La desaceleración económica en China ha llevado a recortes salariales y a un aumento de la presión sobre los trabajadores. Zhang Jinming, empleado de una empresa estatal, vio reducido su salario en un 24%, lo que lo obliga a trabajar como repartidor extra para compensar la pérdida. Esta tendencia se repite en distintos sectores, mientras empresas y trabajadores intentan adaptarse a la desaceleración del consumo local y la competencia internacional.
#China #recortesSalariales #presiónEconómica
A pesar del auge de las exportaciones, los retrasos en pagos y la falta de demanda interna están presionando los beneficios de las compañías y, en consecuencia, los ingresos de los trabajadores. Economistas advierten sobre una economía “a dos velocidades”, con un sector industrial dinámico que contrasta con la debilidad del consumo doméstico. La presión financiera también se refleja en retrasos en el pago de salarios para docentes y en dificultades de liquidez en empresas estratégicas de fuerte presencia estatal.
La desaceleración en los ingresos está afectando el consumo en los hogares chinos, dificultando las políticas para impulsar la demanda interna. En este contexto, se observa un aumento de los préstamos improductivos dentro del sistema bancario y un mercado laboral más competitivo que dificulta a los trabajadores obtener nuevos empleos. La situación refleja un deterioro del consumo y una mayor precariedad laboral a medida que el empleo en servicios y pequeños comercios se contrae.