidad, a discernir las mejores maneras de lograrlo. «. «De esta manera, subraya el documento sinodal, ayuda a cada joven, nadie excluido, a integrar cada vez más la dimensión sexual en su personalidad.
El documento reconoce que «la moralidad sexual con frecuencia causa malentendidos y alejamientos de la Iglesia, ya que se percibe como un área de juicio y condena». Sin embargo, 43 padres sinodales también votaron en contra de estas palabras como en otros dos puntos relacionados de alguna manera con el tema de la homosexualidad.
El Sínodo, explica el párrafo que precede a estas afirmaciones, señaló que «hay cuestiones relacionadas con el cuerpo, la afectividad y la sexualidad que requieren una elaboración antropológica, teológica y pastoral más exhaustiva, que debe llevarse a cabo de la manera y en la forma más «Convenientes, de lo local a lo universal, entre ellos emergen en particular aquellos relacionados con la diferencia y la armonía entre la identidad masculina y femenina y las inclinaciones sexuales». En este sentido, el Sínodo, que cita un documento de la Congregación de la Fe de 1986, reitera que Dios ama a todas las personas y también a la Iglesia, que renueva su compromiso contra toda discriminación y violencia sobre una base sexual. También afirma la determinante importancia antropológica de diferencia y reciprocidad entre el hombre y la mujer.
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