El presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, calificó la reciente escalada de violencia en la gobernación de Sweida como un peligroso punto de inflexión que estuvo a punto de convertirse en una guerra civil abierta. Celebró el alto el fuego, pero advirtió que la situación estuvo a punto de irse de las manos.
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En un discurso televisado, Al-Sharaa celebró el alto el fuego anunciado por su oficina, pero advirtió sobre la situación al borde del conflicto. Los enfrentamientos dejaron más de 700 muertos, incluyendo casi 250 civiles, en uno de los episodios más sangrientos desde el inicio del conflicto en 2011.
Al-Sharaa responsabilizó a grupos armados drusos de iniciar el conflicto con ataques de venganza contra los beduinos, y acusó a Israel de agravar la crisis con su intervención militar. A pesar de sus acusaciones, dedicó una parte de su discurso a reafirmar un mensaje de unidad nacional.
El alto el fuego declarado este sábado marca un intento de contención de una crisis que amenaza con reactivar líneas sectarias en una región que, hasta ahora, se había mantenido relativamente al margen de los combates más intensos del conflicto sirio. Las fuerzas de seguridad comenzaron ya a desplegarse en la zona, tras años de presencia limitada.