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El presidente Javier Milei defiende su política de déficit cero ante presiones del Congreso

El presidente Javier Milei ha reiterado en varias ocasiones a lo largo de la semana su compromiso con el ajuste fiscal, asegurando que no cederá ante las presiones del Congreso que podrían poner en riesgo el superávit acumulado hasta mayo. Afirmó categóricamente: «No voy a entregar el déficit cero», y mencionó que está dispuesto a vetar proyectos legislativos que incrementen el gasto público.

La firme postura del presidente ha generado incertidumbre en los mercados financieros, especialmente en un contexto donde las finanzas públicas están bajo escrutinio. Se espera que en los próximos días se conozcan los resultados fiscales de mayo, con la advertencia del Poder Ejecutivo de que junio terminará con un déficit primario debido al pago del medio aguinaldo.

A principios de 2024, la situación fiscal mostraba un superávit significativo. Hasta abril, el superávit primario alcanzaba los 4,1 billones de pesos, y el superávit financiero se situaba en 1,1 billones de pesos tras considerar el pago de intereses de deuda. Estos datos superan las previsiones acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), generando un colchón fiscal que le otorga al Gobierno una posición más cómoda de lo previsto.

Este superávit fue conseguido a través de un estricto ajuste fiscal, donde el 50% provino de la licuación de jubilaciones y recortes en inversión real directa, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). La gran pregunta ahora es si el Gobierno flexibilizará algunas partidas presupuestarias.

El ministro de Economía, Luis Caputo, ha indicado que podría destinar parte del margen fiscal a subsidios energéticos para evitar aumentos en las tarifas de luz y gas, aunque algunos incrementos ya han sido anunciados por la Secretaría de Energía. En cuanto a la obra pública, la Casa Rosada ha comenzado a negociar con varias provincias el traspaso del financiamiento de ciertos proyectos desde la Nación a las gobernaciones.

Por otro lado, el gasto previsional, que experimentó un recorte significativo en el primer trimestre, ya no podrá ser reducido adicionalmente debido a la aplicación de los reajustes mensuales por inflación.

Un informe de la consultora Analytica reveló que en mayo, el gasto primario real devengado cayó un 28,3% interanual, y la contracción en términos reales fue del 31,5% durante los primeros cinco meses del año. Las partidas con mayores ajustes incluyeron la obra pública, las transferencias a provincias y el gasto en bienes y servicios.

El paquete fiscal que acompaña a la Ley de Bases podría proporcionar un refuerzo significativo en la recaudación tributaria, estimado en 2 billones de pesos, mediante cambios en Ganancias y Monotributo, y anticipos de pagos de Bienes Personales. Este paquete fiscal, combinado con una presión creciente sobre el gasto, plantea un desafío para mantener el déficit cero.

La Fundación Capital advierte que el esfuerzo fiscal deberá migrar de medidas transitorias a permanentes para cumplir con la meta de déficit cero, especialmente considerando los abultados vencimientos de deuda en 2025. El ajuste fiscal ha sido de 1,13 puntos porcentuales del PBI en los primeros cuatro meses, mientras que el paquete fiscal aportaría 0,65% del PBI.

Finalmente, la necesidad de reactivar la economía es crucial para sustentar el superávit fiscal y evitar un ajuste adicional que podría perjudicar la infraestructura y el crecimiento económico. Según el IAE Business School, la persistencia de la austeridad fiscal podría llevar a un desequilibrio fiscal, agotamiento social y aumento de las tensiones cambiarias si no se logra una reactivación económica sostenida.

En resumen, la política de déficit cero de Javier Milei enfrenta importantes desafíos en el corto y mediano plazo. Mantener esta postura será fundamental para la estabilidad económica, aunque conlleva riesgos significativos que deberán ser gestionados con cuidado y precisión.