Corea del Sur y Estados Unidos culminaron este jueves sus grandes maniobras militares de primavera (boreal), a las que Pyongyang respondió con un nuevo simulacro bélico durante el cual el líder norcoreano, Kim Jong-un, condujo un tanque y aprovechó para enviar otro mensaje desafiante a los aliados.
El ejército surcoreano y el estadounidense anunciaron hoy el fin de “Freedom shield”, sus tradicionales juegos de guerra de primavera centrados en gran parte en simulaciones por ordenador y ejercicios de puesto de mando.
Sin embargo, las maniobras de este año, que arrancaron el 4 de marzo, incluyeron operaciones en tierra, mar y aire y llegaron a emplear como base situaciones en las que el objetivo era “responder a operaciones nucleares norcoreanas”.
Ese escenario ficticio mencionaba “operaciones” pero no implicaba el uso per se de armas nucleares por parte de Pyongyang, un supuesto que se espera que sí esté presente en los grandes simulacros combinados que Seúl y Washington llevarán a cabo en verano (boreal).
Para culminar “Freedom shield” este año el ejército surcoreano realizó hoy ejercicios con fuego real en Pocheon, a unos 25 kilómetros al sur de la frontera con el Norte, en los que participó una división de infantería mecanizada junto a una unidad de ingeniería combinada Corea del Sur-EE.UU.
Unos 300 efectivos tomaron parte en el simulacro, que involucró tanques K1A2, vehículos acorazados K21, artillería autopropulsada K30 Biho o lanzapuentes blindados M60.
Pyongyang, que considera estos ejercicios anuales de primavera como un ensayo para invadir su territorio, ha respondido, con la activa participación de Kim Jong-un, con sus propios simulacros desde que “Freedom shield” arrancó hace 11 días.
Primero, Kim visitó la semana pasada una base de entrenamiento en el flanco occidental donde instó a “intensificar” las maniobras militares de su ejército, de cara “a obtener una victoria en una guerra real”.
Días después el propio líder norcoreano dirigió unos ensayos de artillería con fuego real y envió un mensaje provocador al Sur, al indicar que en este simulacro participó una unidad fronteriza que tiene a Seúl “en su rango de tiro”.
Se cree que el ejército norcoreano posee unidades de artillería de largo alcance situadas cerca del flanco occidental de la frontera intercoreana que técnicamente tendrían capacidad para alcanzar puntos de la capital sureña.
Apenas unas horas después, las Fuerzas Aéreas surcoreanas respondieron haciendo desfilar, por primera vez, todos los modelos de caza de combate que tiene operativos.
Durante el acto el ejército sureño recordó que cuenta con un escuadrón aéreo de respuesta rápida para la primera línea de combate encargado de defender el área metropolitana de Seúl que, en caso de ataque, tiene la misión de apoyar la destrucción de las mencionadas baterías norcoreanas.
Kim, a los mandos de un tanque
En último día de las maniobras aliadas, los medios norcoreanos revelaron que este jueves Kim Jong-un supervisó unos juegos de guerra de unidades blindadas en los que él mismo manejó uno de los nuevos tanques norcoreanos que se vieron desfilar por primera vez a finales de 2020.
El dictador quiso también enviar un nuevo recado a los aliados, aprovechando que en el ejercicio participó la División Acorazada 105, famosa por entrar en Seúl cuando la ciudad cayó por primera vez en manos norcoreanas durante el arranque de la Guerra de Corea en junio de 1950.
En declaraciones que recogen medios estatales, Kim recordó que se trata de “una unidad que carga con la importante tradición e historia de haber ocupado la capital enemiga”.
Estos intercambios dialécticos entre Pyongyang y Seúl se producen en un contexto marcado por el incremento de la agresividad del régimen hacia su vecino.
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