La guerra entre Ucrania y Rusia se intensifica en los cielos de ciudades como Kiev, donde el ruido de drones operados por ambos bandos altera la noche. Los enjambres de drones kamikaze Shahed, producidos en masa por Rusia y desarrollados originalmente por Irán, representan un gran desafío para Ucrania. Pintados de negro para reducir su visibilidad y con sistemas anti-interferencias, estos drones vuelan a mayor altura, lo que los hace inalcanzables hasta su descenso hacia el objetivo. La escasez de munición antiaérea ha reducido las interceptaciones, lo que ha provocado múltiples impactos en instalaciones críticas. Ucrania apuesta por la fabricación de drones interceptores para contrarrestar esta crisis, con la colaboración de entidades privadas. El éxito de estos drones en la intercepción de aparatos rusos ha despertado el interés de varios gobiernos europeos, y se espera obtener financiación para multiplicar los pedidos. El presidente ucraniano busca desplegar al menos 1.000 interceptores al día para contrarrestar la amenaza rusa.
Rusia despliega drones interceptores Shahed en Ucrania: la nueva batalla en el cielo
