Pese a los anuncios, el río sigue subiendo en territorio salteño. Se esperan nuevos picos en Misión La Paz y hay preocupación en las familias.
Si bien el gobernador Juan Manuel Urtubey salió a tranquilizar a las comunidades de Santa Victoria Este por la crecida del río Pilcomayo, las aguas no están calmas y esperan nuevos desbordes para hoy inclusive. Los rumores del río, de los vecinos y de los que conocen la bravura del Pilcomayo dictan prudencia.
Desde el Gobierno provincial están confiados en la seguridad de los anillos que se construyeron sobre las comunidades y los núcleos urbanos tras las últimas inundaciones, pero en las familias el miedo persiste.
En la madrugada de ayer el río llegó a su pico máximo y se llevó el anillo que cuidaba a Monte Carmelo. El lunes, los bomberos voluntarios quisieron evacuar a la gente y los lugareños se resistieron.
El martes por la mañana la naturaleza hizo lo suyo y rompió el cerco perimetral. Para el caso particular de Monte Carmelo, la muralla de tierra tenía entre 4 y 5 metros de altura y más de tres metros de ancho en la parte más alta: todos suponían que iba a resistir.
Al menos 60 familias quedaron automáticamente aisladas por el agua que ingresó de manera violenta. Eso ocurrió antes de la llegada de Urtubey para la segunda reunión del denominado comité de emergencia, a las 10 de ayer.
Trabajaron sin descanso los bomberos voluntarios de Orán, Aguaray y Salvador Mazza, que automáticamente comenzaron a evacuar a las familias, en su mayoría del pueblo wichi, en una lancha. El agua cubría un perímetro de unos siete kilómetros y dejó un camión Unimog varado a la deriva en el caserío abandonado de La Curvita Vieja.
Fuente: El Tribuno
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