Un grupo de investigadores del Museo de Historia Natural de San Rafael, del Conicet, de la UTN y de Estados Unidos llevan adelante una nueva y más amplia investigación en un sitio arqueológico de San Rafael situado a 3.400 metros de altura, en plena Cordillera, donde hay restos de poblaciones de hasta 1.500 años de antigüedad.
Denominado «El Indígeno», se ubica en el faldeo del volcán Overo, entre las nacientes de los ríos Diamante y Atuel, donde se habían contado unas 130 estructuras habitacionales o «pircas».
Fue hallado a inicios de la década de ’70 por un grupo de andinistas que avisaron al doctor Humberto Lagiglia, pionero de la arqueología del Sur mendocino y fundador del Museo, que hizo dos breves campañas al lugar, la última en 1994.
Con los pocos recursos y personal con que contaba en ese momento relevó el lugar y extrajo materiales con algunas excavaciones. Su trabajo permitió determinar que por esa zona hubo poblaciones entre 400 y 1.500 años atrás.
Esta tercera exploración a ese «sitio arqueológico de altura», como se lo conoce en la jerga científica, es financiada conjuntamente por la Fundación Williams, el Conicet y la Universidad de Reno de EE.UU.
El grupo integrado por más de 20 personas, incluidos baqueanos y documentalistas (que ya bajaron), iniciaron la incursión el 2 de febrero y retornarán el próximo sábado.

Nuria Sugrañes, doctora en arqueología e investigadora de la Unidad Ejecutora Conicet – UTN en convenio con el Museo, explicó a Canal 6 que «la idea es poder relevar todas esas estructuras y excavar algunas para continuar conociendo cómo habitaban esos ambientes de altura y tan extremos». Por lo pronto, adelantó la científica, «se encontraron nuevas estructuras, o sea que el sitio se agranda, lo que implica que mucha gente en ese momento pobló ese lugar no al mismo tiempo, pero fueron ocupando el espacio particularmente por caza de guanacos y para explotar recursos de altura. Solamente está accesible en verano, entonces seguían a las comunidades de guanacos que subían a las alturas para buscar la comida y escapaban un poco del calor de la planicie».
Gracias al trabajo de Lagiglia se estima que era un lugar de intercambio entre poblaciones de ambos lados de la cordillera, ya que se han encontrado cerámicas originarias de la zona central de Chile y del piedemonte o planicie de Mendoza.
«Se considera como un lugar donde se juntaban a intercambiar materiales, comidas, vasijas, cueros, plumas, entre otras cosas. La cordillera no era un límite en ese momento, sino un espacio más del territorio que era compartido por distintas comunidades», destacó Sugrañes.
Los investigadores que se encuentran en el lugar llevarán a San Rafael material para ajustar con mayor detalle la antigüedad de esos asentamientos humanos y obtener más información de cómo era la vida en esa zona.
La arqueóloga dijo que la mayoría de los análisis de ese material se harán en el Museo de Historia Natural y en la UTN por el equipo local. El resto en el exterior, para lo cual ayudarán los investigadores de Estados Unidos.
Debe estar conectado para enviar un comentario.