Con una participación histórica, estimada en hasta 200.000 personas, el Budapest Pride celebró su 30ª edición desafiando la prohibición del gobierno de Viktor Orban. A pesar de las amenazas de consecuencias legales, la marcha se desenvolvió en un ambiente festivo y pacífico, con banderas arcoíris y consignas a favor de los derechos del colectivo LGBTIQ+.
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EN DESAFÍO A LA PROHIBICIÓN
La movilización superó ampliamente el récord anterior de asistentes a pesar de la reciente legislación que prohibió estos eventos, promovida por el partido gobernante Fidesz. La marcha contó con el apoyo de políticos europeos y europarlamentarios, y la decisión del ayuntamiento permitió su realización, evitando así la exigencia de permisos nacionales.
CONTRA EL RETROCESO DEMOCRÁTICO
A pesar de incidentes menores con protestas ultraderechistas, la intervención policial se centró en contener grupos y evitar enfrentamientos. La participación masiva refleja la oposición de la ciudadanía a la prohibición gubernamental, calificando la protesta como un acto de resistencia colectiva contra el retroceso democrático.
APOYO INTERNACIONAL
El evento contó con el respaldo de 33 países, incluida la mayoría de los miembros de la Unión Europea. Varios europarlamentarios solicitaron mayor firmeza de la UE frente a las restricciones a los derechos civiles en Hungría. A pesar de la hostilidad, Budapest emergió como epicentro de la visibilidad y la reivindicación de los derechos fundamentales, desafiando las políticas anti-LGBTIQ+ de Orban.
(Con información de AFP, AP, EFE y Reuters)