Todo está casi listo para la Gran Megafinal de mañana. Como este partido no tiene precedentes, River preparó un operativo de prevención con un equipo conformado por 9 ambulancias, 24 puestos sanitarios y más de 150 profesionales de la salud. Además, el estadio Monumental contará con 16 desfibriladores externos automáticos listos para ser utilizados en caso de una emergencia (ojalá no hagan falta). El otro operativo, el de seguridad, tendrá la asombrosa cifra de 2000 efectivos afectados al partido.
Después del vibrante, emotivo y bien jugado 2-2 en la Bombonera hubo una sucesión de noticias, casi de manual. Boca confirmó el desgarro en el isquiotibial izquierdo de Pavón. La Conmebol designó al uruguayo Andrés Cunha como árbitro. Ponzio recibió el alta médica. habló el Muñeco Gallardo por primera vez después de la primera final: «La salida al balcón con los hinchas fue desahogo. La sensación de no estar (en la Bombonera) fue horrible». El equipo de Guillermo, con Andrada en el arco, le ganó 1-0 a Patronato por la 13a. fecha de la Superliga. Y el Mellizo también dijo lo suyo: «Lo que hay que lograr es que el jugador, sea joven o grande, esté preparado para jugar esta final».

Carlitos Tevez asumió su liderazgo e invitó al plantel a comer un asado en su casa, al tiempo que buscó meterse de cabeza en el equipo para la final. Nahitan Nandez y Wilmar Barrios también dieron una conferencia en Casa Amarilla. Hubo controles antidóping «sorpresa»en los dos campamentos. Scocco quedó descartado por una «lesión muscular» (léase desgarro) en el gemelo derecho.
El plantel de River se trasladó a Cardales y el de Boca fue despedido en una Bombonera colmada de hinchas, con miles de personas afuera que no pudiendo entrar. Una verdadera fiesta que de milagro no terminó mal por el exceso de gente en un jueves laborable. El presidente Macri jugó su propio Superclásico en Olivos con ex futbolistas de ambos equipos. Y uno de los tres fiscales (Norberto Brotto) allanó y encontró entradas investigando lo que no casi nunca se descubre: quiénes manejan el negocio de la reventa.

Lo que resultó insoportable fue el jueguito a las escondidas que jugaron ambos entrenadores. Gallardo probó con cinco defensores, con cinco mediocampistas, con Mora al lado de Pratto. Y hasta con Pinola atajando penales… Guillermo también se prendió y no se quedó atrás: nunca confirmó a Andrada, puso al pibe Almendra en el medio y probó con Tevez, Zárate, Benedetto y hasta con el «indultado» Cardona adelante. Un jueguito que buscó esconder las formaciones, como si Gallardo no supiera cómo formará Boca y Guillermo cómo saldrá River… Los movileros de televisión se repitieron y se contradijeron a más no poder (y no por sus culpas). Más allá de nombres, tácticas y estrategias prevalecerá el juego de River o las individualidades de Boca. O los imponderables.
Fuente: Clarín
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