Los primeros minutos del partido transcurrieron imprecisos, con ambos equipos acomodándose en el terreno, sin inquietar en las áreas hasta los diez minutos, cuando Maidana mandó al corner un centro que no parecía traer complicaciones, y desde el tiro de esquina la pelota le quedó servida a Pablo Pérez en las puertas del área chica, quien remató directo al arco encontrando bien parado a Armani. Avisaba Boca.
Luego River tomó el control de la pelota, se adueñó del mediocampo, pero sin poder perforar la última línea del Xeneixe, que esperó agazapado hasta que pudo salir de contra, otra vez provocando zozobra en el fondo del Millo. Esbozaba más efectivo el equipo de Guillermo, sin tanta tenencia se pelota. River no se desordenó, sin embargo, y siguió apostando a la rotación de la pelota, especulando con encontrar algún rincón por donde perforar al rival.
Casi sobre la media hora de juego, otra vez Boca apuró a River con un pase a Benedetto que obligó a una infracción de Ponzio, provocando un peligroso tiro libre en la mismísima medialuna. La pelota, tras desviarse en la barrera, le quedó otra vez a Pérez adentro del área entrando por derecha, y su remate casi de gol fue interceptado milagrosamente por Casco. Otra vez se encendían las alarmas de precaución en el fondo de River.
Sobre los 40 minutos, tras un centro venenoso, Armani tuvo que salir a revolcarse para despejar antes que Benedetto conectara para el gol, y River desaprovechó la contra teniendo a Boca mal parado, cuando Pity Martínez desvió mucho un remate que terminó en las tribunas. Así se iba la primera parte, con un preocupante juego de River, que no pudo llegar nunca con riesgo.
Pero faltaba algo más: un grueso error de Pinola en una jugada inofensiva, le dejó servida la pelota a Darío Benedetto que entraba por el medio y quedó cara a cara con Armani, tocándola por un costado para desairar al arquero de River y establecer el 1 a 0. Boca había avisado varias veces, y lo encontró por falencia del rival. Media copa en el bolsillo, y a los vestuarios.
En el segundo tiempo River pareció salir con otra actitud: menos toqueteo de pelota y más pases profundos. Así, a los 3 minutos, una combinación entre Pratto y Nacho Fernández terminó con un remate desviado de este último sobre el vertical izquierdo de Andrada. Ahora el que avisaba era el equipo de Gallardo.
A los 6 minutos Palacios ensayó un remate desde afuera del área que tras rebotar en un defensa terminó atrapado por Andrada contra su caño derecho, y River iba apurado por las circunstancias de estar abajo en el marcador. Después, y por otro error de Pinola cometiendo mano a las puertas de la medialuna, Boca desaprovechó una buena ocasión de tiro libre que Olaza estrelló en la barrera, y en la siguiente jugada Pratto entró al área buscando un centro pero se lo llevó por delante el arquero Andrada, pero el árbitro chileno cobró falta en ataque.
El partido entró en una planicie, y cuando no había sobresaltos llegó una triangulación por derecha entre Fernández, Palacios y Pratto, para que el ex Vélez la coloque de primera en el fondo del arco de Boca. Así, fugaz y lapidaria la jugada le permitía a River volver a empezar en igualdad de condiciones. River se ponía 1 a 1 con su rival ya sin Benedetto en la cancha (lo había reemplazado Abila), y llevando largos minutos sin poder aproximarse al arco de Armani.
Por una «jugada peligrosa», a los 32 minutos Boca tuvo un tiro libre indirecto dentro del área de River y entrando por derecha. luego de muchos cabildeos lo desaprovechó otra vez Olaza, haciendo rebotar el disparo en la barrera. De a poco se iba el partido, ahora más trabado, jugado con muchos nervios y demasiadas demoras por las infracciones reiteradas, sin brillo, hasta que se cumplió el tiempo reglamentario con alargue incluido. Se iban al alargue.
En el comienzo del alargue una infracción del colombiano Barrios, que ya estaba amonestado, determinó la expulsión por parte del árbitro, cuando ya Guillermo no tenía alternativas en el banco. Boca se quedaba con 10 en la cancha. De esta manera, River ejerció supremacía durante todo el primer tiempo, sin poder comprometer el arco de Andrada.
En la etapa complementaria del alargue, a los 3 minutos, un zurdazo de Quintero desde afuera del área luego de una gran jugada colectiva de River, clavó el golazo para que River diera vuelta el marcador, confirmando su ventaja física y futbolística. Era el 2 a 1 para el Millo, con un boca goleado ahora también en lo anímico.
Lo demás, fue todo de River, con un Boca desesperado, a tal punto que terminó con el arquero Andrada desguarneciendo su propio arco, y permitiendo que sobre el final del alargue una corrida solitaria del Pity Martínez selló el partido… River campeón.
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