El reciente Cónclave ha coronado al cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez como el Papa León XIV, sucesor de Francisco en el Vaticano. A sus 69 años, este hombre con raíces españolas posee una extensa trayectoria eclesiástica, destacándose su nombramiento en 2023 como prefecto del Dicasterio para los Obispos, organismo encargado de designar obispos. A pesar de su origen en Estados Unidos, mantiene profundos lazos con América Latina, especialmente con Perú, país que ha sido fundamental en su carrera. En cuanto a sus gustos personales, ha afirmado ser un apasionado del tenis, desatando así el debate sobre su equipo de fútbol preferido.
**UNA TRAYECTORIA LIGADA A PERÚ**
Prevost Martínez estuvo ligado a la Prelatura Territorial de Chulucanas, en el noroeste peruano, durante sus años formativos, vinculándose estrechamente con la región y obteniendo la nacionalidad peruana, fortaleciendo su conexión con el país. Bajo el pontificado de Francisco, fue administrador apostólico y posteriormente obispo de la diócesis de Chiclayo, generando así un vínculo con la ciudad que alimentó un intenso debate sobre su equipo de fútbol predilecto en los medios locales. Las posibilidades apuntaban a Alianza Lima y Juan Aurich, este último radicado en Chiclayo y mencionado en relación con el Papa León XIV. También se barajó el club Blanquiazul, considerado uno de los más importantes de la liga peruana.
**FUELE DEBATE Y EXPECTATIVA EN PERÚ**
La elección de Prevost como líder de la Iglesia Católica sumió en expectativa a los peruanos, especialmente a los aficionados al fútbol. Alianza Lima y Juan Aurich ocuparon la conversación en torno a una posible preferencia papal, mientras que entidades como la Federación Peruana de Fútbol felicitaban con orgullo esta designación. A pesar de su pasión por el tenis, el Sumo Pontífice lamentó la escasez de tiempo libre para ese deporte. Aunque no reveló su fanatismo futbolístico, a diferencia de su antecesor Bergoglio, quien era hincha de San Lorenzo, el Papa León XIV se presenta como una figura clave para dar continuidad al legado de Francisco en el Vaticano, marcando así un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica.