Mitos alimentarios en la Antigüedad: del temor griego a las frutas frescas al miedo romano a la albahaca

La percepción actual de una dieta saludable difiere considerablemente de la visión de la Antigüedad, donde alimentos como las frutas frescas y la albahaca generaban recelo e incluso temor entre médicos y pensadores. En el mundo grecorromano, la ciencia de la alimentación se basaba en la observación directa de los efectos de los alimentos en el cuerpo, sin considerar conceptos modernos como las vitaminas. La teoría de los humores, que clasificaba los alimentos según sus cualidades, influía en las recomendaciones sobre qué alimentos eran saludables o peligrosos. Además, la falta de refrigeración y los estándares de higiene diferentes a los actuales también influían en la percepción de los riesgos alimentarios.

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MECANISMOS DE OBSERVACIÓN

Los médicos antiguos observaban cuidadosamente las reacciones del cuerpo ante cada alimento, considerando que la dieta funcionaba como herramienta para preservar la armonía interna. En ese contexto, las frutas frescas, especialmente las variedades blandas y húmedas, generaban desconfianza debido a su rápida descomposición. La creencia de que la fruta se descomponía en el estómago y podía provocar daños internos estaba arraigada en la antigüedad.

EL MIEDO A LA ALBAHACA

Por otro lado, la albahaca representaba auténtico temor entre los médicos antiguos, llegando a considerarse ‘venenosa’ debido a observaciones y teorías que sugerían su toxicidad. La rápida descomposición de la albahaca, junto con la aparición de larvas o insectos, reforzaba la idea de que su consumo era potencialmente peligroso. Esta desconfianza persistió durante siglos y fue influencia en textos médicos y herbolarios hasta bien entrada la Edad Media.

LÍMITES EN EL CONSUMO

En cuanto a las lentejas, su consumo debía ser limitado, ya que se creía que su abuso podía alterar el equilibrio corporal si se ingerían en exceso. Los médicos grecorromanos advertían sobre los efectos de su consumo excesivo, asociándolo con flatulencias y otros trastornos digestivos. Además, la dieta estaba profundamente vinculada a la moral y la identidad social, siendo el exceso de ciertos alimentos considerado incompatible con el ideal de autocontrol valorado por filósofos y médicos.

DIFERENCIAS SOCIALES Y RIESGOS

La dieta romana también reflejaba marcadas diferencias de clase, ya que los alimentos hoy simbolizan la dieta mediterránea eran más accesibles para la élite. Sin embargo, tanto ricos como pobres estaban expuestos a los riesgos de intoxicación alimentaria. Hoy en día, estas frutas, lentejas y albahaca son recomendadas como parte de una alimentación equilibrada, lo que representa un cambio significativo respecto a cómo eran percibidos en la antigüedad.