El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desde el avión presidencial Air Force One, ha fijado un plazo de diez días para que Rusia ponga fin a las hostilidades en Ucrania. De lo contrario, la Casa Blanca implementará nuevas sanciones económicas, incluyendo aranceles del 100% a productos rusos y a sus socios comerciales.
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INCREMENTO DE LA TENSIÓN
Este nuevo límite temporal reduce drásticamente el plazo original de 50 días que Trump había establecido a principios de julio, reflejando el creciente descontento de la administración estadounidense. El presidente expresó su decepción personal con el presidente ruso, Vladimir Putin, por la escalada de violencia y la falta de progreso en las conversaciones telefónicas mantenidas. La medida ha sido elogiada por el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, como una clara postura a favor de un alto el fuego.
REACCIÓN RUSA
Desde el Kremlin, la respuesta al ultimátum ha sido limitada a «tomar nota» de la situación, sin dar señales de modificar su estrategia militar. Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, advirtió que las amenazas de Trump podrían escalar el conflicto. La incertidumbre sobre la efectividad de las sanciones queda latente, mientras la atención internacional se deposita en la posibilidad de una nueva escalada o una inesperada respuesta diplomática.
IMPACTO ACUMULATIVO
A pesar del escepticismo de analistas, la Casa Blanca asegura que la presión económica podría tener un impacto acumulativo si se aplican con dureza y en coordinación con aliados europeos. Con más de 450.000 muertes desde febrero de 2022, la fecha límite —alrededor del 8 de agosto— es vista con gran expectativa tanto en Ucrania como a nivel internacional.