En Pakistán, donde más del 95% de la población tiene prohibido consumir alcohol por ley islámica, la empresa Murree Brewery desafía estas restricciones produciendo cerveza, whisky y otros destilados desde 1860. Aunque solo puede vender a no musulmanes, la empresa se enfrenta a regulaciones estrictas y altos impuestos. Su presidente afirma que la venta es legal para no musulmanes, pero el mercado está altamente restringido y vigilado. La empresa se ha diversificado en bebidas no alcohólicas debido a la competencia y el mercado más estable. A pesar de la ilegalidad general del consumo de alcohol, la demanda persiste, y la empresa sigue encontrando mercado en embajadas, hoteles y minorías religiosas. Mientras tanto, busca expandirse en el mercado de bebidas no alcohólicas. La distribución del alcohol en Pakistán ocurre de forma discreta, con hoteles de lujo y tiendas de minorías religiosas como puntos de venta. A pesar de enfrentar competencia y restricciones, Murree Brewery continúa operando, desafiando las normas impuestas por la ley islámica en este país. #Pakistán #MurreeBrewery #alcohol
EnPakistán, el alcohol está prohibido para más del 95 % de la población. Desde la década de 1970,el consumo de bebidas alcohólicas está vetado para todos los ciudadanos musulmanes, en virtud de la ley islámica. Sin embargo, en este entorno restrictivo opera una de las empresas más antiguas del país:Murree Brewery, fundada en 1860 durante la era colonial británica.
La compañía, con sede en Rawalpindi, producecerveza, whisky y otros destilados. Solo puede venderlos a no musulmanes, una minoría estimada en unos9 millones de personas. El resto del país —conformado mayoritariamente por musulmanes— tiene prohibido consumir cualquier producto con alcohol, incluso aquellos con contenido mínimo comojarabes medicinales o vinagre de vino.
Murree Brewery subsiste bajo una regulación estricta. El gobierno fija los precios, decide los puntos de venta y limita el mercado potencial. Además, prohíbe cualquier forma de publicidad de bebidas alcohólicas y grava la producción con fuertes impuestos. Solo en 2023, la empresa pagó35 millones de dólaresen tributos, según su presidente,Isphanyar Bandhara.
“La venta de alcohol es legal solo para no musulmanes, pero eso no significa que sea fácil operar”, señaló Bandhara, quien pertenece a la comunidad parsi. “El mercado está altamente restringido y vigilado. No podemos depender solo del alcohol para sostener el negocio”.
Por ello, la empresa ha comenzado a fortalecer su división debebidas no alcohólicas. En su catálogo ya figuran maltas, jugos y energizantes. Aunque compite con gigantes internacionales como Coca-Cola y PepsiCo, el crecimiento en este segmento ha sido constante, impulsado por la gran proporción de jóvenes en el país: casi dos tercios de la población tienen menos de 30 años.
“El mercado de bebidas sin alcohol es más competitivo, pero también más estable y menos cuestionado”, dijo Bandhara. “Ahí es donde queremos crecer”.
Ladistribución del alcohol en Pakistánocurre en condiciones discretas. Los hoteles de lujo suelen ofrecerlo a sushuéspedes extranjeros, a menudo en envases poco visibles o bajo pedido. Algunas tiendas operadas por minorías religiosas cuentan con permisos para vender bebidas alcohólicas, y en ciertas zonas, los pedidos se entregan directamente en automóviles o domicilios para evitar la exposición pública.
Los musulmanes que consumen alcohol lo hacen al margen de la ley. Aunque la legislación establece castigos severos —hasta 80 latigazos, una penacuestionada por la justicia en 2009—, la práctica continúa, especialmente en círculos privados. “Una cerveza local cuesta unas 500 rupias, menos de dos dólares”, contó Faisal, un consumidor habitual de la provincia de Sindh. “Pero si no la quieres fría, te descuentan algo”.
Murree Brewery también enfrenta competencia emergente. En 2021, unaempresa chinaobtuvo permiso para instalar una fábrica de cerveza en la provincia de Balochistán, orientada a atender a los trabajadores extranjeros. Bandhara considera injusto que a una firma extranjera se le permitiera operar en una región conservadora mientras a su familia, décadas atrás, se le negó una licencia similar en Punjab. “¿Por qué la restricción solo vale para nosotros?”, se preguntó.
Aunque el consumo de alcohol es ilegal para la mayoría,la demanda existe, y el mercado —aunque reducido— es constante. Murree Brewery sigue vendiendo aembajadas, hoteles y minorías religiosas. Bandhara, además de dirigir la empresa, es uno de sus catadores oficiales, ya que solo los no musulmanes pueden probar los productos alcohólicos.
“La calidad no se negocia. Si embajadas europeas nos compran cerveza, es porque confían en lo que hacemos”, afirmó. Mientras tanto, su apuesta a futuro se dirige al consumo masivo de bebidas sin alcohol. En un país donde la religión define lo que se puede y no se puede beber, Murree Brewery sigue encontrando un lugar entre las restricciones y las oportunidades.
(Con información de The Associated Press)