La crisis política en Venezuela se agudiza cada vez más a pocas horas de la asunción de Nicolás Maduro como presidente. El mandatario aseguró que no descarta tomar «acciones radicales» contra el Parlamento opositor que cuestionó la legitimidad de su reelección.
Maduro acusó a sectores opositores de estar complotados con gobiernos de otros países -entre los que incluyó al argentino- para llevar adelante un golpe de Estado. «Si para enfrentar la sedición y la ilegalidad la Asamblea Nacional Constituyente decidiera en algún momento adelantar las elecciones, iríamos todos», lanzó.
La Asamblea Nacional Constituyente es el organismo creado por el Ejecutivo e integrado solo por el oficialismo que legitimó a Maduro. El dirigente chavista está en contra de la posición que tomó la Asamblea Nacional, el Parlamento, que sí tiene representantes de la oposición y busca impedir que el jefe de Estado asuma.
El presidente venezolano denunció que la AN está «conspirando» contra la revolución bolivariana, aunque advirtió que va a derrotar «todos los complots y planes conspirativos».
Un foco de conflicto internacional de Venezuela es el que enfrenta con los países miembros del Grupo de Lima. Los diplomáticos también están en contra de la asunción de Maduro, en línea con la oposición al chavismo.
«Les exigimos una rectificación de sus posiciones sobre Venezuela en 48 horas o el Gobierno de Venezuela tomará las más urgentes y crudas medidas diplomáticas para la defensa de la integridad la soberanía», explicó Maduro.
El mandatario tomará posesión del mando luego de ganar las elecciones de mayo por considerarlas fraudulentos ya que los principales líderes de la oposición estuvieron inhabilitados para presentarse o presos.
En la misma conferencia, Maduro fue lapidario con Mauricio Macri a quien llamó«destructor de la Argentina». «Es un hombre repudiado que no puede salir a una esquina», lanzó.
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