Desde que desistió de renovar su banca para no convalidar “el seguidismo” de la UCR a las políticas oficiales, Ricardo Alfonsín colecciona fotos con opositores: Eduardo Duhalde, Juan Manuel Urtubey, Pablo Moyano, Sergio Palazzo, José Luis Gioja y siguen las firmas. También se reúne con radicales rebeldes de la “vieja guardia”: Federico Storani, Juan Manuel Casella y “Changui” Cáceres.
Pero su reaparición pública será al lado de dos referentes de la centroizquierda, Margarita Stolbizer y Miguel Lifschitz, con quienes compartirá el lanzamiento de un nuevo polo antimacrista.
“No lo pensamos como una alianza electoral, sino como una convocatoria a unir a los que pensamos parecido”, explica el ex diputado. Y acota, con ironía, que “hay que cambiar la lógica con la que se armó Cambiemos de juntar a los que piensan distinto”.
Bajo el paraguas de Encuentro Progresista, el trío aspira a agrupar a otros referentes que se desmarquen de Cambiemos (se ilusionan con la llegada de Martín Lousteau), y a figuras “sueltas”, como el presidente de San Lorenzo, Matías Lammens, y el neurocientífico Facundo Manes, ex asesor del gobierno de María Eugenia Vidal. Ya se aseguraron la participación de la pensadora Beatriz Sarlo en el panel que abrirá el acto que tendrá como oradores a los tres fundadores del espacio.
Alfonsín llegará con el plus de mediciones que lo ubican entre los políticos de mejor imagen. En el estudio más reciente de la Universidad de San Andrés -concluido el 4 de octubre- aparece en primer lugar, con el 54% de opiniones favorables Con todo, el hijo del fallecido prócer radical asegura que no planea aprovecharlo para subirse a la carrera presidencial del año próximo, como le proponen desde dentro y fuera del espacio socialdemócrata. Hasta el duhaldismo lo menciona como posible compañero de fórmula de Roberto Lavagna en una eventual aventura multipartidaria.
La indefinición electoral también atraviesa a sus socios. Stolbizer mantiene sus lazos con Sergio Massa y no descarta reeditar la alianza si el Frente Renovador no va a una interna en el PJ. Lifschitz aún no tiene la bendición del jefe nacional del socialismo, Antonio Bonfatti.
“Lo más urgente es advertir sobre la necesidad del diálogo político para frenar la crisis e impedir la aparición de un Bolsonaro”, dirá Alfonsín en el acto.
La cúpula radical lo mirará de reojo: la rebelión de Alfonsín pondría en jaque sus pretensiones de negociar sin fisuras los espacios en Cambiemos para las elecciones de 2019.
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