En la octava jornada de la novena en honor a la Virgen del Valle, el jueves 6 de diciembre, rindieron su homenaje los pueblos originarios y las colectividades extranjeras del medio, presentes con las banderas de cada país.
El templo fue colmado por una gran cantidad de peregrinos, que llegaron a honrar a la Madre Morenita desde distintos puntos del territorio nacional, especialmente de las provincias vecinas.
La celebración fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, quien en su homilía saludó a los alumbrantes y recordó “en este día a san Nicolás, obispo, Patrono de la vecina provincia de La Rioja”, invitando a rezar “de un modo particular, por nuestros hermanos riojanos, sobre todo, para que pronto el Papa Francisco les provea un nuevo obispo”.
Tomando la temática de la jornada reflexionó que “la espiritualidad cristiana radica en el cumplimiento de la Voluntad de Dios, a ejemplo de Jesús, quien nos enseña que no son los que le dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que hacen la Voluntad de su Padre celestial”.
Luego expresó que “una ciudad fuerte es, ante todo, una ciudad con cimientos profundos y firmes. No tiene por qué ser una ciudad cerrada. Al contrario, una fortaleza con sólidos basamentos otorga seguridad y confianza para abrirse a los extraños y enfrentarse a lo nuevo. Y no hay mayor fortaleza que la basada en la verdad y la justicia. El engaño y la injusticia son como grietas en los muros de la ciudad, signos de debilidad, de falta de fundamento, que producen cerrazón y desconfianza. La ciudad fuerte, al contrario, se abre, acoge a los que buscan refugio, ofrece su seguridad a los débiles y los pobres”.
Asimismo, enfatizó que “Cristo es la piedra angular de esta construcción, la roca sobre la que Dios instaura su Reino y construye su Iglesia: ‘El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca’. No es fácil construir sobre roca. Es más fácil hacerlo sobre la dócil arena. Pero lo más fácil no es, por eso, lo mejor”.
En otro tramo de su predicación afirmó que “es muy posible que todos, en algún aspecto de nuestra vida, digamos ‘Señor, Señor’, pero sin poner en práctica lo que el Señor nos dice. Son puntos débiles de nuestra casa, que puede ceder cuando surge la dificultad. Así, en circunstancias personales, familiares o laborales difíciles, o en situaciones de persecución. No es infrecuente que en tales casos tendamos a pedirle cuentas a Dios, más que a escuchar y poner en práctica su Palabra”.
También señaló que “Jesús nos llama a la coherencia de vida. Que nuestras acciones, nuestras actitudes y motivaciones correspondan con lo que confiesan nuestros labios. Sabiendo que nos falta esa coherencia, Jesús nos invita a emprender reformas en nuestra casa, para dar fundamento, profundidad y solidez allí donde haga falta”.
Por último, rogó a la Madre del Valle que “nos ayude a edificar nuestras vidas y comunidades sobre la Roca inconmovible que es Jesucristo, el Hijo Amado de Dios Padre. Danos un corazón sensible y compasivo para con nuestros hermanos más necesitados que vagan por el mundo carentes de amor, ternura y cobijo. Derrama sobre nuestras familias la abundancia de la Gracia Divina para que sean verdaderas fortalezas de virtudes cristianas donde los niños y jóvenes experimenten hondamente el amor infinito de Dios”.
Los alumbrantes acercaron hasta el altar sus ofrendas particulares junto con los dones del pan y del vino.
Antes de la bendición final, todos los fieles y peregrinos veneraron a la Madre del Valle con el canto, el rezo de la Oración del Año y Congreso Mariano Nacional, vivas y aplausos.
Debe estar conectado para enviar un comentario.