Etiqueta: Cargnello

  • Sorprendieron al monseñor catamarqueño Cargnello manejando alcoholizado y sin documentación

    Sorprendieron al monseñor catamarqueño Cargnello manejando alcoholizado y sin documentación

    Inspectores de Tránsito grabaron el bochornoso momento de la autoridad máxima de la Iglesia Católica. «Fui a una cena. No puedo negar, ¿Qué quiere que le diga?», expresó el arzobispo.

    El Arzobispo de Salta, Monseñor Mario Antonio Cargnello, se encuentra en el centro de la polémica luego de que circulara un video en el que se le veía en un control vial sin su documentación y admitiendo haber conducido bajo los efectos del alcohol.

    En el material audiovisual, que se viralizó rápidamente en las redes sociales, se observa al líder religioso siendo interrogado por un agente de tránsito sobre la presencia de su licencia de conducir. Ante la pregunta, Cargnello reconoció que no llevaba consigo dicho documento y confesó haber consumido alcohol en una reunión con amigos. «Fui a una cena. No puedo negar, ¿Qué quiere que le diga?», expresó el arzobispo.

    A pesar de la situación, el agente de tránsito decidió dejarlo continuar su camino, diciendo: «Está bien, por esta vez vaya monseñor». Ante esta decisión, Cargnello manifestó su agradecimiento, mencionando que en pocas horas debía estar presente en una misa.

    La grabación ha generado una serie de reacciones encontradas en la comunidad, con algunos expresando su preocupación por la conducta del líder religioso, mientras que otros defienden su labor pastoral. Hasta el momento, Monseñor Cargnello no ha emitido ningún comunicado oficial respecto al incidente.

  • El escándalo en torno a la devoción a una Virgen en Salta que terminó con la condena de un arzobispo

    El escándalo en torno a la devoción a una Virgen en Salta que terminó con la condena de un arzobispo

    En el último cuarto de siglo surgió en la provincia la devoción a la llamada Virgen del Cerro a partir de los supuestos mensajes que recibiría una salteña, María Livia Galliano de Obeid. Sin embargo, el arzobispo Mario Cargnello no vio con buenos ojos el culto a esta advocación.

    No son tiempos fáciles para las religiones, sobre todo en Occidente. Los sondeos revelan un aumento de la increencia que se expresa en la deserción de fieles y la falta de nuevos adherentes. La Iglesia católica -aunque no fue la única que lo sufrió- padeció en su seno el flagelo de los abusos sexuales que contribuyeron al drenaje. A lo que se suma la “competencia” de otros cultos. Por lo tanto, el cuidado de sus fieles debería ser particularmente esmerado, desactivando potenciales conflictos y evitando la explosión de nuevos escándalos.

    En la Argentina, el desafío para la Iglesia lo evidencian las encuestas del CONICET: determinaron que el porcentaje de católicos cayó del 76,5 % en 2008 al 62,9 % en 2019. Entre ellas, el 74,3% dijo que no asiste nunca al culto o solo en ciertas ocasiones. A su vez, los evangélicos aumentaron del 9% al 15,3 %. Además, quienes no tienen ninguna religión crecieron del 11,3 % al 18,9 %, si bien solo la mitad dijo ser ateo o agnóstico y el resto, que se relaciona con Dios por su cuenta o practica otro tipo de creencia como en la energía.

    El mapa de las creencias en el país revela que el noroeste es la región más religiosa y con más porcentajes de católicos: el 76% (le siguen la Capital Federal y el gran Buenos Aires, con el 56%, y la Patagonia -la menos religiosa- con el 51 %). Entre las provincias que la componen sobresale Salta, que tiene su máxima expresión cada 15 de septiembre en la festividad del Señor y la Virgen del Milagro con la procesión que congrega a cientos de miles de fieles, algunos que bajan de los cerros después de caminar hasta 15 días.

    En el último cuarto de siglo, surgió en Salta la devoción a la llamada Virgen del Cerro a partir de los supuestos mensajes que recibiría una salteña: María Livia Galliano de Obeid. Ubicada su imagen en una ermita en las afueras de la capital de la provincia, cada vez más fieles se fueron congregando, se sumaron de todo el país e, incluso, de países vecinos. La imposición de manos de María Livia constituyó un atractivo adicional. Al punto que se convirtió en una fuente nada desdeñable de ingresos para la provincia.

