Salió a correr con barbijo y su pulmón izquierdo colapsó

Hacer actividades con el barbijo casero puesto puede generar sensación de ahogo, de aire atrapado que se respira una y otra vez. Pero es sólo cuestión de costumbre, dicen los médicos. Zhang Ping un joven chino de 26 años, no dudo en seguir corriendo con su tapaboca a pesar de la incomodidad que le daba.

Ping estaba en plena actividad deportiva cuando comenzó a sentir que le faltaba el aire de manera más pronunciada que lo habitual. A este síntoma, se le sumó un fuerte dolor de pecho. No pudo seguir. Su pulmón izquierdo había colapsado luego del trote intenso.

«Es más frecuente ver un neumotórax en una persona en reposo, que realizando ejercicio. Habría que ver los antecedentes del paciente, si ya tenía una enfermedad crónica respiratoria, si era fumador de tabaco o de marihuana, y si esto último era habitual por ejemplo», explica a Con Bienestar Eduardo Giugno, médico neumonólogo (M.N. 46.436).

Los médicos que revisaron a Zhang detectaron que el pulmón izquierdo estaba perforado, colapsado en un 90 por ciento. Creían que la condición era causada por la alta presión en el órgano del hombre debido al ejercicio intenso que hizo mientras usaba barbijo. 

El paciente reconoció que trotaba tres kilómetros por día, pero aumentó la distancia de carrera a seis kilómetros después de una semana. «Por fortuna el paciente ya está estabilizado. Tuvo que ser operado», informó el Hospital Central de Wuhan que lo trató.

«El barbijo no altera la oxigenación o la posibilidad de retención de monóxido de carbono, ya que ambos se difunden bien a través del barbijo. Me inclino a pensar que pudo haber sido más una casualidad que una causalidad», opina Giugno.

En menor medida, se puede desarrollar un neumotórax espontáneo en personas que no tienen ninguna enfermedad pulmonar evidente. Es más común en hombres altos y delgados de 20 a 40 años y fumadores. El doctor Chen Baojun, jefe médico del Hospital de Wuhan, sugirió que el residente chino de 26 años ya era más susceptible a la afección, porque era «un hombre muy alto y bastante delgado».