Violencia de pandillas en Haití: masacre en Pont-Sondé deja más de 70 muertos

#Haití La violencia de pandillas en Haití continúa devastando la nación caribeña, con al menos 70 personas asesinadas y más de 6,000 desplazadas tras el ataque de la pandilla Gran Grif en Pont-Sondé, una localidad clave en la principal región agrícola del país. La masacre, ocurrida en la madrugada del jueves, ha conmocionado a un país acostumbrado a brotes de violencia, ya que los miembros de la pandilla, armados con rifles automáticos, fueron de casa en casa asesinando a civiles y prendiendo fuego a viviendas y vehículos.

El líder de la pandilla Gran Grif, Luckson Elan, asumió la responsabilidad del ataque, describiéndolo como una represalia contra la pasividad de los habitantes del pueblo mientras grupos de autodefensa y fuerzas policiales atacaban a sus soldados. Este trágico episodio ha dejado al pueblo devastado, con cuerpos aún esparcidos por las calles y residentes demasiado aterrados para regresar a recuperarlos, según la organización de derechos humanos RNDDH.

Desplazamiento y destrucción

La agencia de migración de la ONU informó que más de 6,270 personas han huido de sus hogares tras el ataque. Muchas han buscado refugio en localidades cercanas como Saint-Marc, donde están siendo acogidas por familias locales o alojadas en campamentos improvisados. El hospital público de Saint-Marc, ya con recursos limitados, está luchando para atender a las víctimas gravemente heridas.

Las autoridades locales confirmaron que docenas de hogares y vehículos fueron incendiados durante el ataque, marcando este como uno de los episodios de violencia más mortales de los últimos años. A pesar de los constantes brotes de violencia en el país, esta masacre ha generado indignación y pedidos de mayor protección.

Respuesta del gobierno y preocupaciones de seguridad

El primer ministro haitiano, Garry Conille, condenó la masacre, calificándola como un «crimen odioso» que ataca el corazón de la nación. En respuesta, la policía nacional de Haití reemplazó al director encargado de supervisar la región de Artibonite, donde ocurrió el ataque. Se han enviado refuerzos al área, aunque la pandilla no encontró resistencia significativa durante el ataque, lo que pone de relieve la creciente inseguridad.

Informes de la Comisión de Diálogo y Reconciliación indican que las fuerzas policiales en la zona permanecieron en sus estaciones, posiblemente por temor a ser superados en armamento por los pandilleros. Incluso un camión blindado estacionado cerca no se movilizó a tiempo para prevenir la masacre.

Una crisis en aumento

Este ataque es el último de una serie de episodios violentos que han sacudido a Haití, mientras las pandillas armadas continúan expandiendo su control desde la capital, Puerto Príncipe, hacia otras regiones, agravando la situación de hambre y desplazamiento en el país. Las pandillas en la región han estado involucradas en secuestros, asesinatos y desplazamientos de agricultores, lo que ha contribuido al aumento de los precios de los alimentos y la escasez.

El Programa Mundial de Alimentos ha vinculado las actividades de pandillas como Gran Grif con la crisis alimentaria que ha llevado a 5 millones de haitianos a la inseguridad alimentaria grave, con miles enfrentando condiciones de hambruna en Puerto Príncipe. Pont-Sondé, conocido por su producción de arroz, es una parte crucial de la cadena de suministro de alimentos en Haití, lo que agrava aún más la crisis.

Apoyo internacional demorado

La violencia persistente en Haití ha generado llamados de apoyo internacional, pero gran parte de la ayuda prometida ha tardado en llegar. Una misión respaldada por la ONU para ayudar a la policía haitiana a restablecer el orden ha visto hasta ahora el despliegue de solo 400 oficiales, en su mayoría provenientes de Kenia, a pesar de las promesas de otros países.

La agencia de refugiados de la ONU ha advertido sobre la creciente escasez de alimentos y suministros médicos, ya que las pandillas continúan bloqueando el transporte de ayuda humanitaria. Mientras tanto, la ONU estima que más de 3,600 personas han sido asesinadas en la violencia de pandillas desde enero, y se cree que muchas de las armas utilizadas en estos ataques fueron traficadas desde Estados Unidos.

Mientras Haití lucha por hacer frente a estos desafíos, países cercanos como República Dominicana y Estados Unidos continúan deportando migrantes de vuelta a la nación, lo que añade más presión a su ya frágil infraestructura.