Valentín Villegas, Paulina Lebbos, Samir Domínguez. Los nombres de víctimas de homicidios resonaron, una y otra vez, en las escalinatas de la Casa de Gobierno. Es que un centenar de personas se movilizó anoche para que esas muertes no se olviden y para reclamar “Justicia y seguridad” al Poder Ejecutivo y los otros poderes del Estado. Pero en las últimas horas se sumó otro nombre a la larga lista de víctimas de la violencia en Tucumán: Rocío Anahí Molina, asesinada de varias puñaladas en la espalda en la comuna de San Andrés, un lugar tan tranquilo como Yerba Buena, donde hace pocos días mataron a Valentín durante un intento de robo
Si bien la marcha había sido convocada por la familia y los allegados del adolescente asesinado el domingo pasado en Yerba Buena, en la plaza Independencia se sumaron también las “luchas” de los parientes de otras víctimas de la inseguridad. Alberto Lebbos, padre de Paulina, asesinada en 2006; y Roque Domínguez, padre de Samir, asesinado el pasado miércoles 3, estuvieron con Santiago y con Luciano Villegas, padre y tío de “Valiente”, respectivamente.
De cara a los carteles, e iluminados con velas, Santiago Villegas enfatizó que “la Policía, el Poder Judicial y la política deben funcionar como un equipo para que podamos vivir tranquilos, salir a las calles y que los delincuentes estén adentro. Los Derechos Humanos no son para los inhumanos que salen a matar, desgraciadamente”, sostuvo.
“Amo a mi hijo. Lo extraño todas las noches. Es un gran dolor para mí, para su mamá y su hermana. Lo único que le pedimos al señor Juan Manzur es que ‘se ponga las pilas’. Estamos devastados, hechos mierda. Tucumán es la segunda provincia, después Buenos Aires, con el mayor índice de homicidios”, señaló el padre del chico asesinado, en su apelación al gobernador, destaca el diario La Gaceta.
Respecto de las amenazas que había recibido su familia, Villegas manifestó que “ya no tiene miedo”. “Soy un zombi, así que no me podrán matar”, expresó con enojo y aflicción.
Ayer, sábado, en horas del mediodía fue encontrado el cadáver de una joven de 19 años, en un monte de la comuna tucumana de San Andrés, con cinco puñaladas en la espalda. Los investigadores sospechan que fue asesinada en otro lugar y «plantada» en esos pastizales, situados a unos 20 kilómetros al noreste de la capital.
La víctima, identificada como Rocío Anahí Molina, fue hallada por un chico que cazaba palomas en esa vieja cañada que hoy se encuentra abandonada y se ubica en el el km 7 de la ruta 306. Al divisar un bulto cerca del único árbol que hay en ese terreno, se acercó y comprobó que se trataba de un cuerpo. Sorprendido y asustado volvió corriendo hasta su casa para avisarle a su padre e ir juntos a hacer la denuncia policial.
Los vecinos de San Andrés están convulsionados ya que es la primera vez que el barrio es protagonistas de un hecho trágico en la zona. «Si William no la encontraba, los animales podrían haber comido los restos. Nadie pasa por ese sector. Recién ahora hay caminos para circular», remarcó a la prensa William Rojas, el padre el nene que halló el cuerpo.
Rocío tenía cabello largo y vestía zapatillas rosas, una calza gris y una campera deportiva azul. «Su cadáver estaba boca arriba y su rostro tapado por pasto y yuyos aparentemente recién cortados», relató el periodista José Inesta en comunicación telefónica con TN.
En la escena del crimen trabajaron la Policía Científica y el Ministerio Público Fiscal, quienes confirmaron por una serie de indicios que el cuerpo había sido arrastrado hasta ese lugar y que una moto había estado allí porque las huellas de las ruedas quedaron marcadas en el pasto.
Los investigadores sospechan que el agresor actuó con la ayuda de un cómplice ya que es muy difícil ingresar en ese monte porque no hay caminos para circular y más si el medio utilizado fue una moto. Dicen que es imposible que el agresor haya podido manejar hasta allí cargando él solo a la chica.
Mientras los peritos tomaban las huellas dactilares de la víctima para determinar su identidad, una mujer de 36 años se presentaba en la comisaría local con el DNI de la joven para corroborar si se trataba de su hija. Tras confirmar que se trataba de Rocío la policía constató que vivía lejos de allí, en el barrio La Costanera, lo que abonó aún más la hipótesis de que fue asesinada en otro lugar y descartada allí.
«Aún se aguardan los resultados de la autopsia, que determinarán si también fue abusada sexualmente», concluyó el periodista Inesta.
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