Opinión: «Hubo una vez en Catamarca un sueño llamado PRO»

Nadie duda que dentro de los eslabones que componen a Juntos x el Cambio, el PRO nivel nacional conforma un espacio de dirigentes con alto conocimiento por la mayor parte de los argentinos pero que sin embargo poseen una estructura partidaria endeble en gran parte del pais.


El Pro catamarqueño no es ajeno a esta realidad y hasta podría decirse el PRO provinciano es el modelo que se repite en la mayor parte de las provincias, una confluencia de elites empobrecidas y relacionadas con los oficialismos provinciales .


Conformado en sus inicios por los Sarquis, y encuadrado en la clase media alta catamarqueña dio un salto importante a partir del 2015 logrando una banca provincial para Carlos Molina Olveira, personaje ignoto para el catamarqueño común y cuya gran parte de su vida se desarrolló fuera de la provincia.

A partir del 2017 lograron una segunda banca para Enrique Cesarini, un porteño muy vinculado al peronismo marido de una de las dueñas de una conocida marca de pastas cuyo conocimiento y relevancia no pasa de «buenos» amigos y familiares, legado intrascendente que sera olvidado con la primera brisa de la tarde o sera contado en una reposera «alguna vez fui diputado». A partir del 2019 se produce un cambio asume Natalia Saseta una joven y bien parecida mujer cuyo apellido es harto conocido por la bicicletería del mismo apellido, y ser sobrina de la ex Secretaria de Cultura Patricia Saseta (PJ).

A esta lista se suman la línea de los funcionarios nacionales, hegemonizado por Fernando Capdevila personaje conocido entre la politica Catamarqueña, Agustina Walter hija de un ex legislador radical, que fue despedida de la cartera nacional luego de una denuncia por beneficiar a un hermano, y Carlos Martínez a cargo de la delegación de desarrollo social emparentado políticamente con Carlos Molina.
Durante toda la existencia del PRO desde su entrada institucional se distinguieron por ser un aliado al peronismo, aprobando todos sus presupuestos y por confabularse con Fernando Jalil en la consecución de la presidencia de la Cámara de Diputados, con una apariencia de oposición que busco moverse como bisagra entre el gobierno provincial y el gobierno nacional.

Opinión: "Hubo una vez un sueño llamado PRO"
Opinión: «Hubo una vez un sueño llamado PRO»


Tal posición no paso inadvertida para el radicalismo lo cual avivó el sectarismo que caracterizó a buena parte sus militantes y dirigentes. Posición que puede ser perdonada para propios según la circunstancia, pero no para ajenos.
Pero el PRO tiene sus similitudes con el radicalismo, las internas están a la orden del día, en el pasado la línea de funcionarios nacionales comandados por Capdevila se enfrentó a la linea de los legisladores con Molina y Cesarini. Los motivos de los orígenes de estas grescas nunca fueron claros, lo cierto es que estas adversidades internas existen sobre todo en espacios que poseen los mismos intereses y disputan los mismos recursos.


Al ser dependientes de su posición de partido del Presidente, la caída de Macri en el 2019 terminó por iniciar su agonía. Poco tiempo después la recién electa diputada Saseta fue denunciada por retener el sueldo de un ex empleado y militante. El avance del juicio y las pruebas fue tal, que le valieron el pedido de desaforamiento. Al poco tiempo las elecciones de la juventud exhibieron otra fractura dentro del espacio controlado por Saseta durante dos períodos, yéndose a internas por primera vez y con maniobras poco claras inflaron el padron electoral con nuevos afiliados dias antes de la elección. El contrincante un afiliado que clamaba volver a los a valores liberales y posiciones de la centro derecha que puedan configurar un espacio de oposición.

En este mes la decadencia del PRO catamarqueño que venía acentuada por una dirigencia cuestionada, una falta de estructura territorial y denuncias de corrupción. Se suma una nueva interna para renovar las autoridades partidarias, sólo que esta vez no tienen un gobierno nacional que pueda obnubilar las contingencias del PRO local.


La pelea por el kiosco amarillo se avecina, la pregunta es ¿habra algo por lo que pelear luego? ¿o seran tan fuertes las tendencias a la "stasis" social que no se detendrán hasta el colpaso?