VIDEO: Sorprendente cercanía de ballenas nadando centímetros de kayakistas

Cuando un grupo de kayakistas se encontraba remando entre los hielos de la Antártica, dos ballenas vinieron hacia ellos y comenzaron a nadar y a jugar, suavemente, entre los kayak. Las 12 personas quedaron mudas. Se quedaron ahí, en silencio, escuchando nada más que el sonido del agua y la respiración de las ballenas que asomaban sus cabezas, como saludando, y sacaban del agua sus enormes colas.

Mongabay Latam conversó con Luis Turi, unas de las personas que estuvo presente en este inusual avistamiento de ballenas. Guía turístico en la Antártica y habitante de Ushuaia, en la Patagonia argentina desde hace 25 años, “es la primera vez que me pasa algo tan impresionante” dice.

¿Cómo llega alguien a estar, en un kayak, en medio de la Antártica? ¿Cómo funciona ese turismo?

Casi toda la industria del turismo en Antártica tiene base en Ushuaia. Mucha gente local trabaja con los buques y yo soy uno de ellos. Los viajes que se hacen a la Antártica son de 10 días o de 20 días y las empresas ofrecen, además de los desembarcos para ver los atractivos que tiene Antártica, como las colonias de pingüinos por ejemplo, actividades complementarias. Una de esas es el kayak.

En el barco donde voy yo, hay un grupo de 16 personas que bajan a remar y nosotros nos ocupamos de organizar todo ese servicio.

¿Cómo fue que ocurrió la interacción con las ballenas?

Ese día era un día raro. Casi todos los pasajeros habían ido en zodiac a hacer un crucero, se fueron lejos, así es que ese día éramos 12 en kayak. Era un día que pintaba ser un bajón porque estaba todo nublado, medio neviscando.

De pronto vimos una ballenas que estaban como a tres kilómetros. Estaban comiendo en la típica actitud en la que sacan la cola y se van para abajo.

¿Eso lo hacen cuando están comiendo?

Claro. Cuando están comiendo hacen inmersiones verticales. Van al fondo y después ascienden girando para concentrar los peces o el krill en un lugar y al final abren la boca y engullen todo. Ahí inmediatamente sacan el lomo, porque giran, y se zambullen otra vez en la vertical. En ese momento es cuando sacan la cola.

Entonces vimos eso y nos empezamos a acercar. Cuando estábamos como a un kilómetro, las ballenas desaparecieron. Dijimos “¡oh, que bajón!”, pero de pronto aparecieron al lado nuestro.

Ese día más que avistaje de ballenas, fue avistaje de humanos porque ellas vinieron a vernos a nosotros.

¿Y qué pasó luego?

Nos quedamos quietos ahí. Yo tenía miedo en un principio porque las normas para el avistaje de fauna dicen que no te puedes acercar más de 30 metros de las ballenas. Pero bueno, en esta situación las ballenas vinieron a nosotros. Al principio tratamos de movernos, de alejarnos, pero ellas estaban ahí.

Yo tenía miedo también por la seguridad… de que alguien se fuera al agua.

Son tan grandes que podrían haber desestabilizado el kayak, ¿no?

Exacto. Pero fue increíble la suavidad con la que se movieron todo el tiempo. En el video se puede ver una que saca la cabeza, se zambulle y pasa a dos centímetros del kayak que está adelante. Y mueve la aleta así… grande como el kayak mismo. ¡Mide cinco metros la aleta!