En Antofagasta de la Sierra, a 3.900 metros de altura, un niño de sexto grado emocionó al país al representar con orgullo a su escuelita rural y prometer fidelidad a la patria.
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ANTOFASTA DE LA SIERRA – En lo más alto de la provincia de Catamarca, en el corazón del Pueblo de los Nacimientos, a 3.900 metros sobre el nivel del mar, se vivió una escena profundamente simbólica y conmovedora: Francisco, único alumno de sexto grado de la Escuela Rural N° 495, hizo su promesa de lealtad a la Constitución Nacional y Provincial.
Solito, firme y con una emoción a flor de piel, este niño puneño representó a toda una comunidad que resiste con dignidad entre cerros, artesanas, historias milenarias y familias ganaderas.


Una promesa que honra a toda la Puna
El acto se realizó en la pequeña escuelita ubicada en una de las zonas más inhóspitas y bellas de Catamarca. Francisco, que cursa su último año de primaria, dio un paso importante en su formación como ciudadano, jurando fidelidad a los valores republicanos desde el rincón más alto y olvidado del mapa.
En diciembre, este pequeño gigante emprenderá otro desafío: comenzar la secundaria. Detrás de él, solo quedará un niño más como único alumno en la institución, lo que vuelve aún más trascendente el acto vivido este lunes.
La educación rural, un acto de resistencia
La historia de Francisco refleja lo que viven docentes rurales, estudiantes y comunidades enteras en la Puna catamarqueña, donde la educación es mucho más que ir a la escuela: es una forma de resistir al olvido, de mantener vivas las raíces, y de abrirse camino con esfuerzo y orgullo.
Cada promesa de lealtad, cada acto escolar, cada niño que egresa en estas condiciones adversas, es un recordatorio del enorme valor de la infancia rural y de la importancia de seguir garantizando derechos en cada rincón del territorio provincial.
Un símbolo del interior profundo
El gesto de Francisco fue registrado en una serie de imágenes que ya circulan por redes sociales y emocionan a propios y extraños. Su figura, sola y valiente frente a la bandera, es el reflejo de miles de niñas y niños que, como él, construyen futuro desde el interior más profundo del país.
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