El ex ministro de Transporte de Rusia, Roman Starovoit, fue encontrado muerto en su coche en las afueras de Moscú luego de ser cesado abruptamente por Vladimir Putin. Las autoridades barajan la posibilidad de suicidio, pero su caída en desgracia vinculada a un caso de corrupción deja más preguntas que respuestas en el opaco entramado del poder ruso.
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Ingeniero de formación, Starovoit era hombre de confianza de Putin y su gestión eficiente en la Agencia Federal de Carreteras lo llevó a dirigir la región de Kursk, estratégica por su ubicación geográfica. Sin embargo, su destitución repentína y su conexión con un escándalo de malversación alimentan la sospecha de un final forzado.
La caída del ministro estaría vinculada a un caso de corrupción que involucra a su sucesor en Kursk, Alexey Smirnov, arrestado por presuntamente desviar fondos durante la construcción de fortificaciones fronterizas. Se ha especulado que Starovoit también estaría implicado en este esquema de corrupción.
Estas circunstancias han generado especulaciones sobre la verdadera causa de su muerte, especialmente por los antecedentes de otros altos cargos y oligarcas en Rusia. La relevancia de Starovoit en un momento crítico para el transporte ruso, con ataques ucranianos afectando la red de transporte, hace que su repentina muerte sea objeto de gran interés e incertidumbre en el país.