Hoy, al regreso del adelanto de vacaciones, los 50 operarios recibieron el telegrama de despido, de la fábrica ubicada en la localidad de Sumalao, departamento Valle Viejo. La situación de la planta dedicada a la fabricación de ropa interior se suma al cierre de Alpargatas, Calzados Catamarca y Yersiplast. Los motivos esgrimidos, son la baja venta de los productos en todo el país, y la comercialización de indumentaria extranjera que viene afectando al mercado desde hace años.
Esta tarde, los despedidos de la fábrica realizaron un piquete en la Ruta Provincial 33, y comentaron que nada hacía suponer esta decisión de la patronal, porque según dijeron a los medios «estuvimos trabajando hasta el último día, cuando salimos de vacaciones, y salió toda la producción. Acá en Catamarca no hay mercadería, nos dijeron que todo lo que no se puede ubicar o vender, está en Buenos Aires».
Tileye tiene una historia de 35 años desde su inauguración, y dentro de la edificación de dos naves fueron elaborando la marca Eyelit, que alcanzó su mayor momento de esplendor económico quizá entre los últimos años de la década del ´90, y los primeros de 2000, con la adquisición de maquinaria para tejeduría, corte y confección.
En un comunicado, las autoridades de la fábrica detallan que «la situación económica de la empresa se agravó notoriamente en los últimos 5 años, eclosionando el año pasado y empeorando durante el actual ejercicio, debido a la gran crisis general de nuestro país y del mundo, donde no existen perspectivas de recuperación en el corto y mediano plazo».
Desde esta mañana reinó la incertidumbre, porque en un principio llegaron a pensar que eran unos pocos los trabajadores afectados, pero a medida que pasaron los minutos conocieron la triste realidad: la fábrica se cerraba de manera definitiva, y todos quedaban en la calle. Muchos de ellos, con décadas de su vida que había transcurrido en esa planta fabril.
En las primeras horas de la tarde realizaron una Asamblea en el Sindicato Obrero Industria del Vestido (ubicado en Avda. Recalde)
Los ahora ex operarios de Tileye, se reunieron en el SOIVA, luego de recibir los telegramas de despidos y el inminente cierre de la fábrica.
En medio del desconcierto natural por semejante noticia, se supo que el secretario General de SOIVA se encuentra en Buenos Aires, conociendo detalles de la situación, que a esta alturas resulta totalmente irreversible.
Luego, de vuelta a la fábrica que se resisten a abandonar, se reunieron para analizar qué pasos podrían seguir a partir de esta drástica determinación, porque según dijeron, hace casi un mes se habían reunido en Inspección Laboral con abogados de la empresa que los habían tranquilizado, diciéndoles que «no va a pasar nada, va a estar todo bien», pero ahora están convencidos que les mintieron todo el tiempo. Analía, una de las operarias, recordó que «siempre se manejó mal esta empresa… en los 24 años que tengo aquí, nunca vi que se haya hecho algo completamente bien».
Decidieron quedarse en las puertas de la empresa para que nadie retire maquinarias, y se van a turnar hasta que mañana a las 16 hs. se reúnan con algunas de las autoridades de la firma. Mientras tanto, la angustia va a apoderarse de ellos, con el lógico temor a un futuro incierto por la pérdida de una fuente laboral, y en medio de una crisis económica que no es ajena a la mayoría de los trabajadores. Casi cuando caía la noche, la impotencia los llevó a realizar un piquete del cual tampoco estaban convencidos que fuera a ser útil a la hora de buscar soluciones. Quizá sólo haya sido la necesidad de gritar a viva voz, con la garganta ahogada, pero a viva voz, «¡Queremos trabajar, queremos trabajar!»
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