Rusia ha dado inicio a ejercicios navales denominados ‘Tormenta de Julio’ en áreas clave, involucrando más de 150 buques, 120 aeronaves, 10 sistemas de misiles costeros y 15.000 efectivos. El objetivo es poner a prueba la capacidad de la Armada rusa para ejecutar operaciones no estándar y emplear tecnología avanzada.
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Las maniobras se extenderán del 23 al 27 de julio en los océanos Pacífico y Ártico, y los mares Báltico y Caspio. Durante los ejercicios, las fuerzas rusas practicarán la defensa de zonas de despliegue, repeler ataques enemigos y garantizar la seguridad de la navegación. Estas operaciones ocurren en un contexto de continuas tensiones internacionales y de prolongada guerra en Ucrania, donde la Marina rusa ha sufrido pérdidas significativas desde 2022.
La tercera ronda de negociaciones con Ucrania, programada para el miércoles en Estambul, no prevé avances milagrosos según el gobierno ruso. La presión internacional sobre Rusia, incluyendo un plazo de 50 días impuesto por el presidente estadounidense, no parece influir en las exigencias maximalistas de Moscú. Las tensions se mantienen, y aún queda mucho trabajo por hacer antes de considerar un encuentro entre los presidentes Vladimir Putin y Volodimir Zelensky.