El hedor de los cuerpos en descomposición impregna las calles de Sweida, Siria, tras el derramamiento de sangre sectario reciente. Las calles antes concurridas ahora permanecen en silencioso abandono, cruzadas apenas por unas pocas personas. La destructiva violencia dejó edificios y autos calcinados.
#Sweida #Violencia #Siria
EN EL EPICENTRO DE LA DEVASTACIÓN
Se desató un violento enfrentamiento hace dos semanas, desencadenado por secuestros de represalia entre clanes beduinos armados y combatientes de la minoría religiosa drusa. Tras los enfrentamientos, las fuerzas del gobierno, en teoría para poner fin a la violencia, se alinearon con los clanes. La devastación en Sweida pone en peligro la frágil transición de Siria tras la guerra.
RECONSTRUCCIÓN DESPUÉS DEL CONFLICTO
Los residentes de Sweida buscan reconstruir sus vidas en un silencioso paisaje urbano donde el olor de la muerte persiste. En el hospital principal, el olor de los cuerpos en descomposición sigue impregnando el lugar, pese a los esfuerzos de limpieza. Manal Harb, cuyo hijo resultó herido en los enfrentamientos, relata: ‘Somos civiles y no tenemos armas’. La comunidad drusa, con más de la mitad de sus integrantes en Siria, enfrenta desplazamientos y desafíos inciertos tras la violencia. La ira y desconfianza persisten entre los habitantes de Sweida, pese a las promesas del gobierno de responsabilizar a los atacantes.
INQUIETUD RELIGIOSA Y POLÍTICA
La secta drusa, derivada del ismailismo, apoyó la caída del ex dictador Bashar Assad y reaccionó de manera dispar al nuevo gobierno liderado por Ahmad al-Sharaa. Los llamados al desarme se enfrentan a la resistencia de los drusos, quienes sienten la necesidad de protegerse. La minoría cristiana también se vio afectada por la violencia, con familias refugiadas en iglesias. La violencia provocó cientos de desplazamientos, mientras los habitantes intentan reconstruir sus vidas entre la devastación y la incertidumbre. (Con información de The Associated Press)