Amanda Donaghey vivió la pesadilla de recibir el cuerpo equivocado de su hijo Fiongal Greenlaw-Meek, una de las víctimas del trágico accidente del vuelo AI171 de Air India. Tras semanas de incertidumbre, la madre descubrió que había enterrado a un desconocido, sumiéndola en una búsqueda devastadora que aún continúa. La situación no fue aislada, ya que otras familias también enfrentaron errores en la identificación de los restos de sus seres queridos.
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INVESTIGACIÓN EN CURSO
La confusión en la identificación de las víctimas expone graves fallas en los procesos establecidos para manejar accidentes aéreos internacionales. Además, el descubrimiento de que los interruptores de combustible de la aeronave habían sido desconectados ha intensificado el desconcierto entre los familiares y ha puesto bajo escrutinio tanto la causa del siniestro como el tratamiento posterior dado a las víctimas.
Las incógnitas sobre los protocolos de seguridad y los procedimientos de emergencia tras el accidente generan una segunda tragedia para las familias de las víctimas, prolongando el dolor de quienes ya han perdido todo. La historia de Fiongal Greenlaw-Meek es un ejemplo impactante de cómo los errores institucionales pueden afectar a las familias en su momento más vulnerable.