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  • Alumnos Cadetes participaron de una Misa de Acción de Gracias en la Catedral Basílica

    Alumnos Cadetes participaron de una Misa de Acción de Gracias en la Catedral Basílica

    En la noche de ayer, Alumnos Cadetes del Tercer Año «A» y «B», de la Escuela «Tte. Gral. Juan Domingo Perón», participaron de una Misa de Acción de Gracias celebrada en la Catedral Basílica Nuestra Señora del Valle.

    La iniciativa, surgió de parte de los propios Cadetes y fue impulsada desde la Capellanía Policial con el propósito de acompañar a los alumnos, quienes se acercaron a los pies de la «Madre Generala» para dar gracias por todo este tiempo transcurrido, ya que durante tres años compartieron la formación en esta Casa de Estudios Policiales, que los preparó para su futuro desempeño como Oficiales de Policía. A su vez, los estudiantes pusieron en manos de nuestro Padre Dios a sus familiares, seres queridos, amigos, docentes y directivos del IES Policial y de la Escuela de Cadetes, que los apoyaron e instruyeron en este arduo, pero gratificante camino.

    En la ocasión, los jóvenes Cadetes, recibieron a Jesús vivo y presente en la Eucaristía, y al finalizar rezaron juntos la Oración del Policía con mucha emoción.

    Cabe mencionar que, en la oportunidad, estuvieron presentes la Sra. Ministra de Seguridad, Dra. Fabiola Segura, el Rector del IES Policial, Crio. My. Lic. Omar Seiler, el Director de la Escuela de Cadetes, Crio. Insp. Javier Vega, la Secretaria Académica del IES Policial, Subcrio. Lic. Alba Vega, el Jefe de Cuerpo de la Escuela de Cadetes, Crio. Sergio Argañaraz, los Directores de las Escuelas Superior de Policía y de Suboficiales y Agentes, Comisarios Inspectores Enrique Carrazana y Hernan González, Oficiales Instructores de la Escuela de Cadetes, y familiares de los alumnos Cadetes.

    Al finalizar la ceremonia religiosa, el Capellán Mayor Subcomisario Presbítero Héctor Salas bendijo certificados e imágenes de nuestra «Madre Generala», la Virgen del Valle, que luego fueron entregados a los futuros Oficiales de Policías.

  • ¡Gracias Doña Francisca Borja Domínguez!

    ¡Gracias Doña Francisca Borja Domínguez!

    A los 94 años falleció el lunes 19 de octubre Francisca Borja Domínguez, una de las más destacadas hilanderas y tejedoras de fibra de vicuña, oriunda de Belén.

    Madre de 12 hijos, con 52 nietos, 47 bisnietos, 5 bisnietos, Doña Borja deja un legado de saberes textiles que supo tramar con la paciencia y el detalle de sus manos artesanas.

    En 2014, recibió el Premio Mayor de la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho por un finísimo poncho de vicuña que forma parte del patrimonio de la fiesta.

    En 2018, el Fondo Nacional de las Artes, le otorgó el premio a la trayectoria, reconociendo un trabajo que ella realizó silenciosamente, durante toda su vida. En esa oportunidad, ya con 92 años, viajó a Buenos Aires para recibir tan importante galardón de manos del directorio del FNA.

    Hace poco, el 9 de octubre, había cumplido los 94 años. Alejandra Garay, de la Dirección de Artesanías del Municipio de Belén, contó que desde la comuna fueron a verla y le llevaron un desayuno y bombones, que doña Borja recibió con gran alegría. “Estaba muy contenta, se levantó y nos agradeció. Ese día su familia la llevó a pasear por La Puntilla”, cuenta Alejandra, quien destacó que Doña Borja era un orgullo para Belén.

    Su trayectoria y su legado fue un orgullo para toda Catamarca, por eso desde el Ministerio de Cultura y Turismo de la Provincia manifestaron sus condolencias a su familia y realizaron esta semblanza a modo de homenaje.

    Una vida dedicada al telar

    Había nacido en 1926, en el norte de Belén y a los 17 se instaló en la ciudad de Belén, donde se casó a los 21, con Ramón Antonio Contreras, también artesano. Juntos hacen del telar su vida y su sustento. Una de sus hijas, Beatriz, hoy continúa orgullosamente con su legado textil.

    Aprendió de su madre el oficio del telar. Y la vicuña era su especialidad, aunque también tejía fibra de oveja, llama y alpaca. Desde 2004, integraba la Asociación de Tejedores de Vicuña de Belén, a través de la cual sus prendas viajaban y se exponían en ferias y exposiciones nacionales e internacionales.

    Doña Borja supo contar que ponchos realizados junto a su marido fueron adquiridos por los Hermanos Avalos y también por el locutor Luis Oscar Aisa.

    Su casa, ubicada sobre la emblemática Ruta Nacional 40 en el barrio El Molino de Belén, era uno de los hitos destacados de la Ruta del Telar, que nuclea a lo largo de todo el departamento a artesanos textiles.

    En una entrevista que le realizó Mariel Bomczuk tras recibir el premio al Mejor Poncho dijo que la alegró mucho el reconocimiento, pero que hubiese deseado compartir ese momento con su marido. “Yo aquí hago mis cosas yo sola, nadie mete mano en mis cosas. Mi trabajo es mío”, decía mientras hacía bailar el huso entre sus manos mágicas.

