#ViolenciaFamiliar #Justicia #VíctimasMasculinas
El caso de un hombre que sufre acoso y violencia por parte de su expareja pone en evidencia una problemática que suele quedar relegada en el debate público: los varones también pueden ser víctimas de violencia familiar. Según el testimonio de su madre, su hijo ha sido blanco de agresiones reiteradas por parte de la madre de su hija, quien tiene múltiples denuncias en su contra, incluidas tres de índole penal.
De acuerdo con su relato, la mujer ha incumplido reiteradamente las restricciones perimetrales impuestas por la justicia y ha protagonizado actos de vandalismo, incluyendo la destrucción del automóvil de su expareja en al menos tres ocasiones. Además, habría amenazado con matarlo, generando un clima de constante inseguridad. A pesar de las pruebas presentadas, que incluirían fotos, audios, filmaciones y testigos, las autoridades no han tomado medidas más contundentes para frenar la escalada de violencia.
El caso también abre la discusión sobre la desigualdad en el tratamiento de la violencia de género. Mientras que el sistema judicial tiende a actuar con mayor firmeza cuando la víctima es mujer, muchas denuncias de hombres contra sus agresoras quedan desestimadas o se resuelven con medidas de protección que no se cumplen. Esto deja a muchas víctimas masculinas en una situación de vulnerabilidad y desprotección.
¿Es necesaria la figura del femicidio?
Este debate cobra aún más relevancia en el contexto de la posible eliminación de la figura del femicidio en el Código Penal, una propuesta impulsada por el gobierno de Javier Milei. El argumento detrás de esta iniciativa es que la legislación debe garantizar la igualdad ante la ley y que los homicidios, independientemente del género de la víctima, deben juzgarse bajo los mismos parámetros.
Sin embargo, quienes defienden la figura del femicidio argumentan que se trata de un crimen con características específicas, motivado por la desigualdad estructural y el odio hacia las mujeres, y que su eliminación podría significar un retroceso en la protección de las víctimas de violencia de género. Por otro lado, quienes apoyan su eliminación sostienen que la violencia no tiene género y que los hombres también pueden ser víctimas de ataques en un contexto de relaciones desiguales de poder.
Este caso pone de relieve la necesidad de revisar el marco legal para garantizar que todas las víctimas, sin distinción de género, reciban la misma protección y acceso a la justicia. La violencia intrafamiliar es un problema complejo que requiere un abordaje integral, donde la igualdad ante la ley sea un principio rector y donde ninguna denuncia sea ignorada por cuestiones de género.
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