El Congreso de la Nación muestra una dinámica atípica en el tratamiento de leyes, con sesiones especiales en lugar de ordinarias y cierre de comisiones, una situación que podría acentuarse en los próximos meses.
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El oficialismo impone un recorrido más extenso para habilitar la discusión de proyectos de ley, mientras enfrenta una oposición más firme. Este escenario se intensifica con la prisión domiciliaria de Cristina Kirchner, la proximidad de las elecciones y la aparente pérdida del apoyo a los vetos presidenciales.
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La presentación de un proyecto inicia el recorrido sorteando giros a comisión, y luego, en las comisiones encabezadas por LLA, el PRO o la UCR, los llamados a reunirse se postergan. La oposición se ve obligada a pedir sesiones especiales para lograr debatir proyectos de ley, lo que dificulta el proceso.
La dinámica se ejemplifica en la sesión del 2 de julio en la Cámara de Diputados, donde el bloque Democracia solicitará una sesión especial para discutir iniciativas con dictamen y emplazamientos a distintas comisiones.
Emplazamientos para tratar financiamiento universitario, ley de Emergencia Pediátrica y proyectos vinculados a las pymes, entre otros, mostrarán la poca predisposición a avanzar con los debates.
A pesar de 70 días hábiles de sesiones ordinarias, la Comisión de Presupuesto y Hacienda celebró solo 11 reuniones, cinco por emplazamientos ordenados en el recinto.