    Foto: Banco Imágenes Secretaría de Gestión Turistica / Rodrigo Castro

  • El valor de enseñar a los niños a decir “gracias”, “por favor” o “buenos días”

    El valor de enseñar a los niños a decir “gracias”, “por favor” o “buenos días”

    Escribe: Valeria Sabater

    Transmitir a los niños la importancia de dar las gracias, de “pedir por favor” o de decir “buenos días” o “buenas tardes”, va más allá de un simple acto de cortesía. Estamos invirtiendo en emociones, en valores sociales, y ante todo, en reciprocidad.

    Para crear una sociedad basada en el respeto mutuo, en la que el civismo y la consideración marquen la diferencia, es necesario invertir en esas pequeñas costumbres sociales, a las que a veces, no prestamos la importancia que merecen. Porque la convivencia se basa al fin y al cabo en la armonía, en esas interacciones de calidad basadas en la tolerancia donde todo niño debería iniciarse desde una edad temprana.

    Soy de la generación del gracias, del por favor y del buenos días, de la misma que no duda en decir un “lo siento” cuando es necesario. Cualidades todas ellas que no dudo en transmitir en mis hijos, porque educar en respeto es educar con amor.

    Un error en el que suelen caer muchas familias es en iniciar a los niños en estas normas de cortesía cuando los más pequeños empiezan a hablar. Ahora bien, es interesante saber que el “cerebro social” de un bebé es tremendamente receptivo a cualquier estímulo, al tono de voz e incluso a las expresiones faciales de su padre y su madre.

    Lo creamos o no, podemos educar a un niño en valores desde edades muy tempranas. Sus aptitudes son casi insospechadas y hemos de aprovechar esa gran sensibilidad en materia emocional. Te hablamos de ello.

    Dar las gracias, un arma de poder en el cerebro infantil

    Los neurocientíficos nos recuerdan que el sistema neuronal  de un niño está programado genéticamente para “conectarse” con los demás. Es algo mágico e intenso. Incluso las actividades más rutinarias como alimentarlos, bañarlos o vestirles se convierten en improntas cerebrales que prefiguran en un sentido u otro la respuesta emocional que tendrá ese niño en el futuro.

    El diseño de nuestros cerebros, por así decirlo, nos hace sentirnos inexorablemente atraídos a su vez por otros cerebros, por las interacciones de todos aquellos que están a nuestro alrededor. Así pues, un niño que es tratado con respeto y que desde una edad temprana se ha acostumbrado a escuchar la palabra “gracias”, entenderá rápidamente que está ante un refuerzo positivo de gran poder y, que sin duda, irá desentrañando poco a poco.

    Es muy probable que un niño de 3 años al que su padre y su madre han enseñado a decir gracias, por favor o buenos días, no comprenda muy bien aún el valor de la reciprocidad y del respeto que impregnan estas palabras. No obstante, todo ello crea un adecuado y maravilloso sustrato para que después las raíces fuertes y profundas.

    Al fin y al cabo, la edad mágica comprendida entre los 2 y los 7 años, es la que Piaget denominaba como “estadio de inteligencia intuitiva”. Es aquí donde los pequeños, a pesar de estar supeditados al mundo del adulto, van a ir despertándose progresivamente al sentido del respeto, a intuir ese universo que va más allá de las propias necesidades para descubrir la empatía, el sentido de la justicia y por supuesto, la reciprocidad.

    La reciprocidad, un valor social de peso

    Cuando un niño descubre por fin lo que sucede en sus contextos más próximos cuando pide las cosas por favor y las concluye con un gracias, ya nada va a ser igual. Hasta el momento, lo llevaba a cabo como una norma prosocial pautada por los adultos, algo que le confería refuerzos positivos por su buen comportamiento.

    “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”

    -Paulo Freire-

    No obstante, tarde o temprano experimentará el auténtico efecto de tratar con respeto a un igual, y cómo esa acción revierte a su vez en él o en ella misma. Es algo excepcional, una conducta que le habrá de acompañar para siempre, porque tratar con respeto a los demás es también respetarse a uno mismo, es actuar de acuerdo a unos valores y un sentido de convivencia basado en un pilar social y emocional de peso: la reciprocidad.

    Será sobre los 7 años cuando nuestros hijos descubran plenamente todos estos valores que conforman su inteligencia social. Es ese instante en que empiezan a dar más importancia a la amistad, a saber lo que implica esa responsabilidad afectiva, a entender y disfrutar de la colaboración, atendiendo necesidades ajenas e intereses diferentes a los propios.

    Es sin duda una edad maravillosa donde todo adulto debe tener muy presente un aspecto esencial: debemos seguir siendo el mejor ejemplo para nuestros hijos. Ahora bien, la pregunta mágica es la siguiente… ¿De qué manera vamos inculcando en nuestros hijos desde edades tempranas esas normas de convivencia, de respeto y de cortesía?

    Te ofrecemos unas sencillas estrategias para que las tengas en cuenta, son indicaciones básicas que señalar a los niños en cada situación.Vale la pena tenerlo en cuenta.

    • ¿Has llegado o entrado a algún sitio? Saluda, di buenos días o buenas tardes.
    • ¿Te vas? Di adiós
    • ¿Te han hecho un favor? ¿Te han dado algo? Da las gracias.
    • ¿Te han hablado? Responde.
    • ¿Te están hablando? Escucha.
    • ¿Tienes algo? Compártelo.
    • ¿No lo tienes? No envidies.
    • ¿Tienes algo que no es tuyo? Devuélvelo.
    • ¿Quieres que hagan algo por ti? Pídelo por favor.
    • ¿Te has equivocado? Discúlpate.

    Normas sencillas que, sin lugar a dudas, le serán de gran ayuda en el día a día.

    Fuente: lamenteesmaravillosa