    La Iglesia católica es muy cautelosa ante este tipo de episodios supuestamente sobrenaturales. A lo largo de sus 2.000 años siempre se tomó mucho tiempo para analizarlos y, eventualmente, darles algún tipo de aprobación. Mientras tanto, permite su desarrollo en la medida en que se mantenga dentro de ciertos cauces, se respete la ortodoxia doctrinaria y los presuntos videntes guarden la mayor prudencia (como observa Gladys Motta en el fenómeno de la Virgen del Rosario de San Nicolás).

    Sin embargo, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, desde el vamos no vio con buenos ojos la devoción a la Virgen del Cerro. Le parecía que María Livia había procedido con demasiada rapidez en su práctica y, sobre todo, con una gran autonomía, sin respetar su autoridad. Las diferencias no tardaron en manifestarse públicamente como a través de la no autorización de misas en el cerro, en tanto que la cantidad de devotos no paraba de crecer potenciando el conflicto.

    Además de su mala relación con María Livia, el arzobispo Cargnello pasó a tener una mala relación con las Carmelitas Descalzas. (Foto: gentileza Todo Jujuy)
    Además de su mala relación con María Livia, el arzobispo Cargnello pasó a tener una mala relación con las Carmelitas Descalzas. (Foto: gentileza Todo Jujuy)

    La controversia escaló cuando las hermanas carmelitas descalzas del histórico convento de San Bernardo de la capital salteña decidieron ser parte de la fundación en torno a la devoción a la Virgen del Cerro llamada “Obra Yo soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús” y “Yo soy el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús”. Además de su mala relación con María Livia, Cargnello pasó a tener una mala relación con esas monjas.

    Las cosas se complicaron cuando Cargnello asistió al velatorio de la abadesa del convento, vio que había en el féretro una imagen de la Virgen del Cerro y la quitó, visiblemente ofuscado, y generó una gran tensión. En una posterior reunión con las monjas, le habría exigido a una de ellas que le entregara el celular con el cual supuestamente había grabado el episodio, pero esta se habría negado y, presuntamente, se produjo un forcejeo.

    Las religiosas terminaron realizando una denuncia por violencia de género. Paralelamente, la Santa Sede decidió enviar, en 2021, “un visitador” al convento, el obispo emérito (retirado) de la diócesis bonaerense de 9 de Julio, Martín de Elizalde, con el propósito de “analizar los problemas planteados”. Pero los modos de Elizalde también desagradaron a las monjas, al punto que también lo incluirían en su denuncia.

    Virgen del Cerro. (Foto: gentileza Todo Jujuy)
    Virgen del Cerro. (Foto: gentileza Todo Jujuy)

    Al año siguiente, la Santa Sede dispuso que las religiosas “no deben, en ningún modo, involucrarse en actividades ligadas” a las acciones en torno a la devoción a la Virgen del Cerro. Unos meses después, el arzobispado llegó a un acuerdo con el convento que, centralmente, pasaba por el respeto de las monjas a la autoridad del arzobispo, sin perjuicio de la prosecución de la causa por violencia de género.

    Finalmente, esta semana, la jueza que intervino estableció que las monjas “han padecido hechos de violencia de género en el ámbito institucional del tipo religiosa, física, psicológica y económica (el arzobispo, dijo, nunca les devolvió un préstamo que les pidió), por un lapso de más de 20 años” de parte no solo de Cargnello y Elizalde, sino también de dos sacerdotes que las trataron.

    La magistrada Carolina Cáceres Moreno incluyó cuestiones como “la obstrucción/demora/negativa en la elección de la priora del convento”, el papel de Cargnello y el padre Lucio Ayala en el velorio, el comportamiento de Elizalde en la visita y la presencia en el monasterio del padre Loyola Pinto para informar sobre lo resuelto por la Santa Sede sin que esa sea la forma.

    Dispuso, por tanto, que los cuatro religiosos deben realizar “tratamiento psicológico con perspectiva de género a fin de trabajar patrones vinculares y hechos de violencia” y capacitación en cuestiones de género, violencia de género y normativa vigente a la vez que ratificó la perimetral en torno a las monjas que había dispuesto en 2022.

    Todo este bochorno pudo evitarse si, desde el vamos, hubiera habido una buena gestión del conflicto que evitara el enfrentamiento ante un fenómeno espiritual benéfico para muchos fieles, más allá de la valoración que cada católico puede hacer de él, mientras la Iglesia hace sus respectivos estudios.

    No son tiempos para generar semejantes traumas en la Iglesia. Al fin y al cabo, el escándalo es, para los cristianos, un pecado.

    Fuente: TN