Con pañuelos color violeta en sus cuellos y puños, y colgados de los alambrados de sus quintas, las trabajadoras rurales de todo el país reclamaron hoy, en el Día de la Mujer Rural, contra el machismo en el campo y en repudio a los femicidios de dos campesinas en lo que va del año.
«Queremos decir ´basta´ y pedir justicia por Lucía (Correa) y por Roxana (Masala), víctimas de femicidio, y por todas las compañeras golpeadas, las humilladas, las compañeras en territorios donde la violencia se naturaliza», expresó a Télam Rosalía Pellegrini, coordinadora general de la Secretaría de Género de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT).
La dirigente afirmó que «estamos totalmente abandonadas, somos las que producimos los alimentos que come todo el pueblo y vivimos la violencia de género más cruda, que termina con nuestras vidas, y una vida de exclusiones: exclusiones de las políticas públicas, excluidas del acceso a la tierra, excluidas de manejar los ingresos por nuestra verdura y excluidas al momento de elegir el modelo de producción en nuestras tierras».
«En el campo, cuando alguna mujer agricultora quiere hacer una denuncia se encuentra con que el móvil de la policía, del 911, no entra por el estado de los caminos rurales, comisarías de la mujer en territorios rurales no hay y las dependencias existentes no toman la denuncia, aunque por ley deberían hacerlo», detalló.
Rosalía afirmó que «en un día donde por el Día de la Mujer se recibe el típico saludo que romantiza la mujer en el campo con imágenes que circulan en Clarín y en Bayer Monsanto donde muestran mujeres rubias y blancas, quisimos mostrar la verdadera cara de la mujer trabajadora rural y la violencia de género que sufre».
La protesta de hoy, exhibiendo pañuelos violetas en sus cuerpos y en los surcos de la tierra que trabajan, buscó recordar a Lucía Correa Arenas, asesinada por su pareja en el cordón hortícola de La Plata; y a Roxana Masala, del MTE Rural de Jujuy.
María Carolina Rodríguez, de la UTT La Plata, contó a esta agencia que Lucía «fue asesinada hace 3 meses por su compañero con un disparo en el estómago, frente a su hijito».
«Hoy, con esta protesta, queremos sacar el machismo del campo, queremos justicia», reclamó.
Para Rosalía «en el campo las mujeres trabajamos el doble: en la casa, garantizando el cuidado de los integrantes para que al día siguiente puedan estar listos para producir un cajón de tomate y en la misma quinta; hay un doble trabajo no reconocido», sostuvo.
Y explicó que «los varones terminan decidiendo por un modelo de producción que criticamos basado en agrotóxicos, en la dependencia de multinacionales que te dicen qué semilla sembrar, cómo vas a curar una plaga y cómo vas a fertilizar, dependiente de corporaciones de varones que apelan a la mentalidad machista de nuestros compañeros».
Rosalía contó que desde la UTT capacitan a mujeres como Promotoras de Género en territorio y que «llevan al territorio lo que debería hacer el Estado».
«Somos psicólogas populares, abogadas populares y terminamos salvando vidas», dijo, y destacó que «somos campesinas que en algún momento hemos sufrido violencia y podemos hablar de igual a igual con esa compañera que es víctima de violencia».
Explicó que dictan talleres de Género «mixtos» en los que «ha pasado que algún compañero agricultor nos dice: – nunca nadie me habló así, y es que el patriarcado no es una historia de buenos y malos, es una cultura inserta en todos y todas».
«A ese agricultor lo criaron diciendo que tenía que trabajar brutalmente 16 horas y tenía que buscarse una mujer para que limpiara las cosas y así podía seguir produciendo al día siguiente, sin poder decidir sobre nuestros derechos, el respeto al otro u otra», detalló.
Rosalía afirmó que «el feminismo es empezar a construir relaciones igualitarias».
«Hoy salimos con nuestros pañuelos, en cada chacra, en cada quinta, surco o maquinaria, para decir que en esto estamos juntas, no estamos solas, y estamos organizadas», concluyó.
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