Felipa Tolaba cumplió su sueño. De pequeña, allá en las serranías de Coropampa, anhelaba terminar sus estudios primarios. Era la ordenanza de aquellos parajes de escuelas rurales en donde la tarea diaria se reparte entre los quehaceres de los puestos y el cuidado del ganado. Estudiar era un lujo.
El viernes 14 en el acto de colación de grados en el Núcleo Educativo N´ 7.178 del aula base del Centro Integrador Comunitario (CIC) de Guachipas recibió su diploma de alumna egresada, con apenas cinco faltas y escolta de la bandera salteña. Felipa, con 71 años, terminó sus estudios junto a 7 compañeros, de muchos menos años, el nivel primario de estudios.
La abuela contó a El Tribuno cómo estudió, su sacrificada infancia y que se siente tan feliz como antes. «Cumplí con mi sueño, estudié y me saqué las ganas. Fue emocionante estar en un acto de egresados, de este lado de la bandera, y los alumnos. Desde chica quería estudiar, pero no se podía por tantas responsabilidades. Antes, el que tenía suerte seguía estudiando, yo tenía que ayudar a la familia», cuenta. Sentada en un banco de la plaza de Guachipas, la inquieta Felipa relató sus días de clases desde 2015.
«Me inscribí en las aulas virtuales. En el aula satélite. Nadie nunca me dijo nada por mi edad. Todo lo contrario, me apoyaron desde un primer momento. Me costaba un poquito, pero después empecé a acordarme de algunas cosas que había aprendido en la escuelita de las serranías», dijo.
Felipa vive en el pueblo de Guachipas, por la mañana concurre al Club de Día y por la noche se iba a estudiar en el Núcleo Educativo que funciona en el CIC. Nunca flaqueó en su objetivo. Los vecinos pasan al lado de la abuela y la felicitan. Sus hijos, esparcidos entre Guachipas y Rosario de Lerma, son diez, tiene 20 nietos y 15 bisnietos. Al acto de colación de Felipa, asistieron dos de sus bisnietas y una de sus hijas.
La abuela al parecer siempre fue inquieta. Los conocidos cuentan que ella sabe elaborar todavía prendas artesanales de lana de llama. A pesar de sus dolencias, entre la artrosis y los achaques de la edad, camina como puede, ayudada con un bastón. Si vida no es rutinaria. Por los visto siempre tiene algo nuevo por hacer. Se confiesa matera de amargos, con algunos yuyos traídos del cerro.
Come locro y frangollo como si nada. Su tiempo libre lo dedica a conversar con vecinos y amigas del pueblo. Si el tiempo alcanza le dedica ratos al jardín de su casa. «Ahora no sé cómo voy a compartir el tiempo. Ya terminé de estudiar, quizás me anime a seguir el secundario, quién le dice. Tengo tiempo y ganas me sobran», cuenta la abuela entre risas.
El profesor Gustavo Sergio Ortega estuvo a cargo de estas aulas satélites, que comparten el plan con otras de Chicoana. De hecho, con este sistema educativo egresaron 8 alumnos de Guachipas y 3 de Chicoana.
Felipa nació en el año 47 del siglo pasado en el paraje Carahuasi Churcal. Fue ordenanza de escuela por un tiempo en Coropampa y luego en Sauce Redondo hasta el año 1983. Cuando se retiró de trabajar, su intención fue terminar la primaria. Comenzó viniendo a Guachipas desde paraje Coropampa y Sauce Redondo. En este tiempo comenzó a vivir en el pueblo en casa de un hijo.
Distinguida
Felipa Tolaba concluyó el ciclo lectivo siendo escolta de la bandera de Salta, lo que es una clara muestra de la dedicación y empeño que le puso a su objetivo de lograr el título primario aun en el otoño de la vida.
Fuente: El Tribuno
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