Una nave de la NASA llega al asteroide Bennu, aquel que podría impactar contra la Tierra, para recoger muestras

Ha sido un largo viaje pero por fin la nave espacial OSIRIS-REx ha llegado a su destino, el asteroide 101955 Bennu. Tras recorrer 2.000 millones de kilómetros en 27 meses, la sonda de la NASA se situó el lunes a 19 kilómetros de este pequeño cuerpo celeste, en cuya órbita se insertará el próximo 31 de diciembre. Ese día se posicionará a sólo 1,25 km de su superficie. Una maniobra que, según la agencia espacial de EEUU, será particularmente compleja debido a que el asteroide apenas mide 492 metros de diámetro -equivalentes a cinco estadios de fútbol- y su campo gravitatorio es débil.

«Estamos impacientes por comenzar la exploración de Bennu. Llevamos años preparándonos para este momento y estamos listos», ha declarado Dante Lauretta, investigador principal de esta misión en la Universidad de Arizona (Estados Unidos). La tarea de OSIRIS-REx ahora será investigar el asteroide para elegir el lugar en el que en julio de 2020 posará su brazo robótico durante cinco segundos para recoger muestras del suelo.

Una vez se haga con el material, pondrá de nuevo rumbo a la Tierra para que pueda ser analizado por los científicos. La fecha prevista para el aterrizaje,en su regreso a nuestro planeta, es el 24 de septiembre de 2023

¿Por qué la NASA ha elegido Bennu como objetivo de esta misión de 865 millones de euros? Los científicos de la Universidad de Arizona que lideran este proyecto tienen varias razones. En primer lugar, creen que este asteroide es parte de los restos de los ladrillos con los que se formaron los planetas del Sistema Solar, por lo que estudiarlo contribuirá a entender cómo se originó la vida. El material que extraiga podría ser, por tanto, excepcionalmente antiguo pues nuestro sistema solar se formó hace apróximadamente 4.600 millones de años.

Estimación de tamaño del asteroide Bennu, comparándolo con el mítico edificio estadounidense, Empire State, y el símbolo francés, la torre Eiffel.

Riesgo de impacto

Por otro lado, los asteroides como Bennu contienen recursos naturales como agua, material orgánico y metales, que en el futuro, cuando exista la tecnología para extraerlos, podrían ser aprovechados por los humanos para obtener minerales que escasean en la Tierra o facilitar la exploración de otros planetas.

Por último, como atestiguan los cráteres encontrados en distintos lugares de nuestro planeta, los asteroides suponen una amenaza por el riesgo de impacto. Según los científicos, trabajar en uno de ellos agilizará el desarrollo de tecnologías para que, quizás en el futuro, los humanos sean capaces de desviar la trayectoria de rocas identificadas con antelación que supongan una amenaza.

De hecho, existe un pequeño riesgo de que Bennu pueda chocar contra la Tierra dentro de 166 años. La probabilidad de que impacte contra la Tierra es de una entre 2.700 durante el periodo 2175-2196, según las estimaciones de los científicos.

Fuente: El Mundo.