Encuentro en la iglesia: De la frustración a la compasión

En un emotivo relato compartido por el Padre Tomás Agustín Beroch en su cuenta de Twitter, se narra un poderoso encuentro en una parroquia que lleva a reflexionar sobre la importancia de la compasión y la empatía en nuestras interacciones diarias.

En el tweet, el Padre Beroch comparte la experiencia vivida en la iglesia junto a sus feligreses, donde un momento de oración se vio interrumpido por la llegada de una joven mujer con tres niños alborotados. Inicialmente, la situación generó incomodidad y enojo entre los presentes, pero pronto se reveló que la madre estaba atravesando un profundo dolor: acababa de perder a su hijo Javier en el hospital.

El sacerdote, al conocer la situación, decide llevar a la mujer a su oficina y dedicarle tiempo para escucharla y consolarla. Este gesto de compasión y empatía transforma por completo la percepción inicial de la situación, llevando al Padre Beroch y a quienes lo rodeaban a comprender la importancia de no juzgar a los demás sin conocer sus circunstancias.

La historia compartida por el Padre Beroch nos invita a reflexionar sobre la necesidad de practicar la compasión y la empatía en nuestras interacciones cotidianas. Nos recuerda que detrás de las apariencias externas pueden ocultarse profundas luchas y sufrimientos, y que es fundamental detenernos a escuchar y comprender antes de emitir un juicio.

Este relato nos inspira a adoptar una actitud de apertura y comprensión hacia los demás, recordándonos que todos merecemos ser tratados con amor y compasión, especialmente en los momentos de mayor vulnerabilidad.

Una vez me pasó que estaba en mi parroquia junto a mis parroquianos rezando frente al Santísimo en silencio. En la Iglesia había un silencio sepulcral y todos estaban recogidos en oración.

En eso entra una mujer joven (tendría entre 25 y 30 años) con 3 niños. Los niños estaban llorando, gritando y haciendo un desastre. Muchas personas me miraron a mi como diciendo: “padre…haga algo, no podemos rezar”. Me paré como para decirle algo (yo mismo estaba un poco enojado por la situación) y cuando me acerco a esta mujer, ella me mira y me dice: “padre…¿puede rezar por mi hijo Javier? Acaba de morir en el hospital, estoy destruida”. Fue como un baldazo de agua fría, no sabía que decirle. Al final le digo: ” ¿no quieres que vayamos a la oficina así hablamos un poquito de esto?”. Me la llevé y estuvimos como una hora y media conversando; y le pedí a Dios que me diera las palabras justas para poder consolarla.

Sin embargo, siempre me quedo pensando en esta anécdota. Muchos de nosotros, al ver una madre con sus hijos que hacían lío en un momento de oración, ya habíamos pensado mal de esta mujer. Sin embargo, me bastó tener un poquito más de información para poder pasar del enojo a la compasión.

Muchas personas que se cruzan en nuestras vidas parecen estar haciendo algo equivocado. Pero antes de juzgarlas, hay que conocerlas, ya que nunca sabemos por lo que está pasando el prójimo. Dios nos mandó amar al prójimo, no a juzgarlo. Por lo tanto, no juzgues a las personas por lo que ves; las apariencias engañan. No siempre lo que ves es lo que es.

Cuando tú cometes un error, quieres que los demás te entiendan y tengan compasión. Haz tú por los demás, lo que esperas que los demás hagan por ti.

Padre Tomas Agustin Beroch

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