La nueva cumbre entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong Un, tendrá lugar a fines de febrero, anunció este viernes la Casa Blanca tras la visita a Washington de un importante enviado de Pyongyang.
“El presidente espera con ansias la reunión con el líder Kim en un lugar que se anunciará en una fecha posterior”, dijo la portavoz Sarah Sanders, después de una reunión de 90 minutos en el Despacho Oval entre Trump y Kim Yong Chol, mano derecha del dirigente norcoreano.
Trump había expresado en varias ocasiones que quería volver a reunirse con Kim Jong Un después de su histórica cumbre de junio en Singapur, la primera entre mandatarios de ambos países desde el fin de la Guerra de Corea (1950-1953).
El 12 de junio de 2018, la primera cumbre entre un presidente estadounidense y un heredero de la Dinastía Kim de Corea del Norte culminó en el compromiso del líder norcoreano de llevar adelante “una completa desnuclearización de la península coreana”. Desde entonces, las negociaciones se han ido postergando.
Poco antes de reunirse con Trump, el general Kim Yong Chol había sido recibido en Washington por el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.
El Departamento de Estado esperó a la mañana del viernes para confirmar esta reunión con el privilegiado interlocutor de Pompeo en las difíciles negociaciones sobre el desarme nuclear de Corea del Norte. La cautela se debió muy probablemente a la cancelación de último minuto, a principios de noviembre, de la llegada de este funcionario norcoreano de alto rango.
Pompeo, que viajó cuatro veces a Corea del Norte el año pasado para avanzar en las negociaciones, invitó a los visitantes a un almuerzo tras su paso por la Casa Blanca.
Condiciones para un acuerdo
Las negociaciones para concretar el acuerdo anunciado en Singapur están atascadas y los avances se cuentan con los dedos de una mano.
Los observadores opinaron desde el principio que el compromiso norcoreano estaba aún muy lejos de la demanda estadounidense de una “desnuclearización definitiva y totalmente verificada de Corea del Norte”.
Pyongyang confirmó finalmente este temor al condicionar su propio desarme a la “retirada total de las amenazas nucleares estadounidenses”, lo que implicaría un gran desafío para los acuerdos de defensa entre Estados Unidos y su aliada Corea del Sur.
Kim espera también un levantamiento de las sanciones internacionales, aunque Estados Unidos insiste en mantener la máxima presión hasta que Pyongyang muestre avances en el abandono de sus armas nucleares.
Durante su discurso de Año Nuevo, el líder norcoreano dijo que estaba dispuesto a reunirse con Trump en cualquier momento, pero también advirtió que Pyongyang podría cambiar su actitud si Washington mantiene, a pesar del acercamiento diplomático desde junio, sus sanciones económicas contra Corea del Norte.
Corea del Norte ha recibido una impresionante serie de sanciones de la ONU a lo largo de los últimos años ante las noticias sobre el desarrollo de su arsenal nuclear. Pyongyang ha realizado seis pruebas nucleares y ha desarrollado y probado misiles balísticos que, según los expertos, podrían alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.
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