El Encierro durante las fiestas de San Fermín, en Pamplona (España), es una carrera gratuita de 875 metros delante de toros salvajes. La “corrida” discurre por varias calles del casco viejo de Pamplona, en una carrera vertiginosa y llena de dificultades, donde cientos de personas corren delante de los toros hasta llegar a la plaza de toros, donde los animales serán lidiados en la corrida de la tarde.
Haciendo un parangón, pero sin formar parte de ningún festejo, en Andalgalá, con la construcción del Matadero Municipal hacia 1.931 en terrenos cedidos por Don Balbino Saavedra a orillas del arroyo el Huaico (el edificio actual data de 1.961, en el mismo lugar), en ocasiones, se trasladaban por las calles céntricas los bravos toros y novillos de la zona. Para ello se necesitaban dos lazos buenos, un par de caballos ligeros, media docena de perros baquianos y dos jinetes dispuestos a arriesgar el pellejo. Estirado entre dos lazos y mordido por los perros, el toro se enfurecía; y cuando los lazos volaban en pedazos, el animal libre de sus ligaduras y ciego de ira atropellaba por las calles fuerteñas, con las consiguientes huidas precipitadas y portazos de chicos y mayores. Hubo casos trágicos, como el de doña Pepita Santillán, muerta a raíz de una cornada recibida en plena vía pública.
Cabe acotar que con la edificación del Matadero Municipal se suprimía la media docena de mataderos particulares de los abastecedores, lo que representó el enojo de estos al punto tal que las cuchillas con las que se desollaba quedaron a pocos centímetros del cuerpo de Don Ricardo Castellanos, el empleado de la Comisión Municipal de aquel entonces encargado del cobro de los impuestos, los cuales ya no serían fáciles de evadir con la presencia del Matadero.
Fuente: “Actuación Municipal” de Luis Lencina. Andalgalá, 1.962 (Publicada por FM La Perla, Andalgalá.
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