El servicio religioso se celebró en una iglesia en Marino, un distrito del sudeste de Moscú donde vivía el enemigo del Kremlin antes de ser encarcelado. Fue ovacionado por una multitud.
La despedida al líder opositor ruso Alexei Navalny, fallecido en prisión, terminó este viernes en una iglesia del barrio moscovita de Mariino, y el féretro con su cuerpo se trasladó al cementerio de Borísovo.
El velatorio duró poco más de media hora sin que los miles de seguidores del opositor, congregados en los alrededores del templo, pudieran entrar para presentarle sus respetos.
El entierro de Navalny está previsto para la tarde en un camposanto, donde desde ayer fueron levantadas fuertes medidas de seguridad.
A la vez, muchas personas se han congregado a estas horas cerca del cementerio para poder asistir al entierro.
Miles de rusos asistieron al funeral, pese a las estrictas medidas policiales y las advertencias de las autoridades sobre las consecuencias de participar en actos no autorizados.
“Navalny era la conciencia de la nación. Y aunque tengo miedo, he elegido la conciencia sobre el miedo y por eso estoy aquí”, dijo a EFE Svetlana, de 65 años.
Agregó que el legado del opositor, que tenía 47 años, “no morirá”. Otro moscovita aseguró que Navalny “era buena persona y no solo buen político”. “La gente lo seguía porque no solo decía la verdad, sino que creía en lo que decía”, afirmó.